En la década del 90, la industria naval no escapó al proceso de desindustrialización que atravesaron otros sectores. La crisis que venía sufriendo desde mediados de los años 80 se profundizó con el cierre de astilleros y talleres navales dedicados a la construcción de buques. La consecuente eliminación de puestos de trabajo ocasionó que operarios especializados, técnicos e ingenieros navales perdieran su empleo y migraran hacia otras industrias.
Después de un paréntesis de más de diez años, la industria naval está en plena reactivación. Varios astilleros reabrieron sus puertas y demandan mano de obra calificada y profesional.
"Estamos teniendo inconvenientes para conseguir soldadores de buena calidad, caldereros y, fundamentalmente, supervisores e ingenieros que estén en las plantas", explica Horacio Martínez, presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA). Pero los ingenieros navales escasean. Es que, durante años, ante una industria inactiva, muchos de los jóvenes que proyectaban estudiar Ingeniería Naval se inclinaron por otras profesiones, más rentables.
"Al no haber demanda laboral, las expectativas de los estudiantes se reducían y eso achicaba la matrícula. Solamente enfrentaba el desafío de ser ingeniero naval aquel que tenía una vocación muy fuerte", explica César Legaspi, director del Departamento de Ingeniería Naval de la Universidad Tecnológica Nacional.
Mientras en la década del 70 en la UTN se recibían 30 ingenieros navales por año, acompañando la gradual contracción del sector, el promedio se fue reduciendo a seis graduados, hasta alcanzar la cifra de dos ingenieros por año en la década del 90. En los últimos dos años, a medida que la ocupación en el sector mostró indicios de recuperación, la matrícula aumentó.
Según las proyecciones de la UTN, en los próximos cuatro años habría un promedio de cinco graduados por año, y en 2010 se elevaría a ocho. En la Universidad de Buenos Aires el panorama es similar, según Mario Colpachi, director del Canal de Experiencias de Arquitectura Naval de la Facultad de Ingeniería.
"Ahora hay una demanda creciente y eso estimula mucho a los estudiantes. En 2005, en el curso de ingreso hubo 50 alumnos, y eso es mucho; calculamos que dentro de 2 años vamos a llegar a nuestro promedio histórico y se graduarán siete ingenieros."
En un escenario en el que la demanda laboral supera la oferta en una proporción de 3 a 1, y ante la absoluta falta de técnicos para trabajos formales o en el marco de pasantías, los ingenieros y estudiantes de Ingeniería Naval gozan de plena ocupación. La demanda está centralizada en las empresas armadoras, los astilleros y los estudios de ingeniería. Es que son una pieza clave en el diseño y desarrollo de la producción de buques, así como de embarcaciones deportivas, recreativas, de turismo y pesca costera. En estos momentos, los 20 estudiantes que cursan entre tercero y sexto año de la UTN y el ciento por ciento de los alumnos de la UBA están trabajando.
Proa a la ingeniera naval
En la Universidad de Quilmes la tendencia se confirma. "Hay mucha demanda, no sólo en lo que se refiere a los astilleros de barcos de vela o de motor, también empezamos a recibir pedidos de alumnos o egresados de las carreras para trabajar en astilleros en el área de construcción de buques", explica Héctor Longarela, director de la carrera de Arquitectura Naval, que cuenta con un promedio de 10 egresados por año, y en el último cuatrimestre anunció un crecimiento del 18 por ciento en la cantidad de inscriptos.
Para acompañar el desarrollo del sector, la FINA sugirió al Instituto Tecnológico de Buenos Aires que considerara la posibilidad de recrear la carrera de Ingeniería Naval. Se teme que el limitado número de profesionales se convierta en una traba para la competitividad del área.
"Quizá con la gente que tenemos hoy nos arreglamos. Pero estamos viendo que a cinco años vista se van a multiplicar las inversiones en la industria naval, y sabemos que el cuello de botella en materia de recursos humanos va a ser fatal", concluye Martínez.
María Inés Viturro
Operarios, se buscan
Tras el cierre de las escuelas de aprendices y de formación técnica, en la industria naval faltan supervisores, técnicos navales, caldereros, oxigenistas, soldadores, carpinteros de ribera, mecánicos y electricistas navales."La recuperación de los técnicos es la más difícil, porque no sólo hace más de 10 años que no hay egresados, sino que no hay donde estudiar, pues las escuelas industriales para técnicos navales no existen.
Si hoy se pusieran en marcha, dentro de 4 o 5 años tendríamos los primeros egresados, que necesitarían otro tiempo similar para tener una mínima experiencia", explica Omar F. Petracco, presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Naval, que considera vital la puesta en funcionamiento de la educación técnica profesional como parte del sistema educativo nacional.
Con respecto a la falta de operarios especializados, Petracco considera que en el término de un año se podrían reconvertir operarios de otros sectores, por ejemplo de la industria metalúrgica. En este sentido, mediante un acuerdo firmado entre la FINA y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en el marco del programa Más y Mejor Empleo, 610 jóvenes de entre 18 y 22 años fueron capacitados en cinco astilleros y formados como caldereros, soldadores, carpinteros, electricistas y mecánicos especializados en industria naval.
La Nación-Domingo 4: Industria naval: requieren más ingenieros
Después de varios años de crisis, astilleros y talleres dedicados a la construcción de buques están reabriendo sus puertas, y les resulta difícil conseguir profesionales y mano de obra calificada.