Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

La Nación: Editorial I: Investigación científica e inversión

Un carácter esencial distintivo de los países altamente industrializados y de aquellos que están avanzando con firmeza en un proceso de desarrollo, radica en el rol que ha adquirido en y para ellos la investigación científica y tecnológica. Las innovaciones que han logrado producir esas naciones en campos tan íntimamente relacionados de la creación humana han incidido significativamente en la posición que han ganado en el mundo. Desde luego, una sociedad generadora de nuevos conocimientos requiere, para ser posible, inversiones adecuadas y continuas.

Nuestro país, que en 1958 pudo instituir un sistema consagrado a la investigación y en el cual trabajaron nada menos que tres premios Nobel, junto con una pléyade de brillantes hombres de ciencia, tras ese comienzo auspicioso declinó con las consecuencias conocidas: reducción de planes, éxodo de personal calificado, políticas sectoriales erráticas.
El actual gobierno viene planteando de manera promisoria su apoyo a la investigación en tanto se trata de una cuestión de prioritaria importancia para promover el desarrollo del país.
Para alcanzar esa meta deben sumarse aportes y propuestas de fuente estatal o privada. Recientemente se han dado a conocer informaciones positivas acerca de la probabilidad de contribuciones de esa clase provenientes plano empresarial.
Al respecto, un organismo oficial, la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Secyt) está llevando a cabo una precisa encuesta de la inversión privada. Para concretarla ha tomado como puntos de referencia los procesos novedosos de producción y de administración, los lanzamientos de productos nuevos, las compras de software y hardware, de maquinarias y de equipos.
Sobre esas bases y, de acuerdo con las verificaciones efectuadas, la inversión privada ha crecido un 38,1% entre 2002 y 2003 y un 70% entre 2003 y 2004. No obstante su importancia, estos indicadores tendrán que ser confirmados en el tiempo, si bien marcan desde ya una tendencia favorable para tener en cuenta. Por otra parte, la Agencia Nacional de Promoción Tecnológica, que financia parcialmente proyectos innovadores de carácter privado, ha otorgado con ese propósito 40 millones de pesos en 2003 y 180 millones en 2004. Considerando que estos aportes oficiales deben tener como contrapartida de la empresa solicitante una inversión equivalente -por lo menos-, las cifras señaladas permiten apreciar, también, un crecimiento alentador.
Las noticias son, pues, promisorias. Habrá que esperar que los avances que hoy se están insinuando tengan la necesaria continuidad, porque los verdaderos logros son frutos que reclaman políticas estables y esfuerzos de largo aliento.

Contenido relacionado