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La Nación: Editorial II: Más chefs que médicos

La Asociación de Instituciones de Gastronomía de la Argentina (Aiegra) ha informado acerca de la notable demanda que se viene produciendo en las carreras destinadas a formar chefs en nuestro país. Según esta entidad, el año último egresaron 6000 estudiantes y el total de alumnos asciende, en la actualidad, a 13.000. Estas cifras se pueden comparar con la totalidad de egresados de algunas carreras universitarias: 5400 médicos, 4300 arquitectos, 3500 psicólogos y 3500 ingenieros.

El alto número de egresados responde a necesidades del mercado. De acuerdo con los datos de Aiegra, el año último se crearon 16.000 puestos de trabajo en esa especialidad, que se vincula con el crecimiento en la cantidad de restaurantes, bares, cafés, hoteles y empresas de servicios, en buena medida alentado por el creciente turismo.

Este desarrollo constituye un fenómeno que tiene una década de antigüedad y las cifras actuales se pueden comparar con las de diez años atrás, cuando los aspirantes no pasaban, en total, de 600. La mayor parte de los estudiantes de gastronomía son varones, con edades que rondan los 24 años, y el 60 por ciento trabaja mientras cursa la carrera para pagar sus estudios.

Son muchas las familias que no consideran esta especialidad como una carrera, porque los patrones tradicionales están dirigidos a las profesiones universitarias clásicas. Pero sobran los motivos para celebrar este triunfo del pragmatismo, por encima de los modelos corrientes, lo que contribuye a superar las saturaciones y los conflictos que todos conocemos. Estos jóvenes que aprenden a cocinar saben que están eligiendo bien, porque estudian algo que les gusta además de ofrecerles perspectivas económicas razonables o más que razonables, según los casos.

Este fenómeno puede verse de muchas maneras. Una de ellas se relaciona con la capacidad de percepción de la gente. En la búsqueda de salidas laborales cada vez más difíciles y duramente castigadas por el desempleo se encuentran los medios alternativos que hacen posible alcanzar resultados positivos no corrientes.

También debe verse en esto el debilitamiento de algunas imposiciones o fórmulas familiares que pueden reconocerse fácilmente como agotadas.

El 16 por ciento de los estudiantes de gastronomía es extranjero, proveniente, en general, de países latinoamericanos. Esto se constituye, una vez más, en una prueba clara de la calidad de los estudios que aquí se dictan.

Poder elegir y decidir con libertad es un admirable privilegio, que se produce, por fortuna, en un ámbito de estudios que no siempre recibe las consideraciones que merece. Sobran las razones para elogiar a todos los que participan de este notable crecimiento. 

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