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La Nación: Editorial II: Saludable iniciativa para los jóvenes

El ministro de Defensa, José Pampuro, con la colaboración de su par de Educación, Daniel Filmus, ha implementado el programa Servicio Cívico Voluntario destinado a la formación técnica de 6000 jóvenes de entre 18 y 23 años, que se incorporarán a los cuarteles militares para aprender oficios en cursos de nueve meses. En efecto, quienes deseen participar de esta tan novedosa como necesaria experiencia recibirán la capacitación como electricistas, jardineros, sastres, cocineros, pintores, talabarteros, carpinteros, mecánicos, ayudantes de enfermería, herreros o bien como auxiliares de oficinas.

22 de marzo de 2005, 12:30.

El ministro Pampuro señaló que intentan recrear, en cierta manera, las escuelas de aprendices y destacó que el Ministerio de Educación "intervendrá diseñando la currícula y suministrando profesores, porque lo que sucede es que hay muy buenos técnicos y artesanos que se están por jubilar y no podrán transmitir su experiencia; es como una cadena que se corta". Lo que se busca con el proyecto es, en definitiva, posibilitar la transmisión de dichos conocimientos a las nuevas generaciones.

La primera etapa de ese plan se iniciará en Mendoza, donde 500 jóvenes de ambos sexos serán asimilados en las guarniciones de esa provincia, donde cumplirán un horario de 8 a 17 a cambio de una paga que rondará los 300 pesos. El costo del programa ha sido estimado en unos 12 millones de pesos anuales, que no es tanto para un proyecto que tiene como objetivo educar, crear un ámbito en el que se puede aprender un oficio, sobre todo en algunas regiones del país.

Los voluntarios no se alojarán en las unidades militares donde recibirán la instrucción básica, sino que pernoctarán en sus hogares. En este sentido, cabe mencionar que quienes se inscriban para participar del proyecto no recibirán instrucción militar. Sin embargo, se les proveerá uniformes, vestuario y alimentación.

La idea es aplicar el programa en todo el país y, según la región, será una de las Fuerzas Armadas la que tenga a su cargo la capacitación de los jóvenes. Así, por ejemplo, en Bahía Blanca y Punta Alta será la Armada la que asuma dicha responsabilidad; en Campo de Mayo, el Ejército, y en El Palomar, la Fuerza Aérea.

Los voluntarios permanecerán encuadrados en la disciplina militar durante la duración de su contrato de dos años, que eventualmente podría prorrogarse para aquellos que deseen seguir prestando servicio en alguna de las fuerzas.

La iniciativa del ministro Pampuro debe ser bienvenida, ya que constituye un mecanismo apto para sacar de la calle a un número considerable de jóvenes sin trabajo que tendrán, a partir de la capacitación recibida, la posibilidad de reinsertarse en la vida laboral, además de obtener el título de educación secundaria.

En consecuencia, el programa Servicio Cívico Voluntario no sólo representa una buena oportunidad para acercar, como ya ocurrió en otras oportunidades, a las Fuerzas Armadas con la sociedad civil, sino también para contribuir a resolver el enorme problema que representan los jóvenes que no estudian ni trabajan.

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