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La Nación: Editorial II: Valiosa red informática para científicos

Clara (Cooperación Latinoamericana de Redes Avanzadas) es una asociación civil que agrupa a diez redes académicas del continente y ofrece una estructura de comunicación informática de alta capacidad para los investigadores científicos, siendo, al mismo tiempo, una plataforma de pruebas para nuevas tecnologías.

29 de marzo de 2005, 13:22.

La Red Teleinformática Argentina (Retina), que integra ese sistema, permite a los estudiosos de nuestro país dialogar, en forma directa, con colegas que pueden estar ubicados en lugares sumamente alejados. Cuatro facultades de la Universidad de Buenos Aires; las universidades de San Martín, La Plata, el Litoral y La Matanza; varias regionales de la Universidad Tecnológica Nacional, y distintos institutos del Conicet forman parte de esta red, cuya velocidad de transmisión de datos es muy superior a la que puede brindar Internet, ofreciendo, además, imágenes de primera calidad.

Es casi innecesario señalar lo que significa para un investigador científico comunicarse en forma inmediata y directa con los distintos centros de nuestro país, evitando viajes que pueden ser largos y costosos. La conexión se extiende, por otra parte, a todos los centros del mundo, con los cuales se suelen alcanzar notables acuerdos, como lo sucedido con un software realizado por un grupo de ingeniería norteamericano empleado para resolver problemas complejos en el polo petroquímico de Bahía Blanca, además de generar nuevos proyectos.

Un investigador que participa de este proyecto ha comparado los nuevos desarrollos en comunicaciones con lo que significaron los ferrocarriles en otras épocas. Podría extenderse la comparación y recordar cómo el gran despertar de la ciencia, a partir de los tiempos modernos, se hizo por medio de cartas, frecuentemente en latín, el lenguaje universal de los hombres cultos de la época. Esas cartas eran transportadas por medios frecuentemente precarios, y con ellas hombres como Galileo, Newton o Descartes transmitían sus hallazgos a quienes estaban en condiciones de entenderlos o a los que podían actuar como mecenas de sus trabajos de investigación.

El apoyo económico sigue siendo, como se sabe, el punto más débil de la investigación, pura y aplicada, en nuestro país, donde muchos intentos quedan detenidos por falta de las ayudas necesarias.

La colaboración que pueden prestar estas nuevas redes permite no solamente facilitar el trabajo común de los investigadores, sino también poner a la vista lo que no siempre se entiende con claridad entre nosotros, porque las nuevas tecnologías, las que no son solamente copias o adaptaciones de desarrollos existentes, constituyen uno de los motores esenciales del moderno progreso económico.

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