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La Nación. Editorial: Qué les interesa a los jóvenes

Un reciente sondeo realizado con el propósito de establecer qué grado de conocimiento poseen los estudiantes universitarios acerca de temas y conceptos políticos ligados especialmente a la década de los 90 ha revelado una llamativa ausencia de información, más sorprendente si se considera que las preguntas aludían a cuestiones comunes en el tratamiento de nuestro tiempo. Una conclusión provisional que se está abriendo camino relaciona ese desconocimiento con un fuerte desinterés por la vida política, a pesar de que los encuestados cursan estudios superiores y tienen acceso a numerosas fuentes de información.

09 de julio de 2004, 11:19.

El estudio ha sido cumplido por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, sobre una población de 610 alumnos de altas casas de enseñanza, oficiales y privadas. Al difundirse los resultados de este sondeo, se han formulado comentarios de distinto tipo. Algunos sectores interpretan que lo más llamativo es la dificultad que muestran los estudiantes para elaborar conceptos y expresarlos, lo cual implicaría un déficit de formación de la escuela media en lo relativo a las habilidades para armonizar el pensamiento y el lenguaje. En cuanto a la ya señalada indiferencia de los jóvenes por la política, muchos opinan que debe ser atribuida al grave deterioro moral que ha venido experimentando esa actividad en las últimas décadas. Los sectores juveniles experimentan un rechazo por aquello que tiene que ver con conductas impregnadas de corrupción. En verdad, la cuestión remite a otro interrogante: se plantea la necesidad de saber en qué vuelcan su interés los jóvenes en la actualidad.

La importancia que esa pregunta reviste es obvia, dada la conexión entre los reales intereses de la juventud y el futuro previsible de nuestra sociedad y de nuestro país. Es oportuno aludir, también, al sentido que se otorga al término "interés", que ha merecido distintas definiciones. A menudo se percibe una clara diferencia entre los intereses que se enuncian de palabra y los que se revelan en el comportamiento concreto de todos los días. Y también se advierte una significativa distancia o bien entre los intereses o deseos que se hallan en el nivel consciente y los que se encuentran en latencia. Cabe anotar, además, que si bien la encuesta se realizó con jóvenes que han dejado atrás la adolescencia y que exhiben ya cierta maduración en determinadas esferas de la conducta, en algunos de los entrevistados se advierte todavía que sus intereses se mantienen inestables, como lo reflejan hoy las estadísticas sobre deserciones y cambios de orientación de un buen número de estudiantes.

En ese margen de fluctuaciones influyen diversas variables: el ámbito social en que se mueven, la educación asimilada, los estímulos culturales del presente, los hechos políticos compartidos por los coetáneos. Estos últimos, lamentablemente, han sido frustrantes para la mayoría. Desde esta perspectiva, el desinterés político de los jóvenes tendría una fácil explicación. Esto muestra que quienes habitualmente se dedican a la actividad política están llamados a cumplir, aunque a veces no lo adviertan, un delicado papel pedagógico, en tanto que su función, si se cumple honesta y eficientemente, movilizará e interesará seguramente a los jóvenes. En cambio, si su tarea es negativa, generará escepticismo y desinterés. También concierne a los jóvenes apreciar que la democracia reclama conocimiento, participación y afán de fortalecer las instituciones con capacidad y conducta limpia, todo lo cual se opone a tomar distancia de la realidad y postergar las responsabilidades del ciudadano.

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