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La Nación: El abecé de la ciencia

Las malas noticias abundan, de eso no cabe ninguna duda. Lo que las hace más o menos soportables es que uno frecuentemente tiene la ilusión de que si se cambiaran algunas cosas la situación rápidamente podría empezar a mejorar. Pero la que hace unos días encabezó la primera plana de este diario resultó particularmente inquietante: aseguraba que en la Argentina más de 960.000 personas nunca fueron a la escuela y otras 3.695.830 no terminaron la primaria.

18 de agosto de 2004, 11:53.

Es decir que casi cinco de los aproximadamente 37 millones de personas que vivimos en esta parte del planeta carecen de la capacidad de leer, de comprender lo que leen o de expresarse con claridad. A éstos se suman los que, ya en la universidad, no pueden "expresarse, argumentar o entender una consigna".

No es difícil hacerse una idea de los sombríos augurios que deja entrever semejante panorama. Pero si esto sucede con el analfabetismo, a secas, el escenario empeora si se tiene en cuenta que vivimos en un mundo cambiante, en el que la ciencia y la tecnología no sólo avanzan a la velocidad de la luz, sino que además exigen respuestas que pueden complicar al más versado. Y esto no es algo que pueda revertirse de un día para otro...

En nuestras antípodas –no sólo en sentido geográfico–, hay quienes están poniendo manos a la obra para enfrentar con éxito este desafío: a fines de mes, el Instituto Chino de Investigación para la Popularización de la Ciencia dará a conocer una serie de guías para alfabetizar a casi mil trescientos millones de personas.

En 2002, el gobierno promulgó una ley de divulgación de la ciencia que insta a completar la gigantesca campaña para 2049, centenario de la creación de la República Popular China. Las guías son parte de ese plan de acción –en el que participarán maestros, científicos y funcionarios– con el que esperan poder asegurar que cada miembro de la población esté científicamente alfabetizado.

Según informa SciDev.net, en China la alfabetización científica es baja... pero está avanzando. Estudios nacionales realizados en 1992, 1994, 1996, 2001 y 2003 muestran que sólo el 1,98 por ciento de la población entiende conceptos científicos básicos, pero que esta proporción es un 40% más alta en 2003 que dos años antes... y diez veces mayor que en 1996.

Si es cierto, como se pregona, que la competitividad de los países dependerá cada vez más de la capacidad de su población de utilizar el conocimiento científico, todo indica que en estos temas la Argentina es un paciente con pronóstico reservado.

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