Casi sin dormir (pues aprovecharon el feriado de Semana Santa para "internarse" a practicar), pero con la moral bien alta, los cuatro estudiantes de la carrera de Ciencias de la Computación de la UBA que resultaron finalistas en la competencia mundial de la Association for Computing Machinery se embarcan hoy al mediodía hacia Shanghai.
Darío Fischbein, Hernán Bandura, Francisco Roslan y Pablo Heiber no caben en sí del entusiasmo. Y no es para menos: la participación en la final es un privilegio reservado para sólo 78 de los 3800 equipos que intervinieron en las eliminatorias regionales. Tras alguna inquietud por la falta de fondos para concretarlo, el viaje fue posible gracias al aporte de empresas, particulares, el Ministerio de Educación y la propia universidad.
Las empresas que ayudaron a que el viaje fuera posible son Motorola, Sistemas Bejerman, Fundación para el Desarrollo Tecnológico, Nec Argentina, Hewlett-Packard Company, y Hexacta, que además ofreció las oficinas y toda su infraestructura para el entrenamiento.
"La respuesta fue impresionante [tras la nota publicada por LA NACION] -dice Darío Fischbein, entrenador del equipo y veterano de la competencia-, tanto de la facultad como del Ministerio de Educación, como de las empresas que se acercaron y hasta de particulares que ofrecían su propio dinero. Fue emocionante."
"Nos vemos en una situación un poco inusual -cuenta el profesor Hugo Scolnik, del Departamento de Ciencias de Computación, que ayer a la mañana estuvo junto con los chicos en el despacho del doctor Guillermo Jaim Etcheverry, rector de la UBA -. Va a sobrar dinero. Entonces, con el acuerdo de las empresas donantes, del rectorado y del ministerio, nuestra idea es hacer un fondo para que la próxima vez no haya que iniciar de nuevo esta odisea."
Poco después de llegar a China, el jueves a la mañana, Fischbein, Roslan, Heiber, Bandura tendrán oportunidad de asistir a charlas de científicos, participar en dos sesiones de práctica para testear todo el sistema, intervenir en una competencia paralela para ir relajándose y de usar una supercomputadora de IBM en paralelo, de las más potentes que se hayan desarrollado.
La competencia es el 6 de abril. Consiste en una justa maratónica de cinco horas en las que deberán resolver entre ocho y diez problemas de naturaleza algorítmica "disfrazados" en un contexto de la vida real. Los equipos tienen que abstraer cuál es el problema, ver cómo podría resolverlo una computadora, volcarlo y verificar que ande bien. "Es una carrera contra el tiempo", asegura Fischbein, y más adelante agrega: "Tener contacto directo con investigadores de primer nivel es más que enriquecedor. Y también es muy bueno mostrar cuál es el nivel académico que tenemos".
Jaim Etcheverry concluye: "Siempre hemos apoyado estas iniciativas. Este año estábamos con tantas dificultades económicas que fuimos un poquito más reticentes, pero no bien confirmamos que era posible, enseguida sugerí que había que respaldarlos. Además de éste -subraya con innegable orgullo-, hay otros dos equipos de la UBA que están compitiendo como finalistas en torneos mundiales, uno de Derecho y otro de Ciencias Económicas."
Definiciones
Hugo Scolnik
"En los países a los que les va muy bien, este tipo de competencias son una ocupación full time. En cambio, ellos [por los estudiantes de la UBA] estudian, trabajan y sólo en los ratos libres se entrenan."
Guillermo Jaim Etcheverry
"A pesar de las dificultades, la UBA se mide con las mejores universidades del mundo. Además de éste, hay otros dos equipos en competencias internacionales del máximo nivel, uno de Económicas y otro de Derecho."