Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

La Nación: En la UBA, el 65% de los profesores tiene otro empleo

Lo que ganan no les alcanza; trabajan fuera de la docencia. No sólo la mayoría de los estudiantes necesita trabajar y dedica medio tiempo a sus carreras. Cada vez más, los profesores también son part-time.

13 de junio de 2005, 13:26.

Según los datos del último censo de docentes de la Universidad de Buenos Aires (UBA), realizado en 2004, el 64,8% de los profesores tiene, además, un trabajo remunerado no docente. Casi el 32% lo hace como autónomo, mientras que el 31% trabaja en relación de dependencia –lo que revela un aumento de cinco puntos respecto de 2000– y el 1,9% lo hace de ambas formas.

La gran mayoría de los profesores part-time da clases en las facultades de Derecho (el 86,9% tiene trabajo no docente), Ciencias Económicas (79,9%) y Psicología (76,7%). Es decir, carreras en las que el ejercicio profesional es tradicional y, a la vez, una de las salidas laborales más importantes.

Lógicamente, el porcentaje desciende a 40,1% en Ciencias Exactas y a 45,9% en Farmacia, donde las carreras académicas y de investigación vinculadas con la facultad son el camino más transitado por los graduados. Sin embargo, la multiplicación de los profesores part-time en muchos casos responde a la necesidad de sumar un salario razonable. Un docente con dedicación simple en la UBA puede ganar entre $ 100 y $ 350, sin contar antigüedad, por un cargo, que supone dictar entre 9 y 12 horas semanales de clase, sin obligación de hacer investigación.

Según la cantidad de cargos y dedicaciones que se pueden acumular por reglamento, un profesor de mediana edad, con unos diez años de antigüedad, puede redondear unos $ 1000 mensuales. Por eso, muchos optan por sumar horas de clase en otras universidades -como las privadas o las públicas del conurbano-, en las que facturan como autónomos.

En el nivel nacional, la situación es similar. Los docentes con dedicación simple constituyen el 61,9% de las plantas de profesores de las universidades nacionales -cifra en aumento desde 2001-, mientras los que tienen dedicación exclusiva sólo alcanzan al 13,1 por ciento.

"Hay dos grupos de poblaciones diferentes. En carreras profesionales es saludable que haya profesores part-time, porque la experiencia profesional es importante. Pero otros docentes acumulan dedicaciones simples porque para la universidad es más barato tener varios docentes simples que uno exclusivo", dijo a LA NACION Daniel Ricci, secretario general de la Federación de Docentes Universitarios (Fedun). 

Tradición

El fenómeno preocupa. La escasez de profesores que pasen tiempo en las facultades, atiendan consultas de los alumnos fuera de las clases y participen en reuniones con otros docentes, va minando los cuerpos académicos, la discusión en las cátedras y la formación de nuevos docentes. Los propios profesores critican la ausencia de una política de atracción y retención de los docentes en la universidad.

"Un contador puede ganar en 20 horas de trabajo profesional lo que como auxiliar docente en la UBA gana en un año", sintetizó un profesor.

En algunos casos, la propia tradición de las disciplinas favorece la actividad profesional de los docentes. "En el país, las carreras profesionales, como Derecho, tienen una tradición extendida de docentes que realizan actividad profesional fuera de la facultad. Es un modelo de enseñanza", dijo Gonzalo Alvarez, secretario académico de la Facultad de Derecho de la UBA. Aunque aclaró que "es bueno que los estudiantes se formen con docentes que tienen actividad profesional", reconoció que "el actual porcentaje de profesores con dedicación exclusiva no es suficiente". Menos del 10% de los 1000 docentes de esa casa la tienen.

Para Carlos Cruz, profesor adjunto regular de Elementos de Derecho Penal, una materia anual troncal en la carrera, con cursos de unos 80 estudiantes, los beneficios de la tarea profesional en su estudio son claros: "Derecho Penal tiene un componente teórico y técnico muy importante, que hay que enriquecer con la experiencia profesional", dijo.

Los docentes que hacen investigación podrían, para Alvarez, contrapesar la presencia de los abogados profesionales en la formación. "Es importante que en la universidad los estudiantes cuenten con un espacio que no tenga contacto con la corporación profesional, para que ellos puedan ser un factor de cambio, poner en cuestión el ejercicio de la profesión y no sólo reproducir lo que se hace", dijo.

Otro factor, además de las remuneraciones poco atractivas, se enlaza para que los abogados elijan primariamente la actividad profesional: "En el Derecho hay una interrelación entre la academia y los sectores profesionales. Construir prestigio en un sector ayuda a obtener ascensos en el otro", dijo Alvarez. 

Sin política de largo plazo

"Dar clase no es sólo estar frente al aula. Exige investigar, adecuar los conocimientos, acompañar el proceso de aprendizaje de los alumnos, demanda preparación y tiempo. Pero, si no hay un sistema integrado que lo exija, se perjudica la enseñanza", dijo Juan Manuel Vázquez Blanco, secretario de Extensión de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

Según dijo, las dificultades presupuestarias "impiden tener un plan de formación de docentes con incentivos y una mirada de largo plazo. No se los puede retener ni atraer cuando les va bien en la profesión".

En muchos casos, incluso, se está produciendo la emigración de docentes hacia univesidades donde, a través del dictado de posgrados e invesgtigación, logran mejores sueldos que en la UBA.

La escasez de docentes full-time tiene efectos concretos en las aulas. "No hay horas de consulta de los titulares, los alumnos no los ven, no se hacen reuniones de cátedra. Se pierde la relación maestro-aprendiz como forma de transmisión del conocimiento. Hay docentes que trabajan ad honorem y se ponen la camiseta, pero eso está cambiando. Hoy existe una distancia ente los titulares de cátedra y sus colaboradores", dijo Héctor Chyrikins, profesor titular del grupo de asignaturas de Contabilidad y de Teoría contable, con dedicación simple, que además tiene su propio estudio.

"No se cuida a los recursos docentes, no hay una política de desarrollo ni de retención", dijo Chyrikins, y señaló, por ejemplo, la ausencia de becas para que los docentes más jóvenes hagan sus posgrados.

* Por Raquel San Martín, De la Redacción de LA NACION 

En el exterior hay más dedicación exclusiva

En las universidades privadas del país, los profesores con dedicación a tiempo completo son un fenómeno poco frecuente. En general, las instituciones tienen mayoría de profesores con baja dedicación, a quienes pagan por hora de clase, lo que permite acompañar los crecimientos o descensos de la matrícula. Sólo algunas pocas instituciones tienen una política específica de contratación de profesores full-time con exigencia de investigación. Es el caso de las universidades de San Andrés, Di Tella o Austral, que se caracterizan, además, por la menor cantidad de alumnos. La UCA está implementando un programa de aumento de las dedicaciones docentes.

Si se mira fuera del país, el caso argentino tiene pocos similares. En las universidades públicas de España, Francia, los Estados Unidos, y las más prestigiosas de Brasil, la tradición es tener un cuerpo de profesores con dedicación full-time que supera largamente las dedicaciones simples (en el caso francés, la cifra nacional llega al 80%). Además, normalmente se les exige mayor cantidad de horas de clase que aquí. En los Estados Unidos suele darse el caso de profesores que, tras haber hecho su carrera profesional, optan por un puesto a tiempo completo en una universidad, una manera de retirarse a un ámbito donde, aunque los sueldos son más bajos, pueden transmitir sus experiencias. 

Contenido relacionado