\"La idea sería comenzar la obra en enero próximo y que esté terminada en 12 meses\", explica el decano de la FCE, Carlos Degrossi, y agrega que \"en 60 días estaremos en condiciones de llamar a una licitación para seleccionar la empresa que se encargará de la construcción del edificio, y que deberá aportar la mitad restante del presupuesto, a cambio de la concesión del estacionamiento por 15 años. Ya hicimos sondeos y habría más de una firma interesada.\"
De este modo, la FCE prevé contar con un anexo de más de 5000 m2 en la estratégica esquina de la avenida Córdoba y Uriburu, junto a su sede central: \"Podremos brindar mejores condiciones de estudio para los 60.000 alumnos y 4000 profesores que se distribuyen apretadamente en aulas y pasillos, y eliminar los gastos de alquiler de otras tres sedes\", destaca Degrossi, el impulsor de la iniciativa.
Para los arquitectos Tristán Dieguez y Alex Fridman, al estar este proyecto sobre la avenida Córdoba, entre Uriburu y Junín, y enfrente a la plaza Houssay, representaba \"una situación urbana muy interesante, porque había que contemplar el tránsito de la avenida y las visuales desde y hacia la plaza\".
Integración
El programa de la FCE también establecía la necesidad de un proyecto para un edificio de 5800 m2 de superficie total; con un estacionamiento en tres niveles para 210 cocheras como mínimo, área administrativa, bar integrado a espacios comunes, salón de usos múltiples (SUM) para 600 personas y 30 aulas para 60 asistentes, entre otras instalaciones. Otros aspectos importantes fueron: el planteo no debía ser imitativo de la estructura existente, y la integración entre la obra nueva y la vieja se realizará mediante circulaciones. También se pedía que el SUM tuviera acceso independiente, un espacio público importante y visuales hacia la plaza, entre otras consideraciones.
Los arquitectos concibieron un proyecto en el que habrá dos volúmenes vidriados de cinco pisos, uno sobre la avenida Córdoba y otro sobre Uriburu, con un claustro central y circulaciones que vinculen la nueva estructura con la vieja.
\"El objetivo -explican- fue generar un pieza que complete la trama urbana, respetando la altura y las proporciones del antiguo edificio.\" Además, el claustro estará dentro del predio, será abierto sobre la avenida Córdoba, y tendrá visuales hacia la plaza Houssay, con una altura considerable para no ver el tránsito, y con acceso desde ambas arterias. Debajo estarán el SUM y las cocheras subterráneas.
Según Dieguez y Fridman, esta doble situación de claustro con vistas abiertas representa la transformación de los espacios de encierro que sufrieron las sociedades disciplinarias (descriptas por el pensador Michel Foucault) hacia las actuales sociedades de control con características abiertas (descriptas por Gilles Deleuze): \"El cambio de modelo de organización plantea el desafío arquitectónico de reemplazar el claustro por un nuevo tipo de edificio capaz de representar no sólo a la institución, sino también su relación con el resto de la estructura social\". En sintonía, el vínculo con el entorno se producirá también con las fachadas vidriadas, que no sólo permiten gran luminosidad, sino también esa integración visual.
En las aulas ubicadas en las plantas superiores, la circulación se realizará mediante pasillos con luz natural -una parte será abastecida por pasillos que miran al patio-, generando una interacción entre las dos funciones: el patio sirve como referencia espacial para quienes recorren el edificio, a la vez que el movimiento de la gente por los pasillos anima la vista desde el patio. El resto de las aulas es abastecida por circulaciones abiertas a un atrio con luz cenital. El patio puede cerrarse por las noches para facilitar su mantenimiento y evitar el deterioro.
Gran impacto urbano
Por otra parte, la implantación de un nuevo edificio anexo a la Facultad de Ciencias Económicas producirá una integración entre Universidad y ciudad muy distinta del aislamiento de la Ciudad Universitaria. No obstante, en esta zona, Buenos Aires ya cuenta con gran movimiento de autos y peatones, y en el futuro se sumarán otras 1800 personas por cada uno de los tres turnos diarios, y sin duda eso provocará cambios importantes. Norberto Ginevra, de la inmobiliaria Aranalfe, considera que \"si bien todos los locales entre Pasteur y Ayacucho están alquilados, la afluencia de público producirá un impacto positivo, porque mejoraría su valuación, especialmente hacia Uriburu\".
En tanto, varios de los comerciantes de la zona consultados piensan que se beneficiarán con el cambio porque consideran que sus ventas crecerán. De concretarse este proyecto, sería de una importancia muy grande para la comunidad, porque revitalizaría una zona céntrica un tanto degradada, aportaría un nuevo edificio para la educación universitaria y también significaría un hito en la forma de financiamiento, porque la mitad del presupuesto surgió del aporte de un ex alumno de la entidad, Daniel Nycz, que quiso agradecer la educación recibida. Para los arquitectos significaría la concreción de una obra a partir de un concurso y un desafío profesional. \"Cada concurso es importante más allá de la competencia, y nos obliga a estar actualizados y a reflexionar sobre arquitectura\", concluyen Dieguez y Fridman, que dejaron hace cuatro años un futuro promisorio en Estados Unidos para formar su estudio y hacer su aporte en nuestro país.
La integración del claustro es uno de los ejes del proyecto. Plantea desde lo arquitectónico una mirada diferente sobre la formación universitaria, al abrirse hacia el exterior armonizando lo más interesante del espacio circundante y el edificio original.
Esa conexión entre la construcción original y la nueva se materializa mediante escaleras y ascensores. Con aulas que balconean tanto hacia el interior como hacia la calle, el anexo, al estar elevado, elimina el ruido vehicular.
Entre los 90 proyectos presentados, el jurado, compuesto por los doctores Guillermo Jaim Etcheverry y Carlos Degrossi (FCE-UBA), los arquitectos Edgardo Minond y Alberto Varas (FADU-UBA), y los arquitectos Carmen Córdova y Silvia Hirsch (SCA), resolvió entregar el primer premio ($ 15.000) al estudio Dieguez-Fridman y su equipo: Brenda Levi, María Carranza, Mauro Accattoli y el asesor, ingeniero Sebastián Berdichevsky.
El segundo premio ($ 10.000) fue para los arquitectos Ignacio Montaldo, Eugenio L. Ottolenghi, y la arquitecta asociada, Silvia Colombo y colaboradores. El tercer premio ($ 8000) correspondió al arquitecto Diego Suárez y su equipo. La mención de honor fue para los arquitectos Pablo Rozenwasser, Valeria Migueles, Verónica Morello y equipo.