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La Nación: Hay más docentes que hace 10 años

La actividad creció un 25,3% y registró un pico de aspirantes a trabajar en la enseñanza durante 2001 y 2002. Hay 826.536 profesionales de la docencia trabajando en la Argentina. El 70% se desempeña en escuelas públicas y el 36% está empleado en la provincia de Buenos Aires.

05 de agosto de 2005, 14:23.

En una década en la que creció el desempleo en el país, la docencia marcó la tendencia contraria y hoy es el sector que más personal tiene contratado, después del comercio y la industria. Uno de cada 20 argentinos ocupados se dedica hoy a la enseñanza. Hay 826.536 docentes en el país, un 25,3% más que hace diez años; siete de cada diez trabajan en escuelas públicas y el 36% está empleado en la provincia de Buenos Aires.

Los datos –que acompañan el aumento de la conflictividad y los reclamos salariales de los maestros en cada vez más provincias– provienen del censo nacional docente que realizó el Ministerio de Educación en octubre y noviembre últimos, y que extendió sus preguntas a todo el universo educativo. El último relevamiento de este tipo se había realizado hace once años.

Del censo se obtuvieron, por ahora, datos generales. De los 826.536 docentes que se desempeñan en escuelas, el 70,7% trabaja en el sector estatal exclusivamente; el 22,1% lo hace sólo en el sector privado y el 7,2% en ambos. El nivel primario –EGB 1 y 2– ocupa al 31% de los docentes; el 20% trabaja en EGB 3; el 27% en nivel medio y polimodal; el 10% en inicial, y el 6% en superior no universitario.

Aunque el Estado ocupa la mayor parte de los docentes en todos los niveles, la educación privada tiene mayor cantidad de personal en los niveles medio (31,8%), inicial (33,7%) y superior (44,1%). Las provincias que mayores incrementos tuvieron en sus plantas docentes son Tierra del Fuego (56,1%) y Neuquén (57,6%) y, en el otro extremo, las que menos crecieron fueron la ciudad de Buenos Aires (6,8%) y Córdoba (7,7%). En la provincia de Buenos Aires –donde estudia el 40% de los alumnos de todo el país– hay 294.514 docentes, casi el 36 por ciento.

 

Intereses despejados

Sin embargo, a pesar de esta expansión, la tendencia podría empezar a desacelerarse, particularmente en la ciudad y la provincia de Buenos Aires donde, en conjunto, se desempeña el 45% de todos los docentes del país.

Muchos profesorados constatan que su número de ingresantes se está estabilizando, después del boom de 2001 y 2002. En la ciudad de Buenos Aires, 30.616 personas estudian para ser docentes. La mayoría –21.112– lo hacen en alguno de los 22 institutos públicos de formación de docentes de nivel inicial, primario y medio. El sector privado recibe a los restantes 9504. El número total se redujo en 295 personas respecto de 2004.

“La demanda se está estabilizando, después del incremento de 2001 y 2002. Frente al desempleo, una manera útil de ocupar el tiempo era estudiar. Además, la docencia aún se seguía viendo como una tarea que comparativamente ofrecía más estabilidad, a pesar de los salarios bajos”, dijo Graciela Morgade, directora general de Educación Superior del gobierno porteño. “Creemos que esta merma se debe a que se van despejando los intereses y se acercan los que realmente quieren ser docentes. Además, estamos promoviendo las carreras terciarias técnicas, que son una opción más atractiva para muchos”, afirmó.

En la provincia de Buenos Aires, en tanto, la inserción laboral para los docentes es cada vez más difícil, sobre todo en EGB 1 y 2. Actualmente, unas 90.000 personas estudian en los 152 profesorados de la provincia. “La docencia ya no es tan atractiva. La explosión de hace cinco años se dio en busca de una salida laboral rápida, pero ya no es tan así”, dijo Daniel Lauría, director provincial de Educación Superior y Capacitación Educativa, quien admitió que la EGB 3 y el polimodal tienen más demanda.

En 2002 se reformaron los planes de estudio de los profesorados de nivel inicial y primario –de tres años de duración– en la ciudad de Buenos Aires. El año último, las modificaciones llegaron a los profesorados de nivel medio, que duran cuatro o cinco años.

Se buscó acercar más el sistema a la universidad, con materias cuatrimestrales, prácticas en escuelas desde primer año y mayor profundidad en la teoría pedagógica general. En la provincia de Buenos Aires, los planes están en revisión.

 

Aulas heterogéneas

En las motivaciones de quienes ingresan, la posibilidad de un trabajo estable sigue presente. “La docencia se ve como una profesión con un mercado laboral en el corto plazo”, dijo Celia Sabato, rectora del Instituto Joaquín V. González, que forma profesores de nivel medio en 16 áreas, con 7000 alumnos.

“Quienes salen del secundario y van al profesorado de nivel inicial dicen que les gustan los chicos, pero enseguida se dan cuenta de que con eso no alcanza. Los que van al magisterio tienen planteos muy reivindicatorios, como cambiar la sociedad, transmitir cosas a los chicos”, dijo Martha Ordón, rectora del Normal N° 1, de Barrio Norte, con 1600 alumnos.

“Se está incrementando la demanda de ingresantes que empezaron otra carrera y dejaron; de profesionales que necesitan el título de maestro para trabajar en escuelas, como fonoaudiólogos, psicólogos y psicopedagogos, y de mujeres casadas y con hijos que quieren hacer su carrera”, dijo Ordón.

Todos coinciden en señalar una alta deserción en primer año, al que en general se accede sin otro requisito que tener el secundario aprobado. En los profesorados de idioma normalmente hay examen, y otros piden un curso nivelatorio. En los profesorados bonaerenses hay un curso inicial con examen eliminatorio en dos módulos: lectura y escritura, y otro por carrera.

En los 90 se dio un cambio en el perfil socioeconómico de quienes ingresaban en los profesorados. “Por décadas, el profesorado fue una alternativa laboral femenina y de sectores medios. Desde los 80, ese sector empezó a ir a la universidad. El profesorado apareció entonces como una carrera corta y de rápida inserción laboral para los sectores más pobres, que empezaron a ir al nivel medio”, resumió Morgade.

Con el empobrecimiento de las clases medias, el resultado es un universo más heterogéneo, también en los niveles de habilidades básicas –expresión, comprensión lectora, razonamiento– que se encuentran en los aspirantes a enseñar. Mientras se avanza en la carrera, el idealismo se va transformando en preocupación por las dificultades de trabajar en un contexto de crisis. “No hay materias específicas que preparen para trabajar con poblaciones heterogéneas”, admitió Ordón.

* Por Raquel San Martín , De la Redacción de LA NACION

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