Dos jóvenes investigadores argentinos acaban de recibir una distinción reservada a la crème de la crème de la ciencia mundial: las becas internacionales de investigación del Instituto Médico Howard Hughes (HHMI, según sus siglas en inglés), una de las más prestigiosas organizaciones filantrópicas del planeta, que este año otorgó 17,5 millones de dólares a 42 científicos excepcionales de 20 países.
El doctor en ciencias químicas Hugo Luján, investigador independiente del Conicet, recientemente incorporado al Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreyra de Córdoba, y la bioquímica Andrea Gamarnik, también del Conicet y jefa del laboratorio de virología molecular de la Fundación Instituto Leloir, fueron seleccionados entre casi 500 postulantes de 62 países para recibir un subsidio que ronda los 500.000 dólares y que les permitirá proseguir sus investigaciones en enfermedades infecciosas y parasitarias. Los demás seleccionados pertenecen a Australia, Brasil, Canadá, China, Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, India, Israel, Mali, México, Portugal, Rusia, Sudáfrica, España, Suiza, Tailandia y Uruguay.
"Esto nos viene muy bien -cuenta Gamarnik, que regresó al país hace alrededor de tres años, después de su paso por los Estados Unidos-. Nos libera de estar permanentemente buscando fondos y nos permite dedicar toda nuestra energía al trabajo científico."
Por su parte, Luján, cuyo mérito se multiplica porque -algo bastante inusual- obtiene la beca por segunda vez, no puede ocultar su alegría: "Si uno no la recibe, no hay que amargarse -resume-; uno nunca sabe por qué eligen un tema o el otro. Pero si la recibe, le cambia la vida".
Ambos investigadores estudian los mecanismos moleculares y genéticos que subyacen en enfermedades infecciosas y parasitarias. Gamarnik trabajará sobre las formas de replicación del virus del dengue, que anualmente causa 500 millones de infecciones en seres humanos en el mundo, y contra el que no hay vacunas ni drogas. "Queremos desarrollar nuevas tecnologías usando este virus como modelo -explica Gamarnik-. En América latina hay muy pocos laboratorios que trabajan en el nivel molecular."
Luján estudia la Giardia, un parásito ampliamente difundido que se transmite por el agua o por contacto interpersonal, y produce diarreas agudas, malnutrición y problemas de crecimiento. "Algunos estudios calculan que el 60% de los niños argentinos están infectados", explica desde su laboratorio, en Córdoba.
Con el nuevo subsidio, Luján podrá continuar sus estudios sobre los mecanismos que permiten al parásito evadir el sistema inmunológico de su anfitrión (humanos, perros, gatos y otros animales de interés económico). La Giardia es también de gran interés en biología, ya que se trata de una de las células eucariotas más primitivas que se conocen, algo así como un fósil biológico considerado "el eslabón perdido" entre las células procariotas (bacterias) y las eucariotas (hongos, animales y vegetales).
"No sólo nos permite comprender procesos muy difíciles de estudiar en células más complejas, sino también desarrollar métodos más económicos de prevención, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad y de otras causadas por parásitos que manifiestan similar conducta -explica Luján-. Estudiamos cómo el parásito se transforma en un quiste resistente hasta al hipoclorito [la lavandina], y puede durar hasta tres o cuatro años sobre un pupitre."
Andrea Gamarnik nació en Lanús y estudió bioquímica en la UBA con una beca del Colegio Farmacéutico de ese partido. "Cuando terminé el secundario quería estudiar economía política y tuve ideas de pasarme a física -recuerda-. Pero como la biología me gustaba mucho, seguí adelante." Tras un posdoctorado en la Universidad de California en San Francisco, trabajó dos años en una empresa biotecnológica norteamericana mientras lograba reinsertarse en el país.
"Cuando pensé en presentarme a esta beca, me dijeron que si tenía la green card [que habilita a residir en los Estados Unidos] no podía -cuenta-. Estaba en un brete, porque las posibilidades de sacarla eran mínimas... Pero me decidí y la devolví. Y valió la pena." Y más adelante agrega: "Acá se puede trabajar, a pesar de todo. Lo importante es la actitud que uno toma frente a los problemas. Sin embargo, los esfuerzos individuales no alcanzan y todavía no está claro hacia dónde vamos".
Luján se recibió de bioquímico en la Universidad Católica de Córdoba y de doctor en ciencias químicas en la Universidad Nacional de esa provincia. Más tarde hizo un posdoctorado en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos y regresó al país en 1998.
Junto con su grupo, produjo anticuerpos monoclonales útiles para la detección de Giardia y de diferentes parásitos intestinales. En este momento está preparando una vacuna basada en la manipulación del proceso de expresión de proteínas del parásito que mostró buenos resultados en animales.
* Por Nora Bär, De la Redacción de LA NACION.