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La Nación-Jueves 8: \"Un cambio de personalidad en la UBA va a ser útil\"

Fernando Vilella aspira al Rectorado

"La sociedad argentina no puede darse el lujo de tener un instrumento de transformación social tan fuerte como la UBA y no aprovecharlo." Con esa crítica implícita a la actual gestión, el decano de la Facultad de Agronomía, Fernando Vilella, presentó ante LA NACION sus aspiraciones de llegar al Rectorado de la UBA, que se renovará en abril próximo.
Vilella, ingeniero agrónomo de 51 años, prefiere definirse como "precandidato", porque sabe que en su grupo político hay otros con las mismas intenciones. La lista Reconstrucción Universitaria -iniciada en las facultades de Agronomía, Veterinaria y Odontología, a la que se sumaron docentes de otras sedes- fue clave en la llegada de Guillermo Jaim Etcheverry al Rectorado, en 2002. Ahora, Vilella lo critica con suavidad, aunque señala la ausencia de la UBA "en el debate político" y la falta de una "estrategia para el mediano plazo".
Cauto, centra su propuesta en trasladar los resultados de su gestión en Agronomía, donde acaba de finalizar su segundo período, al resto de la UBA. Con sus primeras declaraciones públicas, Vilella se suma al decano saliente de Ciencias Exactas, Pablo Jacovkis. Otros candidatos, que aún no han oficializado sus lanzamientos, son el decano de Derecho, Atilio Alterini, y el ex decano de Veterinaria, Aníbal Franco. Jaim Etcheverry se presentaría a la reelección.
-¿Por qué quiere ser rector?
-Porque me parece que puedo hacer en la UBA lo que hice en la facultad, que es transformar la institución al servicio de un modelo democrático, progresista, con una gestión eficaz y eficiente. Recibimos una facultad casi sin alumnos, con una media de ingreso de 100 a 150 alumnos por año, con dos carreras de grado y posgrados para formar investigadores. Nos vamos con tres veces la cantidad de estudiantes de grado, tres nuevas carreras de grado y una reformulación de los posgrados sumando la capacitación de profesionales. Nos vinculamos con la sociedad a partir de convenios de pasantías y de desarrollo regional y conseguimos una fuerte inserción internacional mediante acuerdos con instituciones de varios países. A pesar de las restricciones, hemos puesto la facultad al servicio del país y quiero repetir esa experiencia con la UBA. La sociedad argentina no puede darse el lujo de tener un instrumento de transformación social tan fuerte como la UBA y no aprovecharlo.
-De gestionar una facultad a la Universidad hay un salto importante. ¿Cuáles serían los ejes de su gestión en el Rectorado?
-Esa misma necesidad de trabajar una complejidad mayor requiere de equipos multidisciplinarios con una visión compartida, donde veamos que la Universidad es un elemento no sólo de diagnóstico sino de transformación.
-¿Qué ejes tendría?
-La propuesta es transformar las visiones compartimentadas de cada facultad y poder delinear en conjunto políticas de Estado. Una gran contribución de la Universidad es discutir a fondo políticas de salud, desarrollo, inserción social. La UBA tiene estructuras y funcionamientos perimidos. Hay que generar un proyecto estatégico a mediano plazo, definir estrategias de investigación, de becas, qué carreras vamos a privilegiar para el país. Hoy las decisiones se toman por intuición. Otra propuesta es que la asamblea universitaria se reúna al menos una vez al año para discutir estrategias y escuchar un informe del rector.
-Reconstrucción Universitaria fue clave para que Jaim Etcheverry ganara. ¿Por qué ahora no vuelven a apoyarlo?
-Después de una administración muy fuerte de 16 años, atravesamos un momento de transición. Había cosas para ordenar y para reformular. El actual rector tiene muchos requisitos académicos y personales que nos llevaron a elegirlo. Creo que hay que hacer un esfuerzo adicional y me parece que un cambio de personalidad va a ser útil.
-¿Qué le critica al rector?
-No se aprovecharon algunas oportunidades. El país estuvo muy convulsionado y la UBA podría haber participado más del debate público. Además, había un compromiso de citar a la asamblea universitaria para debatir temas y eso no se cumplió.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION 

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