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La Nación: La Argentina, en un ensayo del Big Bang

Fue aprobada su participación en un proyecto que intentará recrear el primer segundo del universo

En algún momento del año próximo, 1800 físicos de 37 países van a poder atisbar cómo fue el universo menos de un segundo después del Big Bang.
 
Lo hará posible el experimento científico más grande de la historia, y la Argentina tiene asegurado un lugar en primera fila: hace una semana fue formalmente aceptada su participación en el experimento Atlas -del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN, según sus siglas en francés)-, encargado de detectar las interacciones de protones lanzados a velocidades cercanas a la de la luz y que chocarán entre sí a energías nunca antes creadas en la Tierra, algo que -se espera- permitirá resolver algunos de los misterios más elusivos de la ciencia.
 
"Es un momento histórico, porque reafirma nuestra capacidad de participar científicamente, al máximo nivel mundial", se enorgullece la doctora María Teresa Dova, docente de la Universidad de La Plata, investigadora del Conicet y una de las arquitectas del acuerdo que permitirá a físicos, ingenieros, matemáticos y especialistas en ciencias de la computación argentinos formar parte de la colaboración internacional que está construyendo el Large Hadron Collider (LHC), el más grande y poderoso acelerador de partículas del mundo, un túnel circular de 27 kilómetros sepultado a cien metros de profundidad cerca de la frontera entre Suiza y Francia.
 
"El objetivo primordial del CERN es entender la estructura íntima de la materia -explica Dova-. De alguna manera, con el LHC tenemos la posibilidad de ir hacia atrás en el tiempo y reproducir las condiciones que existían en los primeros segundos después del Big Bang. El día en que se encienda el LHC no sabemos qué es lo que vamos a encontrar; sin duda marcará una inflexión en la ciencia."
 
Según la investigadora, cuando el "monstruo" subterráneo esté en funciones y las partículas subatómicas empiecen a estrellarse unas contra otras, los científicos tendrán que detectar y analizar miles de millones de interacciones por segundo. "Es una frecuencia impresionante -detalla-. No se pueden registrar todas, porque llenarían ¡veinte kilómetros de CD por año! Por eso se están redactando los algoritmos necesarios para registrar solamente las que resulten de interés, alrededor de 200 por segundo."
 
El Atlas es uno de los detectores. Grande como una catedral -de 26 metros de altura por 46 de largo-, contiene imanes superconductores que se enfriarán a dos grados por encima del cero absoluto (-271°C), lo que convertirá al LHC en el sitio más frío de la Tierra, incluso más que el espacio exterior. El instrumento registrará la huella de las partículas, medirá sus energías y analizará los residuos de las colisiones que pueden revelar otras hasta ahora desconocidas y procesos que ocurren en el interior de la materia.
 
"El menú de tareas que podíamos elegir es enorme -cuenta Dova-. El Departamento de Física de la Universidad Nacional de La Plata tiene una historia riquísima de colaboración con el CERN, pero esto excede lo que puede hacer un solo grupo. De modo que participarán también el Laboratorio de Electrónica Industrial, Control e Instrumentación (Leici), el Centro de Cómputos, el grupo de altas energías de la UBA y también Repsol YPF, porque todo esto debe tener una «pata» en la industria."
 
Tras presentar una carta de interés, la petición de la Argentina fue discutida por el consejo de dirección del CERN. El viernes 24 de febrero Dova debió esperar 40 minutos fuera de la sala donde se discutían desde los problemas financieros hasta la física de los experimentos. Luego, cuando la invitaron a pasar, la sorprendieron los aplausos y felicitaciones: "En lo profesional fue lo más emocionante que me pasó en la vida", asegura.
 
El horizonte de la física
 
El experimento
Acelerará haces de protones a velocidades cercanas a la de la luz y los hará chocar "de frente" a una energía de hasta 14 mil millones de electronvoltios para reproducir las condiciones del principio del universo.
 
Quiénes participan
Más de 1500 científicos de 37 países. La Argentina y Brasil son las únicas naciones latinoamericanas que intervienen.
 
Las oportunidades
Físicos e ingenieros argentinos tendrán la posibilidad de trabajar en el horizonte de la ciencia, preparando software y hardware para el instrumento Atlas, que detectará las colisiones entre partículas.
Por Nora Bär De la Redacción de LA NACION

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