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La Nación: \"La educación tiene que pensar en el futuro\"

Debe ser considerada como una inversión, dijo el humanista. En el cierre del ciclo de la Fundación Santillana, habló de la responsabilidad ante la historia. Ante un auditorio completo, el académico llamó a pensar en el bien del país.

18 de noviembre de 2005, 13:16.

Al cerrar el ciclo de conferencias de la Fundación Santillana, cuyo tema convocante fue "La educación que queremos", el doctor honoris causa de la UBA y miembro de la Academia Nacional de Educación, Gregorio Weinberg, llamó a reconsiderar la educación como una inversión y como un "acto responsable ante la sociedad y la historia, ya que la meta de toda política educativa radica en la variable futuro", según señaló.
Weinberg es una de las voces más autorizadas en temas de educación. Fue vicepresidente del Conicet y es autor de ensayos como "Modelos educativos en la historia de América latina", "Ensayo sobre la educación y la cultura" y "La ciencia y la idea de progreso en América", que han sido traducidos al polaco, al chino, al ruso y al japonés, entre otros idiomas.
Un auditorio atento siguió los conceptos de Weinberg. Dijo que la educación pública debe ser "democrática, universal, gratuita, inclusiva, laica, participativa, formativa, actualizada, flexible, crítica, enriquecedora del lenguaje y abierta a las revolución científicas y técnica". "Esos enunciados -agregó-, son apenas anhelos, correcciones y modificaciones al estado actual, porque no tomamos en cuenta la variable futuro."
"El que adelante no mira, atrás se hall", dijo, repitiendo el viejo refrán español aunque aclaró que en esa mirada al futuro no hay que desentenderse de la tradición.
Weinberg definió las propuestas educativas como "construcciones sociales" y enfatizó que no pueden ser entendidas como "obras de eruditos ni de iluminados", y mucho menos surgir de circunstanciales burócratas nacionales o extranjeros.
 
Definir los contenidos
Al referirse al rol trascendental de la educación en el reordenamiento del mundo, Weinberg afirmó que se la debe entender como un componente esencial de los procesos culturales. "La sociedad y la ciudadanía deben asumir la responsabilidad por los contenidos y por la forma más adecuada de organización que los burócratas y tecnócratas no han logrado establecer", afirmó. Y exhortó a que "hombres y mujeres puedan diseñar su propio itinerario educativo, de acuerdo a la necesidades, ocupaciones, valores, convicciones y aspiraciones para poder actualizar el concepto de educación durante toda la vida".
En medio de los profusos diagnósticos que hoy circulan sobre la crisis educacional, el especialista llamó a no confiar en las "recomendaciones mágicas, fruto de experiencias ajenas". Y para hacer hincapié en este concepto recordó las palabras del mexicano Benito Juárez, cuando dijo: "Nadie hará por nosotros lo que nosotros no seamos capaces de hacer por nosotros mismos".
Luego trazó un diagnóstico severo de la realidad educacional actual: "La crisis educacional es, sin duda, la más seria que haya soportado la humanidad en milenios. Su gravedad abarca todo el globo y es efectivamente universal. Hasta ahora, las crisis siempre fueron localizadas, pero hoy nadie puede sustraerse de sus efectos", afirmó.
Dijo que el gran desafío para las nuevas generaciones es "renovar los modelos de análisis para los temas educativos, ejes que logren forjar nuevas categorías de estudio y que lleguen a explicar y otorgar sentido a los procesos educativos". Señaló que no existe una cosmovisión compartida sobre la concepción del mundo, y esto implica situar la educación dentro de una circunstancia histórica determinada en la que importa no sólo resolver los problemas actuales, sino su incidencia futura.
Weinberg exhortó a rescatar en la educación la trascendencia de la formación humanística. Llamó a articular la educación con los avances científicos-tecnológicos y culturales, es decir, a concebirla como un "elemento integrante y privilegiado de los desarrollos sociales y económicos". También expresó su mayor preocupación por la devaluación que sufre el lenguaje que, según Weinberg, "incide en la capacidad de razonar, de pensar, comunicar, imaginar, expresar y de interpretar los problemas que plantea la vida cotidiana". Por último, instó a entender el papel que desempeña la idea de riqueza en los modelos de país concebidos por Belgrano y Sarmiento, que soñaron con una sociedad de conocimiento cuyo pilar no ha dejado de ser otro que el de la educación.
Loreley Gaffoglio

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