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La Nación: La industria necesita de muy buena ciencia

Es vicepresidente del Instituto Max Planck

Hace más de 150 años, en Alemania, había un selecto grupo de profesores-científicos que pertenecían a familias muy ricas y podían costear sus propias investigaciones y estudios. Se llamaban privatdozent.
"Representaron la época en que la ciencia era la actividad más privilegiada de todas las que podía ofrecer la sociedad burguesa", dice el doctor Günter Stock, vicepresidente del Instituto de Investigaciones Max Plank, uno de los más acreditados del sistema científico público alemán y, al mismo tiempo, uno de los directores ejecutivos del laboratorio Schering.
Stock, que como buena parte de los investigadores alemanes también es privatzodent (de hecho, fue una de sus primeras conquistas académicas), aclara que esa calificación hoy en día indica que se tiene una tesis doctoral y se puede enseñar.
-Un científico ya no puede pagar su propia investigación en sistema científico alemán. ¿De qué manera se investiga ahora?
-En Alemania, el dinero para investigación es otorgado en dos terceras partes por la industria y en una tercera parte por el gobierno. Algunos científicos recurren a la industria. En mi caso, la industria recurrió a mí cuando era profesor en Heilderberg. Tenía 39 años y Schering me llamó para que hiciera investigación y pagaron todo lo necesario. En la universidad, en cambio, mi investigación fue sostenida por el gobierno. Pero en Alemania la investigación la hacen también los institutos, no sólo las universidades. Por ejemplo, Max Planck tiene a su vez 80 institutos. En los institutos se realiza únicamente investigación. En la universidad se hace investigación y también se enseña.
-Usted es vicepresidente honorario y consejero de uno de los institutos públicos más prestigiosos de su país, pero a la vez es director de un laboratorio privado... ¿No produce esto un conflicto de intereses?
-Es una pregunta demasiado conservadora. La industria necesita muy buena ciencia. Y atención: no es que la academia hace la investigación y la industria obtiene el dinero. Esto puede servir para las compañías que copian medicamentos. Pero Schering realmente investiga, toma un gen, una proteína, la prueba en animales, en humanos, y todo el proceso lleva 16 años.
-¿Quién hace la investigación básica? ¿Todo el proceso lo hace la compañía privada?
-Sí, y ése es el secreto. Y para que nuestra investigación sea realmente fructífera, creamos una red de investigadores académicos y compañías biotecnológicas y hacemos la investigación juntos. La hemos llamado Public Private Partnership.
-¿Y a quién pertenece esta sociedad?
-A nadie en particular. Nos ponemos de acuerdo con los investigadores y trabajamos juntos, pero Schering paga el proceso y a lo largo de toda esa investigación, que se extiende 16 años, se gastan mil millones de euros cada año. Hemos creado un sistema completamente nuevo. Le daré un ejemplo: decidimos trabajar en un anticonceptivo masculino. En las universidades de todo el mundo, investigan seriamente en el tema entre cinco y ocho equipos científicos. Luego nos dirigimos a la Fundación Rockefeller, en los EE.UU., para saber si estaban interesados en aportar fondos para desarrollarlo y luego la Fundación Schering y los grupos de científicos del mundo fundamos un equipo, una institución virtual. Hicimos investigación básica durante cinco años, buscando genes y proteínas. Al final tuvimos tres nuevos targets o señales biológicas. Ahora estamos registrando las patentes y Schering está obligado a generar un anticonceptivo masculino que estará listo en 8 o 10 años. Desde el inicio de la investigación hasta obtener la droga pasan 16 años, y ya hemos recorrido los primeros cinco. Los investigadores (los grupos que buscaron los genes) tienen una patente y percibirán ganancias por ella.
-Pareciera que cuando este anticonceptivo esté en el mercado quien gane más será la farmacéutica, que investigó con el esfuerzo de los científicos básicos...
-Primero que nada, hemos pagado toda la investigación. Segundo, los científicos y todo su equipo han podido hacer lo que más les gusta y ganar por ello durante cinco años. Tercero, tan pronto como exista un producto, percibirán sus ganancias. Pero si nada sucede, cargamos con todos los costos no recuperados.
-¿Este modelo no sirve en realidad para que las grandes compañías ahorren en sus investigaciones?
-Tanto Rockefeller como Schering pagaron la investigación, y ahora tenemos que seguir con el desarrollo. Schering no hace esto para ahorrar dinero, sino para crear un nuevo campo o dimensión dentro de la ciencia. Y esto es hacer algo para el público.
-A menudo se dice que a la industria farmacéutica multinacional no le interesa desarrollar nuevos fármacos para tratar enfermedades como el Chagas, que es la primera endemia argentina, que afecta a los sectores más pobres...
-Si una empresa financia la investigación en un ciento por ciento, tiene que ofrecer al mercado productos que reintegren esa inversión. En la industria hay que generar patentes: ése es el incentivo que haría volver a muchas compañías a la investigación de enfermedades dejadas de lado. Pero en la Argentina hay otra alternativa...
-¿Cuál?
-Aquí hay una gran cantidad de compañías farmacéuticas que producen medicamentos, pero no hacen investigación y desarrollo: los copian. Ganan mucho dinero. ¿Por qué no crean un fondo de compañías locales para financiar investigación sobre enfermedades típicas del país? No hay Chagas en Francia, en Italia o Alemania. Las compañías no solamente deberían ganar dinero, sino también hacer investigación y desarrollo, algo que permitiría dar trabajo a los investigadores y científicos argentinos. Podrían fundar una sociedad pública y privada para luchar contra el mal de Chagas.
* Por Gabriela Navarra , De la Redacción de LA NACION

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