Una historia de las universidades argentinas desde los tiempos coloniales hasta los últimos años del siglo XX puede hacer pensar en una obra de varios volúmenes. Por el contrario, Pablo Buchbinder -doctor en historia por la Universidad de Buenos Aires, investigador del Conicet y autor de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras (1997) y de Caudillos de pluma y hombres de acción (2004)- lo intenta en menos de trescientas páginas.
El libro comienza en 1621, con la disposición del papa Gregorio XV, que hizo posible que el Colegio Máximo, organizado por la Compañía de Jesús en Córdoba, "pudiese ostentar el título de Universidad" y en 1623 adquiriera la denominación de Universidad de Córdoba de Tucumán. En las últimas páginas del volumen, se discute el panorama institucional a fines de la década de 1990, incluidos el Programa de Incentivos para los Docentes Investigadores, el Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria (Fomec) y la Comisión Nacional de Evaluaciones y Acreditación Universitaria (Coneau).
Los diez capítulos se estructuran cronológicamente: el viejo modelo de universidad y su crisis; de la ley Avellaneda (1885) a la Reforma de 1918; la universidad reformista hasta 1943; la universidad durante el peronismo; la renovación (o desperonización) de la universidad entre 1955 y 1966; "la politización, la masificación y las dictaduras", desde Onganía hasta fines de 1983; y, finalmente, del retorno a la democracia al fin de siglo.
Historia de las universidades argentinas se presenta como "obra de síntesis" de carácter introductorio, elaborada a partir de fuentes secundarias. Ahora bien, este tipo de empresa de recorte, selección y balance resultaría factible si el caudal de investigaciones ya publicadas cubriera capilarmente tanto las instituciones y los períodos históricos relevantes como los debates y las cuestiones conflictivas. No es el caso del tema en cuestión, donde existen importantes aspectos aún no investigados. Esta carencia produce en el libro un desequilibrio que sobredimensiona aquellos eventos sobre los que existe producción apropiada, como la Reforma de 1918, y otorga a la Universidad de Buenos Aires el papel de metro patrón.
Así, por ejemplo, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) resulta bien caracterizada en sus orígenes, en 1906, a partir del ideal modernizador de Joaquín V. González, pero al correr de las páginas su historia se diluye. Se menciona como un hito la creación del Instituto de Física y la incorporación de físicos alemanes. Sin embargo, si bien es cierto que durante la década de 1910 este instituto fue el lugar más destacado del planeta, fuera de Alemania, de cultivo de la física, ya a comienzos de la década siguiente inició un progresivo y prolongado proceso de decadencia. ¿Qué ocurrió? No lo sabemos.
Sobre la Universidad Nacional de Tucumán nos enteramos de su nacionalización en 1919, aunque en el resto del libro la veremos reaparecer de forma ocasional y fragmentaria, sin ninguna mención, por ejemplo, al período del primer peronismo (1946-1955), momento en el que fueron creados numerosos institutos y carreras, y en el que el número de profesores alemanes rondaba entre el 20 y el 30 por ciento de un plantel conformado por algo más de 100 docentes. Nada sabemos de estos episodios.
Tampoco se habla del notable período de la Universidad Nacional del Litoral que se extiende desde su creación, también en 1919, hasta la intervención posterior al golpe de junio de 1943, aunque sí se menciona que fue "la primera institución en ser intervenida".
Como ejemplo final señalemos que tampoco se menciona al Instituto Balseiro, creado a mediados de 1955 por convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo, desde fines de los años 60 uno de los centros latinoamericanos de excelencia en formación de físicos e ingenieros, el cual puso en práctica un tipo de organización disonante (y polémico) desde la perspectiva de la tradición universitaria local y las consignas reformistas. Esta lista podría continuar.
En cuanto a los aciertos del libro, pueden mencionarse las diversas manifestaciones de los ideales reformistas a lo largo del siglo XX, el tratamiento de la universidad como espacio de ascenso social o la contextualización de la Universidad Obrera Nacional, creada en 1948. La bibliografía final resulta de enorme utilidad y pone de manifiesto que el rastreo ha sido riguroso aunque el resultado final sea un panorama más bien caleidoscópico.
Diego H. de Mendoza
Por Pablo Buchbinder-(Sudamericana)-255 páginas-($ 24)