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La Nación: \"La UBA es autónoma, pero no es soberana\"

Atilio Alterini cree que la institución debe acercarse al país. Se presenta al frente de una alianza de radicales y peronistas. Critica el "exceso reglamentarista" de la actual gestión. Competirá con Jaim Etcheverry el 4 de abril. 

17 de marzo de 2006, 14:33.

Cuando busca imágenes para referirse a la Universidad de Buenos Aires (UBA), el decano de la Facultad de Derecho, Atilio Alterini, la llama "la mayor dotación de docentes e investigadores disponible en la Argentina" y "bastión cultural", pero también "un gigante amodorrado".
 
A algo menos de tres semanas de la asamblea universitaria que elegirá nuevo rector para la UBA, Alterini habla como candidato por primera vez y se preocupa por hacerlo en plural, como el elegido por un grupo de profesores de distintas extracciones políticas -radicales, peronistas e independientes- para llevar adelante un "catálogo de ideas programáticas".
 
En un escenario fragmentado, el grupo que encabeza Alterini se dibuja como el más reconocible, con el apoyo, hasta ahora, de ocho facultades -Derecho, Ciencias Económicas, Ingeniería, Odontología, Veterinaria, Medicina, Psicología y Farmacia- y la minoría de Arquitectura y Filosofía, más grupos de graduados. Quienes no lo votarían, hablan del pasado shuberoffista de miembros de su alianza. Alterini -que se dice afiliado radical sin militancia- responde: el vicerrector que lo acompañe provendrá del justicialismo.
 
Abogado especialista en derecho civil, profesor emérito de la UBA, mencionado como candidato a la Corte Suprema de Justicia, Alterini, de 69 años, acaba de empezar su segundo período como decano de Derecho. En rigor, viene preparando su candidatura desde hace tiempo. Prefirió esperar hace cuatro años, cuando apoyó la figura del economista Aldo Ferrer para oponerse a Guillermo Jaim Etcheverry. Ahora, sin nombrarlo, critica el "exceso reglamentarista" de su gestión y el alejamiento de la UBA del escenario público.
 
-Insiste en presentarse como miembro de un grupo.
 
-La idea central es cambiar un paradigma. Durante 20 años, la UBA ha tenido gestiones con fuerte relevancia personalista. Así fue con el rector normalizador Francisco Delich, con el doctor Oscar Shuberoff y estos últimos cuatro años. La idea fue armar primero un proyecto, un catálogo de ideas mínimas programáticas y luego encontrar un equipo, que me ha señalado como el candidato. Es una candidatura que viene de abajo hacia arriba; nadie se considera más que nadie; todos queremos a la UBA; tenemos un proyecto común, basado en saldar las disidencias políticas que encasillaron históricamente a la UBA. Si soy rector, la fórmula se integrará con un vicerrector de extracción justicialista. Creo que es un cambio cualitativo muy fuerte.
 
-¿Cómo caracterizaría a este grupo?
 
-Es un grupo de extracción reformista, asumiendo que el reformismo es transversal en lo político desde sus orígenes, en 1918. A veces se ha identificado el reformismo con el radicalismo y esto es falso. Todos tenemos compromiso antes que nada con la Constitución, que establece la autonomía y autarquía de las universidades públicas, y con los tratados internacionales que garantizan el acceso a la enseñanza superior con el solo condicionamiento de la capacidad. El ingreso libre, la gratuidad, la libertad de cátedra, todo lo que configura el dogma reformista está en la Constitución; nosotros creemos en él.
 
-¿Cuáles son las bases de este proyecto programático?
 
-Primero, afirmar la calidad en la docencia y la investigación. Luego, encontrar mecanismos afines con las necesidades del país. Hay que pensar un país. Naturalmente, la decisión política del rumbo corresponde a quienes son elegidos por el pueblo, pero la UBA tiene que estar allí orientando, opinando, criticando si corresponde, sugiriendo.
 
-¿Cuáles son los principales problemas de la UBA?
 
-Uno es el problema presupuestario, que es real, pero creo que deben tomarse medidas para paliar ese problema ofreciendo proyectos. Hay que reclamar que el Estado cumpla con sus roles constitucionales, pero hay que encontrar fuentes alternativas de financiación manteniendo la autonomía.
 
-¿Qué le critica a la gestión del actual rector?
 
-Prefiero construir desde la propuesta. Hablemos del futuro y de lo que se puede hacer en este gigante amodorrado que es la UBA.
 
-Le hago la pregunta al revés. ¿Qué cosas que no se han hecho haría usted en la UBA?
 
-Antes que todo establecer una relación adecuada con los poderes públicos. No puede ser que las únicas manifestaciones externas de la UBA sean que pide más presupuesto. Rápidamente hay que resolver el tema de los docentes ad honórem, cuya situación viola los principios jurídicos más elementales. Pero al mismo tiempo hay bastante inflación en su número; hay que expurgar esa nómina.
 
-¿Qué vínculo debería tener la UBA con el Gobierno?
 
-La UBA debe recuperar su lugar en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que ha abandonado. Debe estar allí, en pie de igualdad con todas las universidades y sin soberbia. Y aprovechar la actitud abierta del Ministerio de Educación para encontrar caminos comunes de interés nacional. La UBA es autónoma, pero no es soberana.
 
-¿Cómo cree que la sociedad ve a la UBA?
 
-Creo que la tiene como una institución que merece respeto. Mi proyecto es que el respeto se convierta en afecto. Que la sociedad quiera a la UBA, que sienta pertenencia, que vea que no sólo pide dinero sino que retorna los fondos públicos a intereses generales, que tiene proyectos estratégicos. Si hay un reclamo popular de afecto hacia la universidad pública, el presupuesto va a ser mejorado sin necesidad de declaraciones ni manifestaciones públicas.
 
Alianza académica
 
Hasta hace unos días, Alterini disputaba su postulación con el decano de Farmacia, Alberto Boveris. Ahora está en suspenso el nombre del candidato a vicerrector, que será justicialista. ¿Puede una alianza de este tipo sobrevivir a la gestión? "No es una alianza electoral; es una alianza académica. Vamos a trabajar por una universidad mejor. Históricamente se ha dicho que la UBA es un bastión radical, pero es un bastión cultural", dijo.
Por Raquel San Martín  De la Redacción de LA NACION

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