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La Nación: \"La UBA necesita un proyecto progresista\"

Pablo Jacovkis, decano de Ciencias Exactas, lanzó su candidatura

17 de noviembre de 2005, 12:51.

"El statu quo también es una política. Hace varios años que la Universidad de Buenos Aires en muchas cosas no cambia nada", dice el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Pablo Jacovkis, que puede considerarse original al menos en un aspecto: es el primero que formalmente lanza su candidatura a rector de la UBA para las elecciones que se realizarán en abril próximo.
Habla en plural cuando presenta ante LA NACION "una propuesta programática progresista, abarcadora e inclusiva", que dé por resultado una UBA "vinculada con las nuevas necesidades de tecnólogos y científicos que tiene el país", planificada con estrategia, y que, según él, utilice sus recursos para pensar alternativas para el país y tenga un Rectorado fuerte, que se anime a tomar decisiones impopulares.
Doctor en Matemática, especializado en modelos matemáticos aplicados a cuestiones de ingeniería, Jacovkis, de 60 años, fue presidente del Conicet entre enero y julio de 2000, cuando renunció, denunciando falta de fondos. Acaba de cumplir dos períodos al frente de Ciencias Exactas y dejará su cargo antes de fin de año.
Verborrágico, se identifica políticamente como "progresista" y critica al actual rector, Guillermo Jaim Etcheverry, quien, a su juicio, "no llevó a cabo iniciativas estratégicas importantes para la Universidad". Sin embargo, fue uno de los 19 votos decisivos para que el actual rector ganara en segunda vuelta, en 2002.
Aunque todavía no lo admiten públicamente, hay otros candidatos al Rectorado: el decano de Derecho, Atilio Alterini, o el saliente decano de Agronomía, Fernando Vilella, además del propio Jaim Etcheverry, que analiza volver a presentarse.
-¿Por qué quiere ser rector?
-Tenemos una propuesta programática progresista, abarcadora e inclusiva. La UBA es una institución complicada y es necesario tener una política lo más amplia posible con un proyecto progresista que tenga en cuenta la realidad argentina de este momento. La Argentina tiene políticas económicas distintas, ha habido crecimiento, se vuelven a necesitar tecnólogos, es inevitable que se necesiten científicos. La UBA necesita un proyecto y un equipo que apliquen medidas que desde hace mucho son necesarias.
-¿Por ejemplo?
-Una es la planificación. La UBA no planifica, más concretamente, la UBA es neoliberal. Hay un mercado que son los estudiantes. Si ellos eligen seguir una carrera, van corriendo a buscar docentes para esa carrera, aunque no sea la más importante para las prioridades nacionales o aunque no existan suficientes docentes competentes para dar clases. Tiene que haber una política de orientación vocacional y de becas, que ponga un fuerte énfasis en las carreras que se consideran prioritarias, sin desaconsejar ninguna. Una política siempre ofrece resistencias, pero es imposible contemplar a todo el mundo.
-¿Usted cree que esta gestión no tiene una política?
-En ese sentido, no. Nosotros queremos un proyecto progresista para la UBA, con fuerte relación con el medio y con los medios de producción. Entre las muchas banderas que el progresismo le cedió a la derecha está la de la planificación. La UBA se dice progresista, pero es neoliberal.
-¿En qué otro tema trabajarían?
-En el CBC. La clave es que sea lo más básico y común posible, con la mayor cantidad posible de materias comunes entre las carreras. Si un chico decide pasar de una carrera a otra en el CBC, tiene que poder hacerlo fácilmente. Lo ideal sería elegir la carrera lo más tarde posible. Además, el CBC debe ser institucionalizado, tener una existencia con un cuerpo colegiado de gobierno. También hay que analizar la duración e integración de las carreras. Muchas son inútilmente largas. Eso no quiere decir pasar materias de grado a posgrado, pero las carreras pueden reducirse e integrarse. Hay problemas de equivalencias entre facultades que no hemos podido resolver.
-¿Restringiría el ingreso?
-No, bajo ningún concepto. La cuestión no es restringir el ingreso, sino que la cantidad de chicos que se reciban sea cada vez mayor. Lo que me interesa es garantizar el egreso.
-Todas estas medidas exigen capacidad de negociación.
-Sí, pero además una propuesta. Uno tiene que hacer propuestas y saber que quizá pueden ser al principio recibidas con desconfianza. Pero el statu quo también es una política. Hace varios años que la UBA en muchas cosas no cambia nada.
-Esta gestión ha hablado repetidamente de la escasez de recursos. ¿Está de acuerdo?
-Es obvio que hacen falta más recursos, pero se puede gastar mejor. Los sueldos de los docentes tienen que cambiar, tiene que haber una proporción mucho mayor de docentes con dedicación exclusiva. Eso no quiere decir que uno no tenga que justificar cualquier pedido de presupuesto. En los últimos dos años, la UBA envió al Estado una solicitud de presupuesto mucho mayor que la que se le otorgó. Se le pidió a cada facultad un cálculo de recursos y en el Rectorado se sumó todo. Creo que eso es no planificar: la Universidad tiene decir qué pedido es razonable, cuál es excesivo y cuál es insuficiente. Eso es asumir responsabilidades, para que la Universidad pueda negociar con el Gobierno desde una posición más sólida.
-¿Qué piensa de Jaim Etcheverry como rector?
-Creo que no llevó a cabo políticas estratégicas para la Universidad. Se dejó llevar por conflictos evitables y hay un desorden económico financiero grande. La UBA tenía cierta capacidad de defensa ante imprevistos económicos cuando asumió el rector y ahora no la tiene.
Por Raquel San Martín  De la Redacción de LA NACION

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