Así, durante la semana próxima –el mandato del actual rector termina pasado mañana–, la UBA estará a cargo del vicerrector, Berardo Dujovne, ex decano de Arquitectura.
 
En rigor, el nuevo Consejo Superior –formado por los trece decanos y representantes de profesores, graduados y estudiantes–, cuyos integrantes fueron elegidos en marzo último, podría asumir el lunes próximo, pero debería convivir con el vicerrector y los secretarios de la actual gestión durante una semana. Así, y en contra de quienes pedían acelerar los tiempos lo máximo posible, el rector decidió unificar la asunción de nuevas autoridades el día en que vencen los mandatos de quienes lo acompañaron en la gestión.
 
El Consejo Superior que asumirá el 15, el órgano máximo de conducción de la UBA –y, hasta que se elija rector, en rigor el único– tendrá una mayoría de integrantes que apoyan la candidatura del decano de Derecho, Atilio Alterini: 20 de 28 consejeros pertenecen a su grupo. De ese modo, tendrían mayoría cómoda para elegir un vicerrector, que sería, según pudo saber LA NACION, el ex decano de Veterinaria, Aníbal Franco, proveniente de las filas justicialistas, y bien visto por algunos sectores del Gobierno.
 
En hechos concretos, nadie espera que pase demasiado durante la semana próxima. "Seguramente tendremos conversaciones para llegar a una sesión civilizada y poder elegir al vicerrector", arriesgó un decano. "De todos modos, el conflicto se seguirá extendiendo y se va a prolongar esta situación de inmovilidad en la UBA", se preocupó.
 
"Salir de la inercia"
 
Sin embargo, dentro del grupo que apoya a Alterini, muchos tienen otros planes. Proponen "salir de la inercia y empezar a tener actos de gobierno y aplicar políticas cuanto antes", por ejemplo, mediante la elección de secretarios. "La dilación ya se produjo, ahora una semana más no hace diferencia", dijo un decano del grupo.
 
Las posiciones no son unánimes, sin embargo. Hay quienes proponen que el nuevo vicerrector no convoque rápidamente a una asamblea para elegir al rector, sino que se acuerde alguna reforma estatutaria antes, para descomprimir en algo las demandas de los estudiantes, que en cuatro ocasiones impidieron la realización de la elección por considerar el procedimiento "antidemocrático".
 
La extensión del conflicto, de todos modos, se hace sentir en varios ámbitos. Por ejemplo, entre los estudiantes. Tras la creación de una mesa directiva paralela por parte de estudiantes de cuatro facultades –Ciencias Económicas, Derecho, Odontología y Farmacia– en rechazo de la actual conducción de la FUBA, encabezada por las agrupaciones de izquierda que impiden la asamblea, el conflicto tomó alcance nacional.
 
Ayer, la Federación Universitaria Argentina (FUA), que reúne a los centros de estudiantes de las universidades estatales de todo el país, advirtió que la FUBA perdió su status de "federación normalizada", porque pasaron más de dos años sin que se reuniera un congreso de renovación de autoridades. El último congreso que todos, oficialismo y oposición, reconocen como tal, se hizo en diciembre de 2003. "Nadie tiene hoy la representación del movimiento estudiantil en la UBA. La conducción se considera acéfala y los llamamos a normalizarla", dijo a LA NACION el presidente de la FUA, Maximiliano Abad. La FUA renovará sus autoridades el 19 y 20 de este mes.
 
Por su parte, la conducción de la FUBA realizará hoy una marcha de Plaza Houssay hasta el Ministerio de Educación, desde las 18.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION