La Universidad de Buenos Aires (UBA) lo intentará de nuevo. Tras tres tentativas frustradas, el martes próximo, a las 9, está convocada la asamblea universitaria que debe elegir al nuevo rector, sólo cinco días antes de que termine el mandato del actual, Guillermo Jaim Etcheverry.
Así lo decidió ayer el Consejo Superior de la UBA que -quizá por aquello de que hacer lo mismo esperando resultados distintos es inútil-, cambió la sede del encuentro: los 236 asambleístas se reunirán en el aula magna de la Facultad de Medicina.
Hasta ahora, los tres intentos anteriores fracasaron cuando agrupaciones estudiantiles de izquierda que encabezan la FUBA ocuparon el Colegio Nacional de Buenos Aires e impidieron el ingreso de los asambleístas, en rechazo a la candidatura de Alterini -un argumento que bajó en intensidad en los últimos días- y en reclamo de la "democratización" del gobierno de la UBA.
Según el proyecto presentado por el grupo que apoya la candidatura de Alterini -aprobado por 19 votos en favor, 5 en contra y 2 abstenciones-, el acceso se limitará a asambleístas titulares y suplentes, personal administrativo de la UBA, miembros del Consejo Superior y periodistas acreditados. Además, se distribuirán 150 lugares para invitados acreditados, en partes iguales entre las 13 facultades, el CBC y el Rectorado. La sala tiene capacidad para casi 900 personas. Se decidió, además, que el personal no docente de la facultad se encargará de controlar el acceso, y que se colocará una pantalla gigante para poder seguir las deliberaciones desde afuera del edificio.
La posible presencia policial en el exterior de la facultad -que los decanos de izquierda y estudiantes rechazan- volvió a sobrevolar las discusiones. De forma algo vaga, se decidió "comunicar" al Ministerio del Interior y al gobierno de la Ciudad la realización de la asamblea, para que "adopten las medidas que estimen corresponder para que se siga la asamblea desde afuera".
Irritación creciente
En una sesión que superó las cuatro horas, y que se dio en un clima de creciente irritación, gritos y acusaciones cruzadas, los consejeros discutieron rodeados, otra vez, por dos grupos de estudiantes, que en varias oportunidades intervinieron en los debates. De un lado, los que vienen impidiendo la asamblea; del otro, estudiantes de la agrupación QRS, de Medicina, que pedían la renuncia del rector y denunciaban su "complicidad" con la FUBA.
Cansados algunos, molestos otros, irritados la mayoría, el debate llegó a extremos de detalle que provocaron sonrisas en los propios consejeros, como al discutir si la pantalla debía tener sonido, quién se haría cargo del pago de su alquiler, si los invitados deben acreditarse con número de DNI, o cómo se haría el reparto de invitaciones.
Los estudiantes, por su parte, se opusieron al acceso limitado, pidieron hacer la asamblea a las 18 "para que todos los estudiantes puedan asistir" y reiteraron su pedido de que el primer punto del orden del día sea una modificación del estatuto. El proyecto aprobado sólo indica que debe "iniciarse el debate". Hay coincidencia general en que podría avanzarse en armar comisiones que discutieran, primero, qué partes del estatuto van a reformarse, en un proceso que podría durar, al menos, varios meses.
En concreto, no hay garantías de que esta vez sí se pueda sesionar. Los estudiantes ya expresaron su voluntad de movilizarse a Medicina. Si sus cuatro entradas están cerradas, es probable que se ubiquen en las escalinatas, lo que podría generar inconvenientes cuando los asambleístas intenten entrar. Ayer, se proponía que los asambleístas se reunieran en la plaza Houssay y marcharan todos juntos hacia la facultad.
"Desde la FUBA hacemos responsables a las autoridades de la UBA y al gobierno nacional de lo que pueda suceder cuando los estudiantes nos movilicemos", dijo Agustín Vanella, presidente de la FUBA.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
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