Con profesionales que se sienten a merced de las obras sociales, las empresas de medicina prepaga y las clínicas privadas, un menor interés por estudiar la carrera -a pesar del alto nivel académico que ofrecen en la especialidad nuestras universidades- y un altísimo sector de la población imposibilitado de acceder a sus servicios, la odontología enfrenta una realidad laboral compleja.
El Censo Nacional Económico, cuyos datos publicó recientemente el Indec, arrojó que en el país hay 53.011 odontólogos matriculados, lo que significa el 6,8% respecto del total de las profesiones. Hay en el país un profesional cada 728 habitantes. Según la Federación Dental Internacional, la relación aceptable es de un odontólogo cada 1100 habitantes. Como en otras profesiones, con la odontología se registra una dispersión significativa: mientras que en Buenos Aires hay un profesional cada 121 habitantes, en Santiago del Estero hay uno cada 2876. "Calculamos que en el país sólo recibe atención odontológica el 15% de la población, cualquiera que sea su cobertura: nacional, provincial, municipal, sindical, de prepagas o privada", dice el doctor Javier Canzani, presidente de la Asociación Odontológica Argentina (AOA).
"El factor fundamental no es la falta de capacidad instalada, sino una deficiente educación para la salud por parte de la población, que demanda poco los servicios odontológicos. Si bien hoy hay un incremento de la información a través de las campañas que impulsan las distintas facultades y los círculos odontológicos, igual es insuficiente", dice Canzani.
El ejercicio profesional también se ve dificultado por los bajos sueldos, la inscripción de los profesionales en el sistema de prestación sin ninguna cobertura social ni de salud, la marcada disminución del poder adquisitivo de los pacientes y la ya mencionada relación conflictiva con las obras sociales. "El principal problema es el atraso crónico en los pagos debido a que, por la falta de recursos en el sector, surgieron metodologías de limitación de las prácticas, lo que produce grandes inconvenientes en el ejercicio diario de la profesión", dice Rubén Schcolnicov, presidente de la Confederación Odontológica de la República Argentina (CORA), institución que agrupa a 20.000 odontólogos pertenecientes a las 35 entidades profesionales que la conforman.
"Este proceso tiene como único objetivo mantener un equilibrio económico financiero, que está muy alejado del costo del plan de tratamiento odontológico ideal que necesitan nuestros pacientes", asegura Schcolnicov. La CORA trabaja para que se cumpla en tiempo y forma el pago de las obras sociales con convenios y se actualicen los aranceles vigentes. También para impulsar una congruencia entre el sistema prestador de salud y el sistema universitario de formación odontológica.
"Se necesitan odontólogos generalistas con excelencia académica y con una formación pertinente a las necesidades sanitarias de nuestro país. De nada sirve formar colegas altamente tecnicistas, entrenados en costosos tratamientos que luego no van a poder ser implementados en la práctica diaria", dice Schcolnicov.
En baja
Según datos del Indec (año 2003) sólo el 45% de los argentinos tiene algún tipo de cobertura asistencial. La mayor parte de los beneficiarios se encuentra en los principales conglomerados urbanos, particularmente aquellos donde están ubicadas las once facultades de Odontología que existen en el país: siete de gestión pública y cuatro de gestión privada. Según estadísticas universitarias oficiales, 19.300 alumnos seguían la carrera en 2003.
Para la doctora Beatriz Lewkowicz, presidenta del Ateneo Argentino de Odontología (AAO), la carrera, más allá de esas cifras, parecería que ha dejado de ser atractiva para los jóvenes. "En la UBA, el ingreso en la Facultad de Odontología se redujo a menos de la mitad de las cifras históricas", dice. "Si bien se atribuye el fenómeno a múltiples causas tales como la aparición de universidades privadas o la existencia del CBC, no parecen ser éstos los únicos motivos, ya que ambas variables son comunes a las restantes carreras de la UBA y la reducción de la matrícula no se verificó de la misma manera." Para Lewkowicz, "podríamos estar frente a un fenómeno de desprofesionalización o, acaso, a una oferta que no responde a las demandas sociales respecto de la atención de la salud bucal".
Calidad
"Las causas de esta disminución son, a mi entender, multifactoriales", dice el decano Máximo Giglio. Y enumera: la situación económica de 2001, no del todo resuelta; el costo de la carrera, su intensidad y la mayor oferta educativa privada son algunas de las causas. "En la Capital Federal existen, además de la nuestra, tres facultades o escuelas de odontología privadas. Parece existir una sobreoferta de carreras en este espacio; sin embargo, lo más importante es la calidad de los egresados, y en ese sentido la Facultad de Odontología de la UBA está a la altura de las mejores mundo."
Con infraestructura y equipamiento también de alta calidad la universidad pública cumple acabadamente -a su entender- con las expectativas de la profesión y de la sociedad. La carrera requiere incorporar instrumental y materiales odontológicos en su gran mayoría importados. El costo, por ende, es importante. "Una estimación promedio para los tres últimos años de la carrera es de $ 300 por mes", dice Giglio. Algunos alumnos comparten el instrumental si cursan en horarios diferentes.
El último censo de la UBA muestra que el 38% de los alumnos tiene un trabajo formal. "Pero muchos otros lo hacen de modo informal, de ahí la gran demanda de las comisiones vespertinas y el alargamiento, en muchos casos, en la finalización de los estudios. La carrera dura en promedio 6 años y medio", dice el decano de la UBA.
Para la presidenta de la AAO -cuyo eje institucional es la formación continua de posgrado y funciona como unidad operativa odontológica de la Universidad Favaloro-, hoy la atención está centrada en la enfermedad y las urgencias, por demanda espontánea de los pacientes, que es un rasgo común a la población con y sin cobertura. "Eso, a pesar de que está totalmente demostrado que un cambio sustantivo y sustentable en salud bucal está relacionado con el desarrollo de programas de atención con contenidos de promoción y prevención", dice.
Su conclusión es que el país cuenta con un calificado y numeroso plantel profesional para una población que tiene una mala salud bucal.
Por Carmen María Ramos Para LA NACION
Experiencias
Javier Cansan, Presidente de la Asociación Odontológica Argentina
"Calculamos que en el país sólo recibe atención odontológica el 15% de la población, cualquiera que sea su cobertura: nacional, provincial o municipal"
Beatriz Lewkowicz, Presidenta del Ateneo Argentino de Odontología
"En la UBA, el ingreso en la Facultad de Odontología se redujo a menos de la mitad de las cifras históricas"
Rubén Schcolnicov, Presidente de la Confederación Odontológica de la República Argentina
"El principal problema es el atraso crónico en los pagos"
Misceláneas
La creación de la primera cátedra de Odontología en nuestro país se debe a la iniciativa del doctor Mauricio González Catán. En 1891, se iniciaron los cursos. El doctor Nicasio Etchepareborda fue el primer catedrático de la Escuela de Odontología.
En 1886, se fundó la Asociación Odontológica Argentina, entidad decana en nuestro país y Latinoamérica. Tiene como fin promover la salud dental a través de la enseñanza y la investigación. Es la quinta entre las más antiguas del mundo en su especialidad.
El 20 de septiembre de 1946 se sancionó la ley de creación de la Facultad de Odontología de Buenos Aires. El autor del proyecto fue el odontólogo y médico Dr. Ricardo César Guardo. La Escuela de Posgrado fue creada en 1911.
La Federación Odontológica Latinoamericana (FOLA) se creó el 3 de octubre de 1917. En conmemoración de ese hecho, cada 3 de octubre se celebra el Día de la Odontología Latinoamericana.
Desarrollo de la carrera: "El paciente privado es una especie en extinción"
En los años 70, de cada 10 estudiantes de Odontología, 4 eran mujeres. Hoy, 7 de cada 10 son mujeres. "Desconozco las causas exactas, pero creo que uno de los motivos es porque permite un ejercicio más programado de la profesión, con menores exigencias de dedicación en horarios no habituales", dice Máximo Giglio. A pesar de lo cual sostiene que la profesión, ampliamente, ha dejado de ser liberal. "Los odontólogos están a merced de las prepagas, obras sociales y clínicas privadas; como decimos cotidianamente: «El paciente privado es una especie en extinción». Está reservado a la clase media alta y alta", asegura.
La odontóloga Elena Grapsas de Fovakis reconoce que la inserción laboral es complicada. La carrera es cara, es muy sacrificada por la carga horaria que le exige al estudiante, e instalar consultorio es todo un tema, sobre todo si se desea disponer de tecnología de punta para ofrecer la mejor atención. "Pero también hay que destacar que su práctica exige vocación y es muy gratificante. Una buena formación y profesionalidad hacen la diferencia y brindan posibilidades de crecimiento, sin lugar a dudas."
Para la doctora Fovakis, el principal desafío de la profesión es difundir en el nivel más masivo posible una cultura de la prevención, para evitar que las enfermedades localizadas en la boca generen riesgos para la salud general. Reconoce también que en los niveles socioeconómicos más altos se hace prevención y también rehabilitación y estética. En su consultorio atiende aproximadamente a un 35% de los pacientes en forma privada.
Oferta y demanda: Hay trabajo en negro
"Los odontólogos aún trabajan de odontólogos, pero las condiciones se van pervirtiendo", dice Beatriz Lewkowicz. Dice que hay trabajo en negro, instituciones que arancelan el ingreso en la lista de prestadores; que los profesionales están a porcentaje de las prestaciones realizadas, y que en las clínicas y servicios odontológicos no tienen seguridad social ni estabilidad laboral. Los aranceles de las obras sociales y prepagas son de 10 a 12 pesos por una consulta, 14,50 a 20 pesos por una extracción dentaria y de 14,50 y 28 pesos por un tratamiento de caries. Los sistemas prepagos o de obra social les pagan a los odontólogos, en general, no menos de 3 meses después de la facturación. "Un odontólogo no puede facturarle más de $ 800 por mes a una obra social o prepaga", dice Máximo Giglio. "Los puntos más conflictivos son los bajos aranceles y la demora en los pagos", agrega.
Rubén Schcolnicov, presidente de la CORA, estima que, deducidos los costos, en promedio los odontólogos que atienden su consultorio ganan entre $ 1000 y 1500 mensuales, con variantes regionales.
La Nación: Los odontólogos se ven enfrentados a una compleja realidad laboral
Dificultan la situación los bajos sueldos y la desinformación del público, entre otros factores