Por un año más -aunque el período podría ser acortado por un decreto común del Poder Ejecutivo-, los trabajadores dependientes que están afiliados al régimen de las AFJP seguirán haciendo un aporte del 7% del salario para su futura jubilación, en lugar del 11% que prevé la ley que regula el sistema previsional.
La medida, que fue anunciada formalmente ayer por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, no es igual para todos: quienes están incluidos en regímenes que garantizan una prestación jubilatoria de entre el 82 y el 85% de las remuneraciones percibidas en la vida activa verán aumentado el descuento jubilatorio en dos puntos desde este mes, y en otros dos puntos desde octubre. Y esa parte de sus aportes ya no irá a las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), como antes, sino a las cuentas del Estado.
Los alcanzados por esta excepción a la prórroga son los docentes incluidos en el sistema nacional de jubilaciones, los científicos e investigadores, los diplomáticos y los jueces. Tanto los docentes como los científicos aportan desde mayo el 9%, y empezarán a tener descuentos del 11 y del 13% en julio y en octubre, respectivamente, según aclaró Walter Arrighi, director nacional de Políticas de la Seguridad Social, en diálogo con LA NACION.
Para esos grupos en particular, la vigencia de aportes que exceden a los que rigen para el régimen general fue dispuesta para garantizar la jubilación del 82% de la remuneración al momento de su cese, en el caso de los docentes, y del 85% en el régimen de los científicos. Como es el Estado el que debe dar esa garantía de ingreso mínimo, se consideró que no tenía sentido que más dinero siguiera yendo a las cuentas administradas por las AFJP. Por eso, de los 13 puntos del aporte de docentes y científicos sólo 7 irán al ahorro individual y los otros 6, al régimen público. Y en el caso de los diplomáticos, irán al Estado cuatro puntos de los 11 aportados.
Según estaba previsto, los descuentos de todos los afiliados a las AFJP -son unos 3,9 millones los empleados dependientes que regularmente aportan- debían subir dos puntos este mes -desde el 7% actual-, y otros dos puntos desde octubre. El decreto 788 (de necesidad y urgencia), publicado ayer en el Boletín Oficial, traslada esas fechas a julio y octubre de 2006.
La suspensión del aumento del aporte permite que se sigan volcando al consumo unos $ 100 millones mensuales, que desde este mes habrían ido a los ahorros jubilatorios. Desde octubre, esa cifra será de unos $ 200 millones por mes. Según los
fundamentos del decreto, se buscó evitar una incidencia negativa sobre los sueldos de bolsillo. El efecto habría sido una caída del 2,3% en la cantidad de dinero que los trabajadores percibirían desde este mes. Y en octubre, con la restitución de la tasa al 11%, la caída del salario en comparación con el nivel actual, habría sido del 4,6 por ciento.
Claro que, como contrapartida, la continuidad de la reducción del aporte tendrá una incidencia negativa en las jubilaciones futuras. Como la medida estará vigente por casi 5 años, podría ser significativa la diferencia en cuanto a las prestaciones que podrían esperarse con el descuento del 11% y las que podrían estimarse con la reducción temporal del aporte salarial.
Posibles consecuencias
Un ejercicio teórico permite estimar los siguientes posibles efectos: para un trabajador que hoy tiene 35 años y un salario de $ 1200, con una expectativa de incremento del 2% por año (sin considerar eventuales efectos inflacionarios), la prestación total esperada -integrada en parte por sus ahorros y en parte por pagos básicos del sistema público- podría llegar a $ 1374 de no haberse bajado nunca el aporte, y llegaría a $ 1304 si se hubiera elevado desde este mes el descuento al 9%, y al 11% desde octubre. En cambio, con la medida dispuesta ayer, esta persona podría esperar que la jubilación sea de $ 1124, es decir, un 18% menos que si se aplicara la tasa prevista en la ley.
Este efecto se daría suponiendo para los fondos una rentabilidad promedio anual, a partir de este año, del 5%, y una comisión levemente por arriba de la actual. Las consecuencias, de todas formas, son muy variables en función de la edad y de la vida laboral del aportante y, por supuesto, de la posible evolución que tengan los números del régimen de las AFJP.
El sistema de capitalización prevé la posibilidad de que los afiliados hagan aportes para su jubilación por encima de lo que la ley -o en este caso un decreto de necesidad y urgencia- exige. El mecanismo para ahorrar más en la cuenta individual para la jubilación es el de los aportes voluntarios, que tienen una ventaja: actualmente las AFJP no cobran comisión sobre esos ahorros.
Apoyo de un gremio de docentes
Los docentes afiliados a las AFJP sufrirán -a partir de octubre- una caída del 4,6% en su salario de bolsillo, debido al incremento en el descuento jubilatorio, que entre julio y septiembre pasará a ser del 11%, y en octubre llegará al 13%. Esto significará que un maestro que hoy cobra $ 380 en efectivo, a partir de octubre recibirá casi $ 20 menos.
Estas sumas serán destinadas a cumplir con el régimen especial que garantiza a maestros y científicos una jubilación del 82% del salario activo. Hugo Yasky, secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), dijo: "La ley 24.016 permitía a los docentes jubilarse con el 82% de sus haberes. Pero esa norma fue derogada por el ex presidente Carlos Menem; los maestros sufrieron una drástica reducción en sus descuentos y su jubilación cayó abruptamente".
Pero en febrero último, la administración Kirchner reestableció, a partir de mayo, el régimen del 82%. "En mayo todos los afiliados docentes al sistema de reparto sufrieron un incremento en el descuento jubilatorio, que pasó a ser del 13%. Ahora, para equiparar esos porcentajes y cumplir con lo acordado, los afiliados a las AFJP tendrán que llegar paulatinamente al 13 por ciento", dijo Yasky. El dirigente admitió que si bien los descuentos representan un baja en el salario de bolsillo de los docentes, es un beneficio a futuro. "No hay que mirarlo como otro descuento, sino como una capitalización, en beneficio del futuro de los maestros", concluyó.
Para calcular el 82% se toman en cuenta los rubros salariales que tienen aportes jubilatorios. No se consideran los adicionales "no remunerativos", que en el caso de los docentes representan entre un 25 y un 40% del sueldo. Y este punto es precisamente la raíz de los conflictos docentes, ya que los maestros reclaman la incorporación de esas sumas fijas y no remunerativas al salario básico, para obtener en un futuro una mejor jubilación.
Descuento diferente
Aportes: Según la ley de jubilaciones, el descuento salarial es del 11%, pero en el caso de los afiliados a las AFJP está reducido desde fines de 2001.
Reparto: Para los afiliados a reparto, el aporte ya está en el 11 por ciento.
* Por Silvia Stang, De la Redacción de LA NACION