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La Nación: Opinión: Tiempos vacíos de representación

Por un lado están los estudiantes, que impiden por la fuerza realizar un acto electoral, como es la asamblea universitaria. Es extraordinario cómo se reflejan con toda precisión en el espejo de lo que detestan: la violencia, el autoritarismo y la actitud antidemocrática. Esto recuerda aquella frase de Hermann Hesse: "Cuando odiamos a un hombre, odiamos en su imagen algo que llevamos en nosotros mismos".

11 de abril de 2006, 13:44.

Cuando mediante el autoritarismo y la violencia se procura combatir -precisamente- al autoritarismo y la violencia, lo que se evidencia es una secreta pasión y hasta una envidia por aquello que se combate. Reproducen la antidemocracia en micro y, en el fondo, quisieran poder ejercerla sin culpa.
 
En el uso de la fuerza se delata el paradigma vigente: el fin justifica los medios. Inútil es recalcar la peligrosidad de este paradigma que ha provocado las tragedias del pasado que siguen vivas hoy en nuestra sociedad.
 
Por otro lado, está la oferta electoral de Alterini, que, por lo que se sabe, lleva consigo a la UBA el código genético de la gestión de Shuberoff, con una suma de aliados radicales provenientes de esa gestión, gente vinculada con las prebendas como método, con el clientelismo como estilo, con el toma y daca como guía, y con la discrecionalidad en el uso de los recursos públicos como credo.
 
La vuelta en parte de Franja Morada a la universidad es una mala noticia y no es otra cosa que el drama del eterno retorno en la Argentina. Eterno retorno de todo aquello que alguna vez se ha sentido superado, pero que emerge a la vuelta de la esquina como si el tiempo no hubiera pasado y como si la sociedad no hubiera evolucionado.
 
Estas dos fuerzas en pugna, a su vez, buscan atajos no institucionales para prevalecer, cosa que muestra su indiferencia hacia los métodos previstos de elección y representación, y muestra que su fe en la democracia se limita a la democracia que trae lo que a ellos les gusta.
 
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Se trata, entonces, de la ausencia de liderazgo y del vacío de opciones en la UBA. Pero se trata también de la implosión de la representación en la institución cultural más importante de la Argentina.
 
La implosión representativa ha alcanzado hace pocos años, en términos generales, a todos los niveles de Gobierno, y ahora se ha calmado temporalmente, pero ninguna reforma se ha hecho para remediar la cuestión de fondo.
 
Los partidos políticos siguen operando en otro planeta, en su habitual esfera autista, y los efectos disolutivos de esta actitud se encuentran momentáneamente eclipsados por el crecimiento económico y por el férreo uso del poder que hace Kirchner.
 
Sin embargo, emergerán a la superficie cuando alguna de las dos cosas se debilite. El vacío representativo que denota la UBA podría ser un prenuncio de la falta de alternativas que presenta el sistema a escala mayor.
 
Por Enrique Valiente Noailles,  Para LA NACIÓN. El autor es licenciado en Filosofía. Publicó recientemente en París "Les exilés du dialogue", diálogo con el pensador francés Jean Baudrillard.

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