Si alguien lo dudaba, éste es un dato ineludible. Sin embargo, la gran mayoría de ellos manifestó escepticismo sobre la posibilidad de que la inversión en ciencia -tanto pública como privada- crezca en el futuro cercano.
Estas conclusiones surgen de la primera Consulta sobre Expectativas acerca de la Investigación Científica y Tecnológica, y de la Innovación en la Argentina, lanzada a fines de abril por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Secyt), en el marco de las actividades para la formulación del Plan Estratégico Nacional de Mediano Plazo para la Ciencia y la Tecnología. La consulta se realizó vía Internet y reunió respuestas espontáneas de 3719 personas; entre ellas, 95 fueron de argentinos residentes en el exterior.
El 57,37% de los encuestados consideró que la capacidad científico-tecnológica local es "alta en algunas áreas estratégicas, pero baja en otras que son también necesarias".
Con respecto a la capacidad de respuesta del sistema para resolver problemas sociales, se consideró que era "alta" para el aprovechamiento racional de los recursos naturales, el desarrollo de infraestructura energética, la mejora en la calidad de la educación y la atención de los hospitales; "media", para la reducción de la pobreza, el aumento de la eficacia del Estado y el aumento del empleo; y "baja", para la mejora del sistema de seguridad social y la disminución de la corrupción.
En cambio, sobre la expectativa de inversión en investigación y desarrollo, sólo el 9,7% consideró probable que aumentara significativamente; el 36%, que aumentará moderadamente; y el 46,5%, que se mantendrá en los niveles actuales.
"Entre los resultados más significativos de esta consulta, sin duda lo más llamativo es la participación -afirma el profesor Mario Albornoz, responsable del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología y coordinador de la consulta-. Que casi 4000 personas hayan sentido el deseo de opinar sobre aspectos esenciales de la política científico-tecnológica es una señal muy interesante de que hay conciencia de que la ciencia es importante para el futuro. Aunque la mayoría de las respuestas provinieron del sistema científico y las universidades, alrededor de 1000 fueron de otros segmentos de actividad, y 400 fueron de empresarios y profesionales independientes. Sin embargo, la gente es escéptica. Con todo lo que estamos oyendo de la exigencia de superávit fiscal no parece haber una gran expectativa de que aumente la inversión, especialmente en el sector privado. No esperan que haya una actitud emprendedora de parte de los empresarios. Pero lo interesante es que los empresarios sí confían en sus propias posibilidades de innovación. Me parece que ahí hay una zona para que la realidad demuestre quién tenía razón."
¿Y cuáles son las estrategias que se consideran fundamentales para la próxima década? Estimular la innovación en las diferentes regiones del país, incorporar los objetivos científicos en la política exterior, estimular la vinculación entre la investigación y el sector productivo, y orientarla hacia la resolución de problemas sociales. Para más del 50% de los participantes es imprescindible "fomentar la cultura científica, fortalecer las instituciones de investigación y considerar la capacidad científica en las decisiones de política económica".
Otras de las propuestas que contaron con alto nivel de acuerdo son "Apoyar los programas de doctorado en la Argentina" (95%), "Fortalecer la formación de investigadores en ciencias sociales" (71,6%), "Repatriar a los científicos emigrados" (71,1%), "Subsidiar la incorporación de científicos a empresas privadas" (53,4% de respuestas positivas entre los empresarios), "La baja innovación se explica por la desconexión entre centros de investigación y empresas" (90,3%).
Entre los sectores económicos más dinámicos de la próxima década, en primer lugar se mencionó la hotelería, el transporte y otros servicios ligados al turismo. "Nos llamó profundamente la atención que no un sector, sino todos pusieran en primer lugar el turismo -comenta Albornoz-. Fue un llamado de atención. En países como México y España, en los que la industria turística está mucho más avanzada que la nuestra, los planes de CyT contemplan toda una serie de tecnologías que tienen como eje al turismo y que nosotros no habíamos considerado."
Según el investigador, se intenta formular políticas que estén sustentadas en acuerdos lo suficientemente amplios como para que sigan sostenidas por quien esté en el gobierno. "Esto no les da el carácter de infalibles -afirma-, pero deja en claro que en la sociedad hay mucha gente que piensa que hay que utilizar la ciencia para resolver los problemas. Aunque lo hacen con cierto escepticismo: piensan que probablemente las autoridades no estarán a la altura de las circunstancias."