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La Nación: Proponen cobrar arancel a los graduados

Llach advirtió que la educación es más importante que las autopistas; apoyo de los empresarios  

02 de septiembre de 2005, 15:41.

MENDOZA.- Tomás Hess se graduó de contador público en la Universidad de Buenos Aires hace exactamente 35 años. Hoy es director y uno de los principales ejecutivos de la petrolera norteamericana Esso. "La educación que me dio este país es incomparable. Creo que, de alguna manera, uno tiene que devolverle a la Universidad todo eso", dijo ayer.
El caso de Hess fue uno de los tantos mencionados ayer aquí, en esta ciudad, durante el Precoloquio de Cuyo, del Instituto para el Desarrollo Empresario Argentino (IDEA), de cuyo desarrollo se informa en la sección Economía. Preocupados por el rol decisivo que debería cumplir la educación en el crecimiento del país, los hombres de negocios se plantearon alternativas para un tema delicado: el financiamiento de la Universidad.
Quien transmitió la inquietud fue el ex ministro Juan Llach, director de Economía del IAE, al proponer una idea que ha tenido éxito en los últimos 25 años en Australia: un sistema por el que los graduados paguen un arancel para financiar la universidad gratuita. "Se debería aplicar una vez que el profesional supera el mínimo no imponible en ganancias", dijo. Un sondeo entre los ejecutivos premitió ver que la propuesta convence casi a todos.
Llach dice que la educación está en un estado complicado. El gasto argentino en el área es del 4% del PBI. Lejos de Dinamarca, por ejemplo, que emplea el 8,5%, o de Suecia, con el 7,7%. "Ahora veo que el Gobierno lanza un plan para construir autopistas -sigue Llach-. No tengo nada contra las autopistas, pero la prioridad es la educación."
Algunos son más directos. A Mario Groisman, presidente del Consejo Empresario Mendocino, no lo asustan los tabúes políticos o estudiantiles, y propone un arancelamiento directo. "Un alumno que puede comprarse un auto puede pagar la facultad. ¿Cómo puede ser que haya profesores con bajos salarios, mientras el estacionamiento está atestado de autos de alumnos? Hay que arancelar, lo que no significa que, quien no tenga medios, merezca ser becado."
No todos hablan con tanta naturalidad. Saben de la sensibilidad que el tema conlleva. "Es muy buena la propuesta de Llach, pero es políticamente complicada: pregúntele a López Murphy", dijo a LA NACION Bernardo Kosacoff, economista de la Cepal. Recordaba, así, el abrupto final de la brevísima gestión del actual candidato por Recrear, en 2001, al frente del Palacio de Hacienda en el gobierno de Fernando de la Rúa.
Juan Manuel Forn, vicepresidente de la alimenticia Molinos, está inquieto porque la falta de capacitación ha comenzado a convertirse en un drama para varias industrias: no hay soldadores ni electricistas. Ferviente defensor de la universidad pública, piensa en contribuciones voluntarias de los graduados.
Otros hacen cálculos. Luis Corsiglia, del Banco de Valores, vicepresidente de Enarsa y futuro director del Banco Central, considera que, si todos pagaran los impuestos, la Universidad no necesitaría arancelamiento. Pero, dada la actual evasión, no estaría mal pensar en un sistema de crédito universitario, semejante al que propone Llach. "Es el mismo que se usa en muchas universidades privadas", aclara.
Nadie podrá convencer a Alfredo Coto, dueño de la cadena de supermercados de ese nombre, de que el actual nivel de evasión tributaria no es el gran culpable. Porque el trabajo en negro, por ejemplo, lo perjudica también a él, con la competencia desleal de supermercados chinos. "Los impuestos que no se pagan son recursos que no van a la educación", afirma.
Enrique Pescarmona, presidente de Impsa, habla de alternativas para comprometerse con la formación de los estudiantes. "Yo he becado a muchos chicos. Si tenés una moral, lo que te da la Universidad lo tenés que devolver." Y Pablo Devoto, presidente de Nestlé, agrega que hay que aumentar la exigencia. "El tema no pasa por arancelar o no arancelar. Hay que apuntar a la excelencia. Aunque el sistema de aporte de los graduados me parece bárbaro."
Por Francisco Olivera Enviado especial

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