En un agudo análisis de la desmesura del poder, Ryszard Kapuscinski reflexiona que la dictadura, al destruir la inteligencia y la cultura, deja detrás de sí un campo estéril en el que el árbol del pensamiento demora largo tiempo en florecer. Y puntualiza que de las grietas de ese campo muerto no salen siempre los mejores, sino a menudo, los más fuertes. En la posterior construcción de las relaciones culturales –ya sea en los ámbitos intelectuales, profesionales o académicos–, es posible advertir las secuelas que esa situación genera, cuando la sombra de la desconfianza avanza sobre el territorio de la cultura.
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El caso de la doctora Nélida Donni de Mirande, una de las mayores investigadoras del castellano en la Argentina y una de las lingüistas nacionales más reconocidas en el exterior, se ha convertido en el dato que ensombrece el acontecimiento cultural más relevante del año: el III Congreso Internacional de la Lengua, al haber sido excluida de la nómina de participantes, sin que la opinión pública conozca las razones de tal exclusión.
Todo lo que se sabe, de acuerdo con lo explicado ayer por el decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Rosario, Darío Maiorana, es que la tacha contra la investigadora es "política y ética". El congreso al que fue invitada por el Instituto Cervantes y la Asociación de Academias de la Lengua Española –que preside Víctor García de la Concha (Real Academia Española)– es académico.
Afirma el decano que Mirande fue cuestionada por un grupo de profesores de la facultad, cuyo número y nombres se desconocen, por haber ocupado cargos políticos en esa casa de estudios durante la última dictadura militar, cuando otros colegas tuvieron que abandonar sus cátedras y hasta exiliarse para sobrevivir.
Con más de 40 años dedicados a la docencia y a la investigación, ponente en congresos de la lengua en el país y en el exterior, las observaciones en su contra se contradicen abiertamente con el respaldo que el gobierno de Santa Fe y la Academia Argentina de Letras han dado a sus investigaciones. Su estudio sobre "El español de Santa Fe del siglo XVI al siglo XIX" y otros anteriores trabajos han sido subvencionados por la provincia y la Universidad de Rosario.
Una mirada en perspectiva sobre la actual realidad política española permite entender cuánto camino tuvieron que conciliar los unos y los otros para construir un modelo de país en el que cupieran todos. Como advierte Kapucinski, de los escondrijos del campo saqueado del pensamiento no siempre asoman los que crearán nuevos valores, sino muchas veces aquellos que han sobrevivido gracias a su piel dura y su resistencia interior.