MENDOZA.- Mauro, Ariel y Leandro Silvestre Levy no sólo tienen en común la fecha de nacimiento, los padres y la sangre: también eligieron los mismos deportes, el estilo musical y la profesión. Recibieron hace pocos días sus diplomas en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo y ahora son los trillizos ingenieros agrónomos. Tienen 29 años, viven y trabajan en el departamento de General Alvear, 320 kilómetros al sur de Mendoza, y son un curioso caso de similitud, no sólo física, sino también en gustos y vocación.
Convencidas de que se trata de un caso difícil de igualar, las autoridades de la facultad ya comenzaron a buscar antecedentes similares porque piensan tramitar el ingreso de los hermanos Silvestre Levy en el Libro Guinness. Claro, al menos en la especialidad de ingeniería agrónoma. Ariel señaló que, a diferencia de otros casos, los tres gemelos parecen tener hasta ahora el mismo proyecto de vida desde la niñez: "Salimos del jardín juntos, también de la primaria y la secundaria, y era esperable que nos recibiéramos en la universidad también juntos", dijo.
Por su lado, Leandro confesó haber encontrado como sus hermanos la vocación de su vida al decir: "Desde que empezamos la universidad me gustaron la agronomía frutícola y la producción agropecuaria". Los tres tienen un gran parecido físico, lo que a lo largo de su carrera universitaria dio lugar a las suspicacias sobre supuestas maniobras para cambiar de identidad en las evaluaciones. Pero sólo se trató de una sospecha infundada, porque los jóvenes dieron ejemplo de conducta y responsabilidad, según cuenta el decano de la facultad, Luis Héctor Martí.
Liliana Levy de Silvestre, la madre de los trillizos, sostuvo a La NACION que sus hijos coinciden en la simpatía por Boca y que ninguno está de novio. La madre recuerda que Mauro, Ariel y Leandro no tuvieron duda sobre la profesión que querían seguir. "Estaban en tercer año de la escuela secundaria de agricultura y se decidieron por la carrera de agronomía", dijo la mujer, que admite que la vocación de los jóvenes podría deberse a que el padre, Roberto, también es ingeniero agrónomo.
En la actualidad los tres trabajan en las propiedades de la familia, realizan certificación de calidad frutícola, tienen un criadero de conejos y dictan cursos de capacitación en su especialidad.
La Nación: Quieren incorporar en el Guinness a trillizos recibidos el mismo día
Egresaron como ingenieros en Mendoza. Tienen 29 años y viven y trabajan en el departamento de General Alvear. Ninguno tiene novia. Comparten el gusto por la música y los deportes.