Las autoridades de la Universidad Nacional de Formosa (UNAF), sospechada de entregar títulos fraguados en convenio con instituciones locales y españolas, manejan la casa de estudios en un marco "carente de controles" y, ante las repetidas llamadas de atención oficiales sobre las irregularidades, no demuestran intención de corregirlas.
La terminante conclusión del informe anual elaborado por la Sindicatura General de la Nación (Sigen), finalizado en octubre último, al que tuvo acceso LA NACION, evidencia un estilo de gestión en la universidad y hace recordar las denuncias de "manejo autocrático de poder" que en las últimas semanas han señalado, en particular, al rector Carlos Dalfaro.
Dalfaro está actualmente en uso de una licencia de 15 días, mientras una comisión interna investiga la supuesta entrega de títulos falsificados, en convenio con la World University y el Instituto Cibernos, de España.
El informe sobre la UNAF describe irregularidades varias, que señalan, por ejemplo, la falta de información sobre la ejecución del presupuesto, compras de equipamiento y materiales sin registro, documentación incompleta en los legajos de los docentes, entrega irregular de becas y percepción de recursos -por ejemplo, mediante el arancelamiento de carreras de grado- sin controles ni registros.
Lo más grave, agrega la Sigen, es que estas irregularidades vienen detectándose desde hace varios años -los informes se realizan anualmente en todas las universidades nacionales del país-, pero las autoridades de la UNAF no han demostrado hasta ahora mayor interés por corregirlas.
A la investigación interna que ya está en marcha se sumará otra. A pedido del Ministerio de Educación, un grupo de cuatro auditores de la Sigen se instalará en la UNAF la semana próxima, y se dedicará a revisar el circuito de emisión de títulos de grado, especialmente los de la licenciatura en Sistemas, a partir de la cual se plantearon las denuncias en España.
Así, se verá el estado de las actas de exámenes, los legajos de los alumnos y los registros de títulos emitidos en la modalidad a distancia. También se revisarán los convenios que la UNAF tiene firmados con otras instituciones, y la eventual recaudación de recursos que deriven de estos acuerdos.
Las desprolijidades
Creada en 1988, cuando se independizaron unidades académicas de la Universidad Nacional del Nordeste en territorio formoseño, la UNAF tiene algo más de 9100 estudiantes y dicta 39 carreras en sus cuatro facultades, en las áreas de administración y economía, ciencias de la salud, recursos naturales y humanidades, en la que se dictan especialmente profesorados en distintas áreas.
Según la Sigen, el manejo de presupuesto se decide centralizadamente en el Rectorado de la UNAF y, al momento de realizar el informe, no se contaba con información sobre la ejecución de los $ 12.485.119 que recibió la institución en 2004.
No se halló una proyección de las necesidades presupuestarias, ni un plan anual de compras, ni controles en las adquisiciones de bienes, muchos de los cuales fueron comprados pero no inventariados. En el mismo aspecto, la Sigen advierte la inexistencia de un registro adecuado del movimiento de fondos y la falta de rendición de viáticos. La tarea de la unidad de auditoría interna de la UNAF resulta "inadecuada", según la Sigen. Sus informes "carecen de la profundidad suficiente" y se entregan con demoras.
En cuanto al manejo del personal, la Sigen advierte que la planta no docente -240 personas- es insuficiente, mientras que la planta docente -656 profesores- está sobredimensionada. También se detectaron demoras en los depósitos a la AFIP de aportes patronales y documentación desactualizada e incompleta en los legajos docentes, que incluye por ejemplo la falta de control de títulos habilitantes.
El manejo de los recursos propios concentra varias desprolijidades. La UNAF creó el programa de "Nuevas ofertas académicas", que dicta carreras en varias subsedes de la institución en territorio formoseño, en Chaco y en Misiones, y tiene aranceladas carreras de grado -las licenciaturas en educación física y en historia-. Sin embargo, sus fondos no se depositan en ninguna cuenta bancaria oficial, no hay criterio de pago a profesores, que se realizan sin factura, ni registro de esos fondos percibidos. Además, se registra el otorgamiento de becas a docentes y personal fuera de las normas de la institución.
Los informes de la Sigen no son vinculantes, pero se suman con sus hallazgos al estado extendido de sospecha sobre la gestión de Dalfaro y al malestar interno que las denuncias de fraude pusieron en evidencia.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
Qué dice la Sigen
Presupuesto
Se maneja centralizadamente en el Rectorado. No se definen programas presupuestarios, ni un plan anual de compras y se adquieren bienes que no se registran adecuadamente.
Controles internos
Resultan insuficientes. Se detectaron viáticos que no se rinden, falta de registro de movimiento de fondos y demoras en la entrega de declaraciones juradas de bienes de las autoridades. Hay demoras en los depósitos de aportes patronales a la AFIP.
Recursos propios
No están adecuadamente registrados. No se depositan en ninguna cuenta bancaria oficial. Se abonan honorarios a docentes contratados sin presentación de facturas.
Una carrera sin líderes fuertes hacia el Rectorado de la UBA
Los candidatos analizan posibles alianzas y evitan las definiciones fuertes
Sin liderazgos fuertes ni distinciones ideológicas tajantes, con un discurso que por ahora evita las definiciones contundentes, el escenario frente a la elección del rector en la Universidad de Buenos Aires (UBA), en abril próximo, es un terreno en el que cuesta hacer proyecciones.
Seis candidatos -algunos declarados públicamente; otros todavía no- aparecen por ahora en la carrera, pero ninguno de ellos concentra voluntades mayoritarias. En rigor, se miran unos a otros haciendo cuentas y sopesando alianzas posibles, en las que las pertenencias políticas de origen pierden peso.
En tanto, los discursos de los candidatos se parecen. Hacen referencia, en general, a poner a la UBA "al servicio del país" y acercarla a las necesidades de la Argentina; hablan de diseñar estrategias de mediano plazo para la institución y de hacer reformas académicas, en general vinculadas con la institucionalización del ciclo básico común (CBC) y la promoción de algunas carreras.
Las críticas al actual rector, Guillermo Jaim Etcheverry, con distinto grado de vehemencia, se centran en haber alejado a la UBA "del debate público" y no haber avanzado en reformas académicas que se habían previsto.
Como sucede en la política nacional, también en la UBA el debilitamiento de los partidos políticos tradicionales y la aparición de la "transversalidad" está generando escenarios novedosos.
Así, distintas versiones del justicialismo, la centroizquierda y el "progresismo" -de precisión difícil-, ganan terreno en un espacio que fue, durante años, patrimonio cómodo de Franja Morada. Por la misma razón, la mirada atenta del gobierno nacional se está convirtiendo en un factor de peso en la definición de posiciones y candidatos.
Nombres en danza
Según pudo saber LA NACION, el rector Jaim Etcheverry volverá a ser candidato, aunque sus apoyos son inciertos todavía. El grupo de profesores que le allanó el camino para su llegada al Rectorado, en 2002, está pensando en otros candidatos.
Sin embargo, para muchos, el escenario disperso y fragmentado ayuda al rector. "Si no hay una figura fuerte que se le oponga, Jaim Etcheverry puede terminar ganando para que no gane otro", dijo un futuro asambleísta a LA NACION.
En la oposición más marcada al rector se encuentra el grupo autodenominado "reformista" -radicales, ex Franja Morada y algunos ex funcionarios de la gestión de Oscar Shuberoff-, con integrantes en las facultades de Derecho, Ciencias Económicas, Psicología, Ingeniería, Farmacia y Medicina. En ese grupo, por ahora, se mencionan dos candidatos: el decano de Derecho, Atilio Alterini, y el ex decano de Farmacia Alberto Boveris.
Según comentaron distintas fuentes a LA NACION, un sector de profesores de este grupo se reúne periódicamente para consensuar un proyecto para la UBA, centrado "en la presencia de la universidad en los problemas de la sociedad", como indicó uno de los asistentes.
Las propuestas incluyen la necesidad de ordenar las normas de la universidad, la reorganización del sistema hospitalario, ideas para una nueva ley universitaria y una modificación normativa para que los profesores que cumplen 65 años puedan seguir en sus cátedras sin imposibilitar el ascenso de los más jóvenes. "Primero diseñaremos un proyecto y después habrá un candidato", dijo el profesor.
En otro sector ideológico, aunque no tan lejano como para no admitir posibles alianzas, está el grupo Reconstrucción Universitaria, que apoyó a Jaim Etcheverry en su momento. Allí ya ha hecho públicas sus aspiraciones electorales el decano saliente de la Facultad de Agronomía, Fernando Vilella, que prefiere presentarse como "precandidato", se identifica "sin actividad partidaria" y propone "un proyecto progresista y democrático".
En ese grupo también se habla de Aníbal Franco, ex decano de la Facultad de Veterinaria, donde hoy dirige la Escuela de Graduados. De filiación justicialista, Franco ha trabajado y colabora en grupos vinculados con el kirchnerismo. Cuando, todavía en privado, discute sus propuestas, Franco habla siempre en plural, como representante de un grupo, y menciona la necesidad de orientar el funcionamiento de la universidad a las necesidades de un proyecto de país.
También se menciona como cercano al Gobierno al decano saliente de la Facultad de Ciencias Exactas, Pablo Jacovkis, que ya hizo públicas sus intenciones, también ubicándose como cabeza de un "proyecto progresista". Incluso circuló la versión de que en el Ministerio de Educación ya le habrían expresado el beneplácito oficial con su candidatura.
Mientras tanto, los sectores de la izquierda aguardan todavía sin definir candidatos propios, pero se saben dueños de un caudal de votos que, en un escenario en el que nadie es claramente preferido, se vuelven súbitamente valiosos.
Nombres en danza
Guillermo J. Etcheverry Actual rector
Volverá a postularse, aunque los apoyos que pueda lograr no están definidos.
Atilio Alterini Decano de Derecho
No se pronunció aún, pero se lo menciona en el sector más opositor al rector.
Fernando Vilella Dec. saliente de Agronomía
Pertenece al grupo que apoyó a Jaim Etcheverry en 2002.
Aníbal Franco Ex decano de Veterinaria
Del mismo grupo, de origen justicialista, no se ha lanzado públicamente aún.
Pablo Jacovkis Dec. saliente de Exactas
Quiere un "proyecto progresista". Tendría el beneplácito del Gobierno.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION