El presidente Néstor Kirchner preparó en la Casa Rosada un escenario favorable y adecuado para la campaña electoral, desde el cual anunció el proyecto de ley de financiamiento educativo, con el que aspira a aumentar el presupuesto del área a un 6% del producto bruto interno (PBI) en 2010 y se pronunció por una "nueva ley de educación".
Ese anuncio se interpretó como una crítica a la ley federal de educación, sancionada durante el gobierno de Menem, aunque no hubo más precisiones acerca de un nuevo proyecto educativo.
Más de 1200 personas, entre docentes, gremialistas, funcionarios, empresarios y dirigentes provinciales, desbordaron el Salón Blanco de la Casa Rosada y pasillos y salas anexas. Asistieron todos los gobernadores, excepto el de San Luis, Alberto Rodríguez Saá.
Entre los invitados sobresalió el escritor Ernesto Sabato, que firmó en forma simbólica el proyecto de ley. La iniciativa, avalada por todos los ministros de Educación de las provincias, ingresará en el Congreso por el Senado y significará un aporte de recursos por 9000 millones de pesos que serán distribuidos en forma progresiva.
En la actualidad, la inversión en educación era del 4% del PBI, mientras que en 2010, según la iniciativa, será del 6 por ciento.
"Ha triunfado la idea de transformar la educación", dijo Kirchner al anunciar su proyecto, al que calificó de "política de Estado". El texto contempla diez objetivos, entre los cuales figuran la erradicación del analfabetismo antes de 2010, la incorporación de toda la población de cinco años a la escuela, un mínimo de 10 años de escolaridad obligatoria y avances en la universalización del nivel medio.
Del acto participaron todos los ministros del gabinete, aunque sólo habló el de Educación, Daniel Filmus, que definió la iniciativa como una "epopeya que la sociedad argentina deberá cumplir".
 
Otra ley
Kirchner dijo que el país necesita una ley de educación que "vuelva a revalorizar a la sociedad". Y añadió: "Es fundamental una ley de educación para ver cómo nos vamos a capacitar y qué país vamos a construir".
También exhortó a los empresarios a que tengan "una mentalidad nacional" y "compartan la rentabilidad como otra forma para mejorar la educación".
En el estrado, el Presidente estuvo acompañado por el vicepresidente, Daniel Scioli, y la primera dama y candidata a senadora del Frente para la Victoria bonaerense, Cristina Kirchner.
Por separado, Filmus dijo: "Necesitamos llegar al bicentenario de la Argentina sin analfabetos".
También habló el titular del gremio Ctera, Hugo Yasky, quien recordó que "«la noche de los bastones largos» y la última dictadura provocaron una profunda derrota" para la educación.
El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, subrayó que "sólo hay un camino seguro para que un país crezca, y es la educación", mientras que su par de Corrientes, Ricardo Colombi, criticó las reformas educativas de la década del 90.
Tanto consenso tuvo el proyecto que en el Salón Blanco estuvieron dos gobernadores distanciados de Kirchner, como el neuquino Jorge Sobisch y el salteño Juan Carlos Romero.
En la segunda fila sobresalieron las presencias de los artistas León Gieco, Víctor Heredia y Teresa Parodi, además de Alejandro Dolina y Adolfo Pérez Esquivel.
No pasó inadvertida la presencia del suspendido gobernador de Tierra del Fuego, Jorge Colazo, quien se ubicó detrás de los mandatarios provinciales y atendió con frecuencia el teléfono celular en virtud de la crisis en su provincia. Precisamente al llegar a Buenos Aires se enteró de que la Legislatura provincial lo había suspendido, como se informa en la sección Política.
 
Rechazo estudiantil
"Esta ley es una trampa", dijo a LA NACION el presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), Agustín Vanella. "Con el superávit fiscal el problema de recursos se podría resolver ya. Además, hasta ahora, las leyes de presupuesto nunca garantizaron el incremento que establece la ley federal", afirmó, al adelantar que la FUBA hará "abrazos al Congreso" cuando se trate la ley.
Por Mariano Obarrio De la Redacción de LA NACION