Maestros de distintas partes del país marcharon ayer al mediodía por las calles de la Capital Federal y llevaron adelante un paro nacional de 24 horas en reclamo de la sanción de una ley de financiamiento de la educación que fije un piso mínimo de inversión del 6% del producto bruto interno (PBI).
La huelga fue organizada por la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), que desde hacía dos años no convocaba a un paro nacional en las escuelas. La protesta se completó con la movilización de docentes universitarios, que por la tarde se dirigieron al Ministerio de Educación, al Congreso y a la Plaza de Mayo (ver aparte).
Según la Ctera, el paro tuvo una adhesión superior al 90 por ciento. No obstante, el Gobierno trató de minimizar los efectos. El Ministerio de Educación estimó que la huelga tuvo un acatamiento del 30 al 60%, según las provincias.
"El paro fue contundente. Uno de los más importantes de los últimos diez años. Tuvo un alto e importantísimo nivel de adhesión", dijo a LA NACION Hugo Yasky, secretario general de la Ctera.
Contrapunto
Por su parte, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se mostró molesto por la protesta gremial y en disonancia con la negociadora postura del presidente Néstor Kirchner (que había llamado al diálogo a los docentes), consideró que la Ctera realiza la medida "porque tiene complejo por no hacer un paro nacional durante dos años".
Roberto Baradel, secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), recogió el guante y respondió: "El que tiene un complejo muy grande es el jefe de Gabinete, que fue discípulo de Cavallo, y en los años 90 apoyó las políticas que llevaron a la fragmentación y exclusión educativa en todo el país". Baradel lamentó que "un ministro con esa importancia haga este tipo de declaraciones sin reconocer la crisis de la educación y sin poder resolver las protestas".
La huelga, que siguió a la sucesión de tomas de colegios promovidas por estudiantes en esta ciudad, afectó -parcial o totalmente- la actividad educativa de más de siete millones de alumnos que asisten a unos 33.000 escuelas públicas. Se estima que en la mayoría de los colegios privados hubo clases normalmente.
La movilización de la Ctera al Congreso incluyó a más de 10.000 docentes de 14 provincias y de la Capital Federal. Comenzó a las 11 y concluyó con un acto frente al Congreso de la Nación. Allí, los maestros improvisaron una plataforma sobre un camión, al que subieron los dirigentes gremiales.
Yasky dijo que el paro fue un éxito y respaldó a los estudiantes secundarios que salieron a la calle a protestar contra el estado de las escuelas porteñas. La toma de escuelas es una "expresión importantísima de la lucha del estudiantado secundario", indicó.
Participaron de la marcha delegaciones de maestros de las provincias de Buenos Aires, Formosa, Santiago del Estero, Jujuy, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba, Mendoza, Catamarca, Chaco, Chubut, Río Negro y la Capital Federal.
En diálogo con LA NACION, el ministro de Educación, Daniel Filmus, aseguró: "No tenemos información sobre el impacto del paro porque no tenemos escuelas. Pero según el relevamiento que nos llega de las provincias la medida de fuerza es bastante heterogénea".
El funcionario dijo que "no compartimos la decisión de dejar a los chicos sin clase, pero sí la necesidad de crear una ley de financiamiento de la educación". Durante la semana última, Filmus presentó ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados un borrador de la ley de financiamiento, cuyo texto no se difundió.
Universitarios en marcha
En una apretada multitud que se extendía por unas ocho cuadras, docentes universitarios, estudiantes y alumnos de colegios secundarios marcharon ayer para cerrar tres jornadas de paro en reclamo de mejoras salariales y mayor presupuesto para la educación.
Organizada por la Conadu y la Conadu Histórica, con la adhesión de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), la marcha -que reunió a unas 10.000 personas- comenzó en plaza Houssay (en Córdoba y Junín), pasó por el Ministerio de Educación, se detuvo en el Congreso y finalizó en Plaza de Mayo, un trayecto durante el cual se mantuvo un frío persistente y el orden pautado en la organización.
Encabezaban la marcha los docentes, seguidos por los jóvenes universitarios y los secundarios. Ambos grupos eran los más numerosos, entusiasmados y ansiosos por empezar la caminata. Cerraban la columna otras agrupaciones, como la Corriente Clasista Combativa, el Partido Obrero e Izquierda Unida.
Una multitud colorida de banderas asomaba de entre los manifestantes, para identificar agrupaciones y orígenes. Así, había docentes y alumnos de La Plata, Jujuy, Tucumán, Neuquén, Tandil y Olavarría, Luján y Misiones; también varios centros de estudiantes, escuelas medias y agrupaciones políticas. "Basta de políticas menemistas. Sí a la deuda social y a las necesidades del pueblo", se repetía por los altavoces durante la movilización.