Convencido de que toda reforma educativa debe girar en torno de los educadores, el pedagogo y filósofo español Tomás Sánchez Iniesta cautivó a más de 1300 docentes de todo el país, a quienes se sumaron colegas de Brasil y Uruguay, que plantaron cara al mal tiempo y llegaron a esta ciudad para participar del IV Congreso Internacional "Aula Hoy".
Con el lema "Prácticas pedagógicas, innovaciones y propuestas", el encuentro reunirá hasta hoy a maestros y profesores de provincias tan distantes como Tierra del Fuego, Santa Cruz, Formosa, La Rioja, Mendoza y Buenos Aires, entre otras. Es organizado por la Editorial Homo Sapiens, que, como parte de su proyecto editorial, además de su catálogo de libros educativos, realiza cada año este congreso y publica la revista Aula Hoy, en la que difunde experiencias docentes como una contribución a la capacitación de los maestros.
Lugar para soñar
El pedagogo español llegó al país para presentar su libro "Un lugar para soñar. Reflexiones para una escuela posible", editado por Homo Sapiens.
Durante su presentación en el Teatro El Círculo, que se encuentra en plena restauración porque en noviembre será sede del III Congreso Internacional de la Lengua, instó a los docentes a "estar unidos a la realidad y a las necesidades de nuestros alumnos".
"Pero en el contrato que acordamos con ellos hay una cláusula no escrita: tenemos que soñar, porque eso es anticipar mundos posibles para preparar a nuestros alumnos a resolver los problemas de la sociedad del futuro", señaló, ante un auditorio colmado.
Más tarde en un diálogo con LA NACION, Sánchez Iniesta precisó que "es la sociedad la que nos exige ser profesionales con capacidad de soñar". Y puso de relieve que "no hay cultura que se pueda reproducir si una sociedad no aprecia a sus docentes. Las sociedades que no valoran a sus maestros son incapaces de progresar culturalmente".
El pedagogo español, que trabajó en la primera reforma educativa de su país, puntualizó que el mayor desafío de los maestros hoy es "ser imaginativos, audaces y valientes". Y, con palabras del escritor José Saramago, señaló que la labor docente exige también sentido común y esperanza: "Luchar cuando no hay esperanza es la suprema dignidad del ser humano". Pero dijo más. Por ejemplo que "el docente no es sólo un técnico, sino que fundamentalmente tiene que ser un individuo culto, informado, una persona de su tiempo capaz de interpretar la realidad para sus alumnos".
Agregó que los maestros deberían tener acceso libre a todas las expresiones y actos culturales de su ciudad, porque su saber es un patrimonio colectivo que sirve a los demás. Deberían tener un día para empaparse de la cultura y participar de los foros donde se crea opinión.
El camino de las reformas
Sánchez Iniesta habló sobre el papel que las reformas juegan en la calidad de un sistema educativo: "Son sólo posibilidades, pero las transformaciones son reales cuando los docentes las aplican. El educativo es el único sistema donde las decisiones se toman en el último eslabón de la cadena, que es el maestro en el aula". Y agregó: "Tenemos que tener claro lo que sabemos y observar si lo que sabemos es coherente con lo que hacemos en las aulas".
Consultado sobre la parcelación de los saberes en el aula, en un mundo en el que los acontecimientos en tiempo real son cada vez más globales, el pedagogo explicó: "Parcelar los saberes tiene cada vez menos sentido. Hoy todo es más interdisciplinario. Los alumnos comprenden mejor cuanto más global es el aprendizaje, porque tiene que ver con conocimientos previos que traen de diversos campos, y con situaciones afectivas, formas de pensar y sensaciones".
De las oleadas migratorias, que han incorporado un fenómeno nuevo en las aulas, Sánchez Iniesta dice que "el problema es muy complejo de resolver y afecta a la forma de convivencia y a todo el entramado social. Una cosa es integrar y otra asimilar".
Su punto de vista es muy atractivo cuando señala que en todo proceso de integración, "que contempla que tu cultura puede enriquecer la mía, hay renuncias por ambas partes. Se basa en un proceso de comprensión mutua y de respeto".
Dado el crecimiento inmigratorio, que en España alcanza ya el 4,5% de la población total, dijo el especialista, se han constituido en ese país "equipos de mediación cultural", que estudian en la Universidad Complutense de Madrid la lengua materna de ambas partes, para poder resolver problemas en la escuela. "Hasta los docentes tienen ya diccionarios con un vocabulario mínimo para entender a sus alumnos, que incluye hasta tres o cuatro lenguas distintas", concluyó.