Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

La Nación-Sábado 22: Cómo superar el temor que genera un examen oral

Por Soledad Vallejos, De la Redacción de LA NACION 

24 de octubre de 2005, 15:12.

El pulso cardíaco se acelera, las manos comienzan a transpirar y la voz suena temblorosa... De repente, la mente se bloquea y en un par de segundos las famosas lagunas son capaces de arruinar días, semanas y hasta meses de estudio.
Ante la inminente situación de rendir un examen oral, la experiencia se repite cada vez más en jóvenes de entre 18 y 25 años. Y en muchos casos, sobre todo en los últimos meses del año, cuando los estudiantes universitarios se enfrentan con los exámenes finales directamente no se presentan.
“Nunca llegué a tal extremo –confiesa Analía Alvarez, que cursa quinto año de medicina en la Universidad de Buenos Aires–, pero cuando me enteré de que existían grupos de ayuda terapéutica, y que yo no era la única que pasaba por esta situación cada vez que tenía que rendir, decidí consultar.”
En el taller grupal del que participa esta estudiante de 25 años, dirigido por los licenciados Rubén Vadagnel y Graciela Fernández, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, una de las primeras consignas es incentivar a los alumnos a compartir sus experiencias personales. "Nos dábamos cuenta de que los rasgos eran muy parecidos, pero el objetivo fue ir descubriendo qué se escondía detrás de esa fachada, cuál era la verdadera raíz de los problemas".
Según los especialistas, los primeros años de facultad suelen ser muy críticos, "y entre el 50 y el 60% de los estudiantes manifiesta haber sufrido algún trastorno de ansiedad ante un examen", dice el licenciado Rubén Vadagnel. Pero advierte que hay que distinguir entre un temor racional y una fobia, que es un miedo irracional con discordancia entre la vivencia subjetiva y el peligro real.
"La elevada ansiedad que le provoca a algunas personas la situación de examen, que en algunos casos constituye un tipo específico de fobia, puede ser tratada en forma grupal o individual -explica el médico psiquiatra Juan Manuel Bulacio, director del Instituto de Ciencias Cognitivas (Iccap) y del departamento de ansiedad del Hospital Francés-. Aunque de modo general, este miedo podría clasificarse en tres niveles: el primero puede ser considerado como un temor puntual, ligado más a la cultura, a las presiones sociales y familiares. También se relaciona con un método de enseñanza un poco arcaico, donde parecería ser más importante el examen final que el aprendizaje en sí mismo, ya que el alumno se prepara durante todo el año para rendir ante otro y demostrar lo que sabe."
El segundo caso, cuando la ansiedad significativa en respuesta a una situación de exposición da lugar a la evitación (como no presentarse al examen), responde a una fobia específica. "Con un tratamiento grupal se puede trabajar muy bien -asegura el doctor Bulacio-. Y al poco tiempo de iniciar el tratamiento los pacientes se sobreponen. Taquicardia, falta de concentración, resequedad en la boca o fatiga son algunos de los síntomas caracteristicos. El cuerpo se activa frente a una amenaza, y al notar esos cambios la persona comienza a preocuparse por la imagen que da frente al otro y desvía la atención del objeto fundamental: dar el examen. El problema se magnifica, no puede recuperar la concentración y entonces la mente queda en blanco."
La técnica del psicodrama, la de relajación corporal y ejercicios básicos de respiración son algunos de los métodos empleados para controlar estos síntomas. "La respiración debe ser pausada, rítmica, profunda y suave, y tener dominio del control muscular también ayuda", recomienda Bulacio.
En cuanto a la técnica del psicodrama, Vadagnel agrega: "Se utiliza para representar situaciones temidas. Se puede hacer un simulacro de examen, donde el alumno es el que toma el lugar del profesor con el fin de ponerse en los zapatos del sujeto temido".
 
Fobia social
En el tercer nivel de importancia, un cuadro clínico que en la mayoría de los casos requiere de un tratamiento terapéutico individual, los psicólogos ubican a la fobia social: timidez extrema y temor desmedido a ser juzgado o a quedar en ridículo.
"Los fóbicos sociales, en realidad, tienen severas dificultades no sólo para dar exámenes orales, sino también para participar en reuniones, enfrentar una entrevista de trabajo, relacionarse con autoridades o con el sexo opuesto -puntualiza Bulacio-. Y una gran cantidad de jóvenes convive con ese fantasma antes de consultar a un psiquiatra o psicólogo especializado."
La licenciada Evangelina Grapsas, que coordina el taller de orientación vocacional y miedo a los exámenes en la Asociación de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, señala que "al tener que hablar en público, estos síntomas corporales son inevitables. Pero hay que entender que esta relación con el otro, donde el alumno ve al profesor como un sujeto inconmensurable y voraz, es una cuestión inconsciente. Por eso no debe tratarse como un síntoma aislado".
Que la ansiedad movilice, ponga en actividad la mente y acelere la velocidad de respuesta sería una situación ideal. "Cuando es patológica, en cambio, la ansiedad inhibe, paraliza... La mente se bloquea y las buenas ideas desaparecen", concluye Bulacio.
 
Taller o terapia individual
Los especialistas consultados revelan que no sólo los jóvenes padecen estos trastornos de ansiedad. "Hemos recibido consultas de gente grande que tiene acumulados varios finales que nunca se atrevió a dar, y a medida que pasan los años el temor aumenta", cuenta Vadagnel.
Los talleres están en plena actividad, y la mayoría continúa con sus actividades hasta fin de año. "Lo usual es trabajar con un grupo durante ocho sesiones, aunque previamente hacemos una entrevista de admisión y una evaluación diagnóstica con cada paciente, para determinar si puede integrarse al taller o debe realizar una terapia individual", explica el doctor Bulacio.

Contenido relacionado