Profesionales de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) advirtieron en una entrevista con LA NACION que el pueblo de General Pizarro (de 2654 habitantes, según el Censo 2001), en el departamento salteño de Anta, quedaría expuesto a severas inundaciones y a recibir masas de lodo desde las laderas de las sierras si finalmente se desmonta la superficie de bosque nativo que formaba parte de la reserva natural \"Lotes 32 y 33\", recientemente desafectada y vendida por el gobierno provincial a tres empresas privadas.
\"Eliminar la vegetación de esa zona -en total son 16.227 hectáreas- provocaría un fuerte escurrimiento del agua de las lluvias hacia la parte más baja de los lotes, donde está el pueblo, y favorecería la formación de cárcavas, zanjones que en períodos de lluvias intensas se convierten en canales a través de los cuales baja la masa de lodo, comúnmente llamada «colada de barro», que es tremendamente peligrosa\", explicó Raúl Seggiaro, doctor en geología, docente de la UNSa e integrante del Servicio Geológico Minero Argentino. El especialista añadió que existen muchos ejemplos de pueblos que son \"arrasados por masas de lodo en una noche de precipitaciones intensas\".
Seggiaro, junto con otros nueve integrantes de la UNSa recorrieron recientemente los lotes 32 y 33 y elaboraron el \"Informe Comisión Oficial\", cuyo objetivo es \"informar a la sociedad sobre los graves riesgos que conlleva la inapropiada decisión del gobierno de Salta\", según se indica en el trabajo.
La iniciativa de los investigadores salteños tiene un precedente: la Universidad Nacional del Litoral y el Instituto Nacional del Agua advirtieron en su momento sobre los efectos del manejo irracional de los desmontes, previo a la gran inundación que en mayo de 2003 cubrió una extensa superficie de la ciudad de Santa Fe.
En el informe de la UNSa se enfatiza sobre la fragilidad de los suelos en cuestión. \"En la franja ubicada entre la zona llana al este y la zona serrana al oeste, las rocas del sustrato se encuentran cubiertas por depósitos de pie de monte y abanicos aluviales coalescentes sobre los que se desarrollaron los suelos. Las pendientes de esta zona, que oscilan entre el 5 y el 15%, son lo suficientemente pronunciadas como para generar un intenso escurrimiento superficial durante los períodos de lluvia. Estos suelos son altamente inestables ante dicho escurrimiento superficial y propensos a la generación de cárcavas\". En las zonas serranas precipitan 1000 milímetros por año, mientras que en las áreas bajas el registro es de 600 milímetros.
Según los especialistas de la UNSa, las cárcavas observadas en la zona de pie de monte dentro del lote 33, donde la vegetación es abundante, no superan el metro de profundidad, mientras que las observadas en una finca privada (desmontada) lindera a la zona en cuestión, tienen más de 2 metros de profundidad a pesar de que la pendiente del terreno es menor. \"Esta comparación permite inferir el grado de erosión que se produciría en el sector oeste del lote 33 en caso de llevarse a cabo el desmonte\", se detalla en el informe.
Deslizamientos
Seggiaro advirtió que la acción de la erosión provocada por el desmonte aceleraría el crecimiento de las cárcavas hacia las partes altas de las lomadas, situación que constituiría un \"efecto disparador para la desestabilización de las laderas de las sierras, incrementando las posibilidades de generación de deslizamientos\".
Los docentes salteños expresaron también su preocupación por el rápido crecimiento que está evidenciando en los últimos años el río Las Tortugas, que limita con las tierras que hasta el 6 de abril último eran parte de una reserva natural. \"Debido a los grandes desmontes que se realizaron en las fincas linderas el río pasó de ser un badén a convertirse en un curso de aguan con un cauce de por lo menos 50 metros\", indicó Seggiaro.
Este crecimiento del río ya causó sus primeras consecuencias en abril de 2001 cuando la ruta provincial 5 fue arrasada por flujos de lodo. Paradójicamente, según el gobierno salteño, esa ruta sería reparada con el dinero obtenido por la venta de las tierras. Sin embargo, en la subasta sólo se recaudó el 12% del monto que hace falta para concretar las obras, que incluyen la reparación de la ruta 30.
\"Según los testimonios de los habitantes de General Pizarro, gran parte del pueblo se inunda periódicamente durante los períodos de lluvias. La eliminación del monte de los lotes 32 y 33, lejos de paliar esta situación acrecentará los fenómenos de erosión poniendo en peligro a la población y a las obras de infraestructura realizadas a lo largo de la ruta 5\", advierte el informe.
Seggiaro reflexionó que desmantelar un bosque cuyo efecto será la segura desaparición de una parte de la ruta que se pretende arreglar no es otra cosa que \"una inversión inútil\".
Los desmontes en la región chaqueña también podrían ejercer un efecto negativo sobre el clima. En tal sentido, Marta de Viana, doctora en ciencias biológicas, directora del Instituto de Ecología y Ambiente Humano y docente de la cátedra de ecología de la UNSa, señaló que el hecho de que se siga deforestando atenta contra la posibilidad de que se mantenga en la región el clima húmedo que hoy favorece a la actividad agropecuaria, dado que el bosque es fundamental para mantener el ciclo hidrológico.
\"Este beneficio climático que se está empleando para ampliar la frontera agrícola es probable que muy pronto se vuelva en contra y que, incluso, se produzca una disminución de los registros de lluvias, dado que un suelo desmontado refleja mucho más la energía solar, carece de raíces profundas capaces de retener la humedad y toda el agua que llega se evapora al no haber cobertura que la retenga. De esta forma el suelo se compacta más rápido y se hace impermeable\", dijo Viana.
Los técnicos reconocen que su trabajo no es tenido en cuenta por el gobierno de Salta; sin embargo, tienen claro que su tarea es \"fomentar estrategias de concientización\", tal cual lo expresó el Consejo Superior de la UNSa al avalar el informe.
Dependencia del monte chaqueño
SALTA (De un enviado especial).- En el área vendida reside la comunidad wichi Eben Ezer, conformada por 18 familias (más de 70 personas). Desde épocas ancestrales esta etnia -mayoritaria en el chaco salteño- vive de la caza y de la recolección de frutos del monte. Consultado sobre qué significaría para estos aborígenes el desmonte de la zona que hoy habitan, Héctor Rodríguez, antropólogo e investigador del Centro Promocional de Investigaciones en Historia y Antropología de la UNSa, explicó que implicaría la reducción de los recursos de una comunidad que vive en dependencia con el monte.
\"La venta en sí significa un problema desde el punto de vista de su permanencia en el área y el desmonte conlleva la disminución de sus recursos económicos, situación que ya implicaría la extinción física de la comunidad, porque se quedaría sin alternativa alimentaria para su forma habitual de vida. Obligarlos a cambiar sus hábitos ancestrales de manera compulsiva es inaceptable. De llegar a hacerse finalmente el desmonte y la expulsión de la comunidad se configuraría el delito de genocidio\", aseguró Rodríguez.
Sobre este punto, el informe de la UNSa detalla que se estarían violando la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio en su inciso c), que señala: \"Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes; la Constitución Nacional y Provincial, y las leyes consecuentes\".