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La Nación-Sábado 5: \"Hay que responder por la educación\"

"La fragmentación de los sistemas educativos en América latina es grave en la medida en que se convierta en una segmentación de la formación de los recursos humanos, porque no es positivo para alcanzar la igualdad." Con esta reflexión, el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias recibió a LA NACION, tras su conferencia sobre "Déficit educativo, desarrollo y equidad en América latina", en el Malba.

07 de noviembre de 2005, 15:19.

Antes, a instancias de la Fundación Santillana, que desarrolla un ciclo de charlas sobre la educación, Iglesias había dicho que hoy un joven rico que fue el último de su clase gana más que el primer promedio de una escuela pública. El jueves próximo, a las 19, disertará el politicólogo italiano Giovanni Sartori.
Presentado por el periodista Jorge Halperín, el economista uruguayo y actual titular de la Secretaría General Iberoamericana -órgano nacido en la reciente Cumbre de Jefes de Estado de Salamanca, España- situó a la educación como "el tema central del crecimiento, de la equidad social y de la democracia". En el auditorio del Malba estuvieron el ministro de Educación, Daniel Filmus; el secretario de Agricultura, Miguel Campos, economistas, editores y representantes del mundo financiero.
Iglesias formuló su diagnóstico: "Tenemos una región que crece poco. Es difícil explicar por qué. Hay muchas causas: las políticas son, sin duda, una de ellas. Los sucesivos cambios de modelos también". Y concedió a la educación un lugar muy importante "al explicar el problema del poco crecimiento en América latina".
Para Iglesias, "la gente es muy sensata y no tiene expectativas inalcanzables. Quiere empleo, educación, salud y seguridad". Y vinculó lo expresado con las dificultades para satisfacer esas expectativas sociales en varios países.
-¿Por qué ha crecido la fragmentación de los sistemas educativos en la región, particularmente en la Argentina?
-En la medida en que la calidad de la educación en el sector público decreció se hizo más patente que la capacidad de los sectores más pudientes les permitía optar por soluciones en la educación privada que brindan una mejor calidad. Esto es grave porque se supone que vamos a tener también una segmentación en la formación de los recursos humanos. Y eso no es positivo para la igualdad en nuestros países. De modo que este asunto interpela un esfuerzo muy grande para formar recursos humanos en el nivel de la educación pública y una mejor calidad del gasto social en general.
-¿Por qué la escuela ha dejado de ser un factor de movilidad social?
-No me siento capacitado para decirlo. Personalmente me siento muy deudor de la escuela porque recibí valores fundamentales que marcaron mi conducta a lo largo de mi vida. La escuela es la gran formadora y transmisora de valores. Por lo tanto, hay que recuperarlos allí donde han sido debilitados.
-¿Deberían los economistas hacer una autocrítica por el deterioro de la calidad educativa en las últimas décadas en la región?
-No hay que poner el tema sólo en manos de los economistas. En última instancia, los economistas aumentaron considerablemente la asignación de recursos para los sistemas educativos. En toda la década del 90 aumentó el gasto en educación en América latina. Sin embargo, bajó la calidad. Habría que extender la pregunta a quienes tienen responsabilidad en los sistemas educativos.
-¿No habría que reprogramar los fondos concedidos por el BID para educación ante los resultados tan pobres que han mostrado?
-Siempre se puede mejorar la aplicación de los recursos. El BID cumple una función, pero los recursos son aplicados por los propios países. Lo que está en juego es cómo se ejecutan los recursos programados. En la programación se han tenido en cuenta factores que debieron dar mejores resultados. Pero también ha habido muchos programas educativos exitosos. Por ejemplo, en El Salvador. El diseño de las políticas educativas es responsabilidad de los países.
-¿En cuánto tiempo se podría garantizar una educación de calidad para los sectores más pobres?
-Yo no me atrevería a dar plazos. Pero es dentro de lo perfectamente lograble. Un esfuerzo masivo, con una buena asignación de recursos humanos, podría dar resultados rápidamente. Y no digo un año ni dos, sino que son objetivos alcanzables.
-¿La educación es una prioridad para los gobiernos de la región?
-En los últimos años, la gran tarea de los gobiernos fue la de la supervivencia y la solución de las crisis. Es una realidad absoluta. Pero todo el mundo está preocupado por este tema. Hay que evaluar en forma serena por qué se ha deteriorado la calidad de la enseñanza y qué hay que hacer para restituirle a la sociedad una educación de calidad como la que tuvimos en el pasado. Yo soy testigo de eso en mi país, porque tuvimos una educación de alta calidad. Los gobernantes y educadores tienen que responder por las razones de ese deterioro.
-¿Es usted optimista o pesimista en el corto plazo?
-Soy optimista porque hay nuevas oportunidades, absolutamente desconocidas en el pasado. El ingreso de Asia a los mercados mundiales nos abre oportunidades muy grandes. Hemos aprendido bastante de los errores del pasado como para perder esta nueva oportunidad. Tenemos que sumarnos al carro de la modernidad social y consolidar nuestra democracia.
Por Susana Reinoso  De la Redacción de LA NACION

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