Para el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Jaim Etcheverry, hay algo en común entre los estudiantes que dos veces impidieron esta semana la elección del nuevo rector, y los 132 asambleístas que apoyan al decano de la Facultad de Derecho, Atilio Alterini, y que anteayer se autoconvocaron en asamblea: ambos grupos usan la violencia.
"Me preocupa la actitud de personas que, con métodos violentos, han tratado de impedir el libre ejercicio de la democracia, pero también me preocupan aquellos que han desatendido la existencia de las minorías", dijo el rector a LA NACION, en el final de una semana que pasó por dos asambleas frustradas y terminó con la UBA al borde de una fractura institucional.
Pasado mañana, Jaim Etcheverry presidirá la reunión del Consejo Superior que pondrá nueva fecha para la Asamblea Universitaria, cuya efectiva realización parece un objetivo de cumplimiento difícil. El rector, a quien le queda menos de un mes para terminar un primer mandato, adelantó que propondrá convocarla después de Semana Santa -para que el tiempo descomprima algunos conflictos- y con acceso abierto.
Preocupado, Jaim Etcheverry ve "un peligro muy grave de fractura en la UBA" y cree que, sumergida en esta crisis, la institución está dando un espectáculo "lamentable".
-¿Cómo califica la asamblea de partidarios de Alterini que se reunió en la sede de Farmacia?
-Me parece que fue un grupo de asambleístas que decidió reunirse. Yo no fui notificado, me enteré después. No se me informó que se iba a reunir una asamblea en un lugar distinto del que había sido convocada. Tampoco fue informado el secretario general. Ambos somos las dos autoridades de la asamblea. De modo que no creo que eso tenga carácter de asamblea.
-¿Qué impresión le deja?
-Me preocupa mucho. Me preocupa la actitud de personas que, con métodos violentos, han tratado de impedir el libre ejercicio de la democracia universitaria. Pero también me preocupan aquellos que han desatendido la existencia de las minorías y de las autoridades legítimas de la asamblea. Veo detrás de eso un peligro muy grave de fractura en la universidad; es muy serio. Decir "tenemos la mayoría y nos constituimos" no es una lección de democracia. Tenemos que respetar mayorías y minorías. Además, se entiende que una asamblea es un órgano en el que se discute, así que se debe tener cierta confianza en que el producto de esa reunión va a tener algún resultado. Si bien no es tan visible porque no hay banderas, gritos ni agresiones, me parece que también hay una agresión institucional muy profunda en esa reunión de asambleístas. Ellos y los estudiantes atacan el mismo principio: la libre expresión de las ideas. Espero que reflexionen todos.
-¿Va a llevar el lunes alguna propuesta de fecha y modalidad de la nueva asamblea?
-Voy a proponer una fecha que contemple días de espera, será después de Semana Santa. Me parece positivo que se espere unos días para que se pueda conversar. Esa fue la propuesta inicial, que fue rechazada en el Consejo Superior el miércoles, porque se forzó la realización de la segunda asamblea al día siguiente. Y voy a proponer la modalidad tradicional. Ya hemos visto que la fuerza pública no está dispuesta a participar. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, ha dicho públicamente que no está dispuesto a intervenir, de modo que la UBA no va a tener un rector elegido detrás de las fuerzas policiales, ni en soledad. Va a ser importante encontrar caminos de diálogo.
-¿Qué imagen cree que está dando la UBA con esta crisis?
-Pésima, porque la gente ve la universidad a través del momento del conflicto. Todos tenemos la responsabilidad de dar ejemplo de apertura al diálogo, de escuchar el pensamiento del otro, de que eso se respeta en los hechos. Estamos dando un espectáculo lamentable. Por suerte, la universidad es muy vasta, los estudiantes siguen estudiando, los investigadores siguen investigando, eso es lo que se tiene que ver. Pero esta situación no contribuye a eso y tenemos que superarla rápidamente. Mi objetivo es que la asamblea se haga cuanto antes, en las mejores condiciones posibles.
-¿Hay algo en los órganos representativos de la UBA que explique esta crisis?
-Hay una gran discusión que nos seguimos debiendo sobre ese tema. Es cierto que hay que buscar formas de representatividad más amplias. Eso está íntimamente ligado a la realización de los concursos docentes, por eso el esfuerzo que hicimos en estos años para hacer crecer ese número con un nuevo sistema. Profundizar esa política hará que haya muchos más docentes en condiciones de participar del gobierno. Creo que es una tarea pendiente para el futuro, pero cualquier universidad es eso: tarea pendiente para el futuro.
"Soy blanco de una campaña infame"
Alterini responderá en una solicitada a las acusaciones que lo vinculan al Proceso
Ayer no hubo toma, cantos, ni banderas, tampoco asambleas frustradas, conferencias de prensa o imágenes en la televisión. Pero la crisis institucional abierta en la UBA siguió transitando sus conflictivos carriles.
El grupo que apoya a Alterini como candidato decidió que pasado mañana asistirá a la reunión de Consejo Superior para poner fecha y lugar al tercer intento de asamblea universitaria. Lo harán a pesar de que anteayer se autoconvocaron en la Facultad de Farmacia con 132 asambleístas y declararon abierta la sesión, para pasar de inmediato a un cuarto intermedio y pedir al rector que reanude las sesiones no antes del 18 de este mes.
"Esa asamblea fue una señal de nuestra disposición a discutir. Queremos que se haga cuanto antes, en la fecha en que decida el Consejo Superior", dijo un miembro de ese grupo.
La posibilidad se frustró esta semana dos veces, cuando agrupaciones estudiantiles de izquierda que rechazan a Alterini ocuparon la entrada del Colegio Nacional de Buenos Aires. Le objetan su actuación en la última dictadura militar.
Ayer, Alterini contraatacó con una carta abierta -que se publicará como solicitada en varios diarios pasado mañana-, titulada "¿Dónde estaba usted en los 70?", en la que responde a esas acusaciones.
"Me han hecho blanco de una campaña infame, perfectamente orquestada, claramente discriminatoria, cuyos operadores mienten rastreramente, con el propósito de que desde el rectorado lleve adelante un proyecto serio, abarcativo, democrático (...) y quizá con el propósito de evitar que desde allí investigue a fondo las gravísimas irregularidades que padece la Universidad", dice.
Detalla haber sido designado juez de comercio en 1974, con acuerdo del Senado, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, y haber renunciado a ese cargo a poco de iniciada la dictadura. También afirma que como abogado de la municipalidad, entre 1981 y 1982, se ocupó de "causas civiles o administrativas y en la defensa del erario público, es decir, del interés de los ciudadanos". Y afirma: "Lamento desilusionar a los revoltosos. No he sido represor".
En tanto, mientras algunos apuestan al desgaste de Alterini, en su grupo insisten en que su figura está firme. Todo indica que se convocará una asamblea después de Semana Santa, aunque volverán a escucharse divergencias entre quienes quieren acceso restringido y quienes apoyan el ingreso abierto. En rigor, nadie sabe muy bien cómo evitar que se repita una vez más la toma, si los estudiantes así lo deciden.
Por Raquel San Martín De la Redacción de LA NACION
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28 de noviembre de 2024