"Si no los quieren educar por caridad, al menos háganlo por miedo." La frase de Domingo Sarmiento, repetida ayer por Guillermo Jaim Etcheverry, impactó en las casi 400 personas que colmaron el auditorio del Centro Cultural Borges.
Habían concurrido para asistir al diálogo entre el prestigioso educador y rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el periodista Nelson Castro en el primero de los encuentros del ciclo "Cara a cara con los intelectuales", organizado por LA NACION y la compañía de seguros Zurich.
Las reflexiones de Jaim Etcheverry, aplaudido reiteradamente, trascendieron la clásica concepción de la educación como una mera transmisión de conocimientos. "Se trata de la construcción de personas", dijo el rector y afirmó que el problema más grave que enfrenta la Argentina es el de la exclusión de vastos sectores que no tienen posibilidad de insertarse en la sociedad.
"Si no logramos que la mayor cantidad de gente tenga la mejor educación, dentro de veinte años -o menos- no podremos vivir más acá. La vida social no podrá ser sostenida; no nos bastarán los policías y las rejas porque no compartiremos los códigos entre nosotros. Si no entendemos esto, el destino de la Argentina se verá gravemente comprometido", afirmó Jaim Etcheverry, al advertir sobre los riesgos de no apostar en favor de la educación.
"Así como la escuela sarmientina intentó integrar a los inmigrantes al sistema educativo nosotros ahora deberíamos esforzarnos para integrar a los chicos inmigrantes de la pobreza cultural en la que están inmersos", dijo el rector, ante el atento interés del auditorio.
El diagnóstico severo fue acompañado de observaciones impregnadas con la sana ironía que caracteriza muchas de las expresiones del rector de la UBA y que provocaron la risa y el aplauso repetido del auditorio.
El estudio, un castigo
"Hay personas a quienes he escuchado que, al referirse a sus hijos dicen: «Pobrecito, se quedó estudiando», como si estudiar fuera un castigo", dijo y describió, entre otros conceptos, tres ideas que imperan hoy en la sociedad y que atentan contra la esencia de la educación: la juventud permanente, la fugacidad de todo y el igualitarismo.
"Hoy lo joven es una categoría, un grupo cerrado en el que los adultos parece que no estamos autorizados a entrar", afirmó. Agregó que "por esto se deja a los jóvenes solos y se busca ser tan jóvenes como ellos, sin dar testimonio de que existe otro mundo".
La idea de la fugacidad -todo pasa y nada permanece- se refleja hoy, según el autor de "La tragedia educativa", en que padres y alumnos se preguntan para qué aprender algo si es probable que en poco tiempo el conocimiento ya no será así. "El saber se concibe como algo secundario", dijo el rector y consideró que "la respuesta a lo que nos pasa está en el cambio de esta actitud".
Jaim Etcheverry explicó que la divulgada concepción del igualitarismo deriva en un terror a enseñar normas. "La idea de que todos somos iguales en la escuela es difícil de sostener, porque el maestro y el alumno no son iguales, desempeñan roles distintos", dijo. Vinculó esta actitud con la resistencia a las normas. "En la sociedad actual hay resistencia a las reglas, resistencia a entender que las cosas son de una determinada manera", afirmó.
El camino para salir de esta "sociedad de la inmediatez", es para el educador y humanista el retomar en la familia y en la escuela el valor del esfuerzo y el sacrificio.
Después de haber descripto la situación educativa argentina como "trágica", el ex decano de Medicina de la UBA afirmó que "la gente intuye que la educación es importante, pero no hay acuerdo en torno del sacrificio y esfuerzo que demanda educarse".
Con su habitual locuacidad, Jaim Etcheverry propuso reformular el "contrato" entre los padres y la escuela para entender para qué se manda a los chicos a las instituciones educativas.
Alguien del público pidió al rector que describiera tres medidas que se deberían tomar con urgencia en educación. El rector sugirió enseñar lengua -"porque hoy no se la enseña, sino que se la actúa", dijo-; hacer evaluaciones al término de la escuela media y tomar la decisión de enseñar algo. "Hoy parece que está prohibido enseñar", expresó.
El objetivo del ciclo "Cara a cara con los intelectuales" es dialogar con gente que sabe pensar y decir lo que piensa. Así como lo hizo ayer Jaim Etcheverry, seguramente lo hará el escritor y ensayista Juan José Sebreli en el próximo encuentro, el miércoles 12 de octubre.
Reflexiones y coincidencias
Asistencia perfecta. En cuestión de minutos se colmaron anoche las 360 butacas del auditorio del Centro Cultural Borges por personas interesadas en escuchar las reflexiones de Jaim Etcheverry sobre el estado de la educación. Lo certificó el propio Nelson Castro, quien como preámbulo del fecundo y vibrante diálogo que sobrevino después, abrió el juego con una observación: "Nos conmueve ver la cantidad de gente que responde a este importante estímulo que es poder crear un espacio para la reflexión, lo que habla claramente de la necesidad y del interés genuino de muchos argentinos por acceder a espacios donde se privilegie el desafío del pensamiento", señaló.
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Primera fila. Sentado en primera fila, el escritor y ensayista Juan José Sebreli siguió atentamente las palabras del rector de la UBA. Al concluir la disertación, señaló que fueron más las coincidencias de visión que los disensos que le inspiraron las palabras del orador. "Coincido ampliamente en dos puntos medulares: su diagnóstico sobre la idealización que la sociedad tiene de una etapa biológica de la vida, como es la juventud, y la preeminencia del valor del divertimento por sobre el del esfuerzo", comentó Sebreli.
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Formar a los padres. Entre el público se encontraba el periodista Bernardo Neustadt, que dijo "estar 101% de acuerdo" con el análisis de Jaim Etcheverry sobre la cultura del facilismo y el descrédito que pesa sobre el conocimiento. "Hay que crear también un colegio para padres", apuntó el periodista.
La Nación: \"Sin educación, el futuro está en riesgo\"
En diálogo con Nelson Castro, Guillermo Jaim Etcheverry cautivó al público al hablar sobre los desafíos de la sociedad. Dijo que si la gente no se educa, dentro de 20 años no se podrá vivir más en el país. Consideró fundamental el compromiso de los padres en la formación de sus hijos.