Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

La Nación: Supremacía de las mujeres en Medicina

El 64% de los ingresantes a las residencias hospitalarias de la ciudad son médicas; también son mayoría en las facultades En un riguroso examen, se eligieron 366 graduados sobre 3927 aspirantes Las mujeres tuvieron las notas más altas También influyó en la selección el promedio de la carrera

11 de julio de 2004, 13:21.

Que cada vez más mujeres estudian medicina no es novedad. Pero, al parecer, su superioridad no es sólo numérica, sino que se extiende también a su rendimiento académico.
En el último concurso realizado en la ciudad de Buenos Aires para acceder a los puestos de residencias en hospitales públicos porteños, el 64% de quienes lograron un lugar fueron mujeres.
Se trata de una competencia reñida: en 2003 se presentaron 3927 postulantes para sólo 366 vacantes, distribuidas en 60 especialidades médicas en 30 hospitales de la ciudad. Los ingresantes se deciden por medio de un concurso con dos instancias: el promedio general de la carrera de grado y un examen con 100 preguntas de opción múltiple. Entre quienes ingresaron, las calificaciones fueron muy altas: una media de 8,89 puntos de promedio en la carrera y de 75,37 en el examen.
Los datos provienen de un estudio realizado por profesionales de la Dirección de Capacitación y Desarrollo de la Secretaría de Salud porteña, para evaluar la influencia del género y la universidad de origen en los resultados del concurso del año último.
De los postulantes, el 85% egresó de universidades estatales, el 13% de privadas y se presentaron 65 médicos de universidades extranjeras (ninguno de los cuales logró ingresar). De los argentinos, el 32% provenía del interior. Todos eran menores de 45 años y tenían menos de cinco años de graduados.
"La feminización es un fenómeno que ya se detecta en las aulas de la universidad, pero los resultados demuestran un mejor rendimiento de las mujeres", dijo a LA NACION Marcos Neuman, psicólogo y uno de los autores del trabajo.
Según comentó, existen estudios en Estados Unidos y Europa que indican que las mujeres ejercen su práctica médica de manera diferente.
"Se dice que dedican más tiempo a cada paciente, que dan más importancia a la prevención, que valoran aspectos psicosociales más que los varones y que dan más lugar a los pacientes en la toma de decisiones", dijo Neuman. "Lo que todavía no está comprobado es que eso tenga resultados diferentes para los pacientes", aclaró.
Puestos de conducción .En la Argentina, como sucede en otros campos profesionales, la mayoría femenina en las aulas todavía no se prolonga en posiciones más altas. En la Facultad de Medicina de la UBA, de la que cada año salen unos 3400 médicos, el 64% de los estudiantes son mujeres, y este año ingresaron 1998 chicas y 1041 varones. Sin embargo, sólo el 15% de los profesores regulares son mujeres, hay 8 profesoras titulares frente a 65 profesores de esa categoría, y nunca hubo decana.
Para el secretario académico de la facultad, Antonio de los Santos, este avance femenino refleja otros cambios sociales. "Se da en todos los órdenes de la vida. Que no haya más profesoras mujeres es una cuestión de tiempo. Las médicas van asumiendo cada vez más posiciones de conducción", dijo, aunque admitió que, a la hora de decidir ascensos, persisten prejuicios sobre la disponibilidad horaria y la supuesta interferencia de las obligaciones familiares en las mujeres.
De los Santos no coincide con que el género marque diferencias en la atención médica. "Las responsabilidades dependen de las personas", afirmó. Y comentó que la presencia femenina en la facultad comenzó a crecer en los años 80, cuando muchos hombres dejaron de estudiar medicina y se dedicaron a profesiones más retributivas.
En la Universidad Austral, más del 50% de sus 600 estudiantes de medicina son mujeres. "Las diferencias se ven en las especialidades, que son muy diversas. Hay algunas en las que tiende a crecer su presencia, como oftalmología e infectología, y tradicionalmente son muchas en psiquiatría y clínica", dijo Marcelo Villar, decano de la Facultad de Ciencias Biomédicas.
En cuanto a las universidades de procedencia, las instituciones públicas mostraron mejores resultados: el 89% de los ingresantes en las residencias obtuvo su título en ellas. .La UBA encabeza las posiciones: allí se recibió el 81,95% de los ingresantes en las residencias. Además, el 14,31% de los graduados de la UBA que se presentaron logró ingresar. De cerca le sigue la Universidad Austral, con un 13,51 por ciento.
"Tenemos una calidad excepcional de alumnos. El estudiante tiene por consigna recibirse de médico, y por eso trabaja con dedicación", dijo De los Santos, aunque aclaró: "Entre nuestros 13.000 alumnos también hay estudiantes en el otro extremo".
En la Austral, donde el año último entregaron 51 diplomas, atribuyen sus buenos resultados a 320 docentes para 600 estudiantes y un hospital universitario con más de 40 médicos full time, según dijo Villar.
"Considerar el acceso a las residencias como un parámetro de calidad de una universidad es relativo. Sólo entra el 10% que está más arriba en las calificaciones. De los que no entraron el año último, un tercio tiene 8 o más de promedio", precisó Neuman.

Por Raquel San Martín
De la Redacción de LA NACION

Sólo el 10% puede hacer la residencia

El estudio vuelve a llamar la atención sobre una preocupación recurrente: la escasez de vacantes de residencias para médicos recién graduados -son sólo unos 1500 cargos en todo el país-, una intensa etapa formativa de posgrado, remunerada, que se considera fundamental para quienes aspiran a dedicarse a la asistencia.
En la ciudad de Buenos Aires, la cantidad de postulantes viene aumentando desde 1998 en un 7% cada año. Sin embargo, menos del 10% tiene oportunidad de obtener una plaza.
"Hay una gran desproporción entre la gente que se gradúa y los lugares disponibles. Esto nos lleva a pensar con qué armas prácticas sale a trabajar un médico cuando no hace la residencia", señaló Neuman. .Los que quedan fuera intentan un lugar en hospitales de comunidad, provinciales o nacionales; hacen guardias en centros privados, trabajan en servicios de ambulancias o hacen concurrencias en hospitales, que son ad honórem.
"En los países civilizados se calculan los puestos de admisión de las facultades según las vacantes de residencias, que tienen que ver con una planificación nacional de necesidades. Aquí todo es anárquico y los alumnos ingresan en las facultades independientemente de las vacantes que existen", dijo De los Santos.
El médico llamó la atención sobre dos fenómenos de coincidencia problemática. Mientras el número de estudiantes de medicina crece, muchos hospitales públicos reducen año tras año sus vacantes de residencias con el fin de recortar gastos.

Contenido relacionado