Con el apoyo de su universidad, dos ingenieros armaron Kreo, el primer centro de innovación de la Argentina, que cuenta entre sus desarrollos un instrumento quirúrgico valuado en varios millones de pesos, que es caracterizado como "revolucionario" por sus creadores. Gastón Accardi y Miguel Cadeiras son los fundadores del centro, que abrió sus puertas en octubre último y hoy funciona como una unidad de la Universidad Austral.
Los ex alumnos consiguieron los inversores y la institución educativa facilitó el acceso a nuevas tecnologías, el espacio físico para el centro -que funciona en una de las aulas de la universidad- y una máquina capaz de materializar ideas.
"En la Facultad de Ingeniería siempre tuvimos la idea de abrir un laboratorio así. En 1995 armamos un proyecto que recorrió varios escritorios, públicos y privados, pero nunca consiguió despertar mayor interés. Fueron los chicos los que se movieron para conseguir el capital inicial", cuenta Luis Dambra, coordinador de Kreo y director del programa Innovación y Diseño del IAE, la escuela de negocios de la universidad.
Tras una ronda de inversores, lograron juntar US$ 35.000, con los que compraron los equipos y armaron un equipo de trabajo multidisciplinario integrado por diseñadores, psicólogos y economistas, "que es lo que nos permite tener un enfoque abierto. En lo que respecta a la tecnología, tenemos un software de diseño de última generación y una máquina que imprime prototipos en tres dimensiones", comentó Cadeiras.
¿Qué hace exactamente un centro de innovación? Transforma ideas en productos competitivos, según sus fundadores, que trabajan con tecnologías 3D CAD, Rapid Prototyping y Rapid Molding. Entre los servicios que ofrece, está el diseño de productos, la simulación mecánica de elementos, el asesoramiento tecnológico y el desarrollo de tecnologías específicas.
"La idea es ayudar a las empresas, especialmente a las pymes. Podemos ayudarlas a bajar el riesgo de su inversión en nuevos productos. Trabajamos muy fuerte en las primeras etapas del desarrollo: concepto y testeo con el usuario. Diseñamos el artículo, armamos el prototipo y lo probamos", explicó Accardi.
"Así anulamos el costo de construir una matriz y bajamos los costos en tiempos. Además, ofrecemos a las empresas un equipo humano especializado para probar los prototipos con los usuarios o con los fabricantes, que luego podrán armar la matriz teniendo en cuenta el primer prototipo", añadió Cadeiras.
El centro, que facturó $ 150.000 en menos de un año y cuenta entre sus clientes a empresas de primera línea, tiene desarrollos propios además de los que les piden las compañías.
Entre estos últimos, figura un biótomo, un dispositivo quirúrgico utilizado para realizar biopsias que cuesta US$ 4 por estudio, frente a los 70 de los importados. El proyecto de elaboración del producto, ideado por Cadeiras, lo está analizando un banco.
"Armamos un biótomo de una pieza con un plástico especial. Los otros son de metal y tienen muchos componentes", explicó el emprendedor, que empezó a desarrollar el dispositivo luego de que su hermano, cardiólogo de la Fundación Favaloro, le mostrara uno importado.
El centro, donde trabajan diez personas, tiene la ventaja de contar constantemente con ideas frescas de los alumnos de la Universidad Austral y otros centros educativos, según apuntó Dambra.
"Hace poco empezamos a trabajar en conjunto con la Universidad de Palermo y ya hay dos diseñadores de esa institución trabajando en Kreo. Somos pocos los que nos juntamos en busca de nuevas ideas, y los resultados son excelentes", destacó el ingeniero.
Cadeiras y Accardi, que estudiaron los centros de innovación del MIT, Stanford y Wharton School, preven exportar desarrollos en un futuro. Ahora están analizando la producción de artículos. sobre demanda.
Mercedes García Bartelt  emprendedores@lanacion.com.ar