Se trata de contar la esclavitud, de enseñarla para romper el silencio sobre la tragedia de la trata de esclavos que desgraciadamente pervive en el siglo XXI. Y de comprender la riqueza de los aportes que la cultura de esos seres privados de todos sus derechos hicieron a este continente. Con ese objetivo y para reflexionar sobre el pluralismo cultural, la Unesco reforzó, en 2008, el "Proyecto la Ruta del Esclavo".
En Buenos Aires, la cátedra Unesco de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, decidió embarcarse, para octubre próximo, en un seminario internacional que exhibirá un amplio diálogo intercultural. Vendrán especialistas de Brasil, Uruguay y Paraguay, quienes debatirán con los argentinos. Pero el plato fuerte serán los africanos invitados al encuentro. Brasil tiene mucho para decir sobre la ruta del esclavo. En Buenos Aires, entre el 5 y el 10 de marzo, la Fundación de Estudios Brasileños (Funceb), con la eficaz Camila do Valle al frente, presentará la cultura de la resistencia de pueblos y comunidades tradicionales de Brasil. Habrá un seminario con especialistas del vecino país, que hablarán sobre la preservación de la cultura afrobrasileña, los procesos de territorialización, la nueva cartografía social del Amazonas, y la inclusión de la Universidad en este último proyecto. El antopólogo Alfredo Wagner Berno de Almeida presentará su libro "Tierras tradicionalmente ocupadas". De Almeida es un investigador apasionado de los quilombos y las comunidades de la Amazonia. La muestra que completa la "Jornada de pueblos y comunidades tradicionales de Brasil y la Argentina" se completa con una muestra fotográfica de André Cypriano, sobre las "Quilombolas. Tradiciones y cultura de la resistencia", cuyo material recoge la vida en 11 comunidades, la que permanecerá abierta entre el 5 de marzo y el 6 de abril.
En su itinerario hispanohablante estará en siete países de la región.
La palabra quilombo procede de la lengua africana de origen bantú, y expresa términos como "campamento, floresta, guerrero y habitación". Pero también significa "lugar para estar con Dios". Los miles de esclavos que durante casi cuatro siglos fueron sometidos a una tragedia sin parangón, reconstruyeron a través de los quilombos una organización territorial africana, cuya función era diluir la violencia generada por la esclavitud. El quilombo contemporáneo vincula a estas comunidades con la resistencia de una cultura, que reclama su derecho a existir aún en las condiciones más adversas.