Durante el acto, se distribuyeron escarapelas blancas, calcomanías y la reproducción en afiche de un cuadro del reconocido pintor José Bermúdez, titulado "No más apocalipsis", en el que expresa toda la perversidad de la guerra.
La Universidad invita a instituciones, entidades de la sociedad y a la población en general a expresar su apoyo a la Paz, usando alguno de esos símbolos en la vida diaria, en los comercios, en los autos, en las casas, para que crezca la conciencia de la tragedia que vive la Humanidad.
En la oportunidad, la rectora Gómez de Erice expresó lo siguiente:
En primer lugar, quiero señalar que, dentro del marco del tema que nos convoca, hemos elegido este día por cuanto este día guarda la impronta de secuelas dolorosas para nuestro país y para muchas personas. Lo elegimos porque tiene una significatividad.
Me voy a dirigir, básicamente, a los jóvenes. Quisiera decirles algo que, a veces, no podemos decir. Que no hemos sido capaces para generar para Ustedes un mundo mejor. Pero, a la vez, les quiero decir que tenemos mucha esperanza en todos Ustedes y decirles que la Paz es una conquista del hombre. Es una conquista que se hace todos los días. La Paz no es algo dado de una vez para siempre. La Paz se va ganando palmo a palmo y día a día. Desde el que tiene la menor responsabilidad hasta el que tiene la mayor responsabilidad en un país.
La guerra, en cambio, es una pérdida para la Humanidad. Es volver al “hombre lobo del hombre”. Es volver a ignorar el dolor, a no dar valor a la vida humana, que pareciera que ya no tiene ningún sentido, que unos seres humanos valen más que otros, cuya vida no tiene ningún valor.
Mucho avanzó la Humanidad en el siglo pasado en la sanción de los Derechos del Hombre. También se ganó mucho con la creación de los organismos internacionales que, aun dentro de todas sus falencias y todos sus errores, fueron manteniendo en lo posible un equilibrio en el mundo.
En este momento de la vida de la Humanidad, ese equilibrio se ha perdido. Pero no todo está perdido. Porque, junto a nosotros, en este momento en muchos lugares del planeta hay otras personas, otros jóvenes, adultos, gobernantes, pensadores, científicos, que hacen lo mismo que estamos haciendo nosotros.
Si creemos en el Hombre, en la raza humana, en la vida humana, en el derecho a la vida, a vivir en paz, a gozar de todos los derechos que nos da el hecho de ser humanos. Si creemos en todo eso, tenemos que creer que es posible la Paz. Si no, nuestro mensaje y nuestra mirada hacia el futuro es tremendamente deseperanzadora.
En este momento, estamos todos muy mal. Porque no sabemos cómo parar, cómo frenar esto que está sucediendo. No tenemos poder, pero creo que entre todos, uniéndonos a través del mundo en una cadena del espíritu, del tender hacia la vida, de que la Humanidad siga un curso cada vez más sano, si creemos que es posible, entre todos, quizás, podamos parar la guerra.
Esperamos y confiamos en que se produzca un movimiento de orden mundial que logre, a través de las organizaciones que estén en el mundo, como por ejemplo las Naciones Unidas, que pueda tener la fuerza de hacerle frente a un poderoso que está avanzando sobre el equilibrio del mundo y decirle ¡basta!
En este sentido, cada uno de nosotros debe ser un agente vivo, con un símbolo que representa la Paz, llevándolo en la luneta del automóvil, exhibiéndolo en las vidrieras de los negocios, o con una simple escarapela, para que el mundo sepa que más del 90% de la Humanidad no quiere la guerra. Y quizás, entre todos, logremos frenar esto. Y si no logramos frenarlo, porque lamentablemente con nuestra fuerza no alcanza frente a ese poder, convoco a todos los jóvenes para que sean agentes de la Paz y cuando muchos de Ustedes sean dirigentes y les toque conducir los destinos de la provincia, los destinos del país, o participar en el mundo como emisarios de nuestro país, sean Ustedes agentes de la Paz.
Y como adulta, quisiera prometerles que vamos a hacer todo lo posible para que el mundo que les toque vivir sea mejor que éste.
Tengámoslo siempre presente: la Paz es una conquista. La guerra es una pérdida.
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