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Las consecuencias de la impunidad

Agencia Taller presenta un informe especial sobre la situación actual de algunos represores y funcionarios de la última dictadura militar en Mendoza. ¿Qué rol cumplen hoy en la sociedad? ¿Por qué la justicia y la comunidad no los condenan? Estas son algunas de las preguntas que aún buscan respuesta. En esta entrega, Pedro Santos Martínez.

11 de octubre de 2005, 09:02.

Departamento de Política

Agencia Taller

agencia@uncu.edu.ar

Pedro Santos Martínez

"A Dios rogando y con el mazo dando", dijo Pedro Santos Martínez en su pronunciamiento el día que asumió como Rector de la Universidad Nacional de Cuyo, según relata Roberto Vélez en su citado libro.

Martínez dejaba en claro de esa manera cuál era su perfil ideológico al momento de tomar el mando universitario.

Se desempeñó en ese cargo desde el 15 de septiembre de 1976 hasta el 20 de mayo de 1981, mientras en la provincia se sucedían secuestros y desapariciones de estudiantes.

Aunque se le atribuyen 238 suspensiones de alumnos y cesantías docentes, Santos Martínez ha manifestado en reiteradas oportunidades que sólo se limitó a cumplir con su función académica en ese delicado período.

Entrevistado por Agencia Taller, el historiador sostuvo que no sancionó a nadie, ni dejó cesante a ningún docente. También negó haber participado en la quema de libros y en la modificación de programas de estudio. Aclaró que no podía contradecir las decisiones tomadas por la Junta Militar. Y se justificó diciendo que las sanciones y cesantías fueron concretadas por el Comodoro Ruiz, su antecesor inmediato en el cargo.

Martínez considera que la Universidad, los días previos al golpe, fue “invadida” por Montoneros y sindicalistas, y por esto profesores y alumnos se sentían en riesgo. Dijo que, ya al mando del rectorado, recibió presiones de grupos “subversivos” e inclusive le colocaron una bomba en el auto de su esposa.

Durante el diálogo que mantuvo con Agencia Taller, demostró que es un hombre de ideas conservadoras y ligado a la Iglesia Católica.

“Me siento discriminado por las acusaciones que obstinadamente se repiten con aviesas intenciones. Si alguien presenta cargos contra mí, debe hacerlo con pruebas debidamente autenticadas. Toda persona rectamente dispuesta, coincidirá con mi justa exigencia”, sostuvo.

Cuando se lo consultó sobre su apoyo a la Junta Militar, o sobre una tácita complicidad en la etapa más cuestionada de la historia nacional, Martínez responde con un discurso preparado.

Actualmente, pese a estar jubilado, se desempeña como director de la Junta de Estudios Históricos, ubicada en la calle Montevideo 555 de Ciudad. Este es el organismo encargado de recopilar la historia de Mendoza que, bajo su punto de vista, leerán las futuras generaciones.

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