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Las dos Melindas

Aunque el nuevo opus del cineasta neoyorkino por antonomasia aún no pasó por nuestra cartelera, bien vale la pena leer estas líneas que antes de su estreno escribió nuestra colaboradora. Por SOL RUIZ

15 de julio de 2005, 08:28.

imagen Las dos Melindas

Cuando estas líneas se escriben, MELINDA Y MELINDA aún no se habrá estrenado en Mendoza, aunque sí estará en cartel este mes, si el espíritu de Orson Welles quiere. Por dicha razón es imposible escribir una crítica, aunque sí podemos adelantar argumento, elenco y la opinión de los periodistas especializados de EEUU y Europa sobre la nueva ópera del director neoyorquino que es idolatrado en nuestro país (segundo del mundo en taquilla después de Francia).

En su maravillosa CRÌMENES Y PECADOS, Allen afirmaba que "la comedia es tragedia más tiempo". "Cualquier tragedia"opinó hace unos meses en un reportaje- por muy grande que sea, sólo necesita de tiempo para poder verse con distancia, que es el primer paso para llegar a la comedia. Se han realizado buenas comedias sobre los grandes dramas de la historia, y es posible que en algunos años, no sé cuántos, se hagan comedias en torno a los acontecimientos del 11-S. Es evidente que el tiempo le quita peso al drama?. De ambos géneros se nutre para construir MELINDA Y MELINDA.

Todo comienza con una cena de cuatro amigos en la que dos escritores teatrales ?el dios de la comedia y el del drama- dan su visión sobre la vida: uno defiende una lectura fundamentalmente trágica de la existencia, afirmando que la comedia permite evadirse de esa realidad ineludible; el otro, por el contrario, defiende una mirada cómica, afirmando que no hay ningún hecho que en última instancia no sea patéticamente divertido. Otro de los amigos propone un experimento: que cada uno especule sobre el posible desarrollo de una anécdota de ficción, creado uno en clave dramática, y el otro en veta cómica. Ambos comienzan a extender sus relatos, y las historias de Melinda empiezan a transcurrir en paralelo. Las dos irán discurriendo simultáneamente a lo largo del film con algún que otro retorno al punto de partida, con lo que la conjunción del doble registro se convierte en el núcleo central del desarrollo argumental y de la estructura narrativa. La tesis del director parece ser que la propia vida puede ser vista de forma diversa de acuerdo a nuestra mirada. La existencia puede verse conjugada de manera cómica o dramática, y todo depende de por cuál de las dos tendencias se decida nuestra alma.

En cuanto al reparto, entre los intérpretes se encuentran Radha Mitchell (Melinda), Amanda Peet; Will Frerrell (en esta oportunidad, el alter ego de Woody Allen); Chiwetel Ejiofor, Jonny Lee Miller, Amanda Peet, Chloë Sevigny y Wallace Shawn.

Estrenada en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, las crìticas de MELINDA Y MELINDA fueron contradictorias. Dice una de las más elogiosas: "Hacer una película como un suspiro y en ese suspirar llorar y reír incrementando paso a paso y suavemente la tensión del impulso vital; pasar de la oscuridad inicial de la sala a un único, luminoso instante de oscuridad final; y que el puente de imágenes por el que cruzamos de una a otra nos haga más leves, posando la inteligencia en brazos de la emoción y llevando la emoción al umbral de la más encendida desnudez: esto es lo que sucede en MELINDA Y MELINDA". Opina otro crítico:"El filme contiene las mejores esencias de su autor, pero no como revival, sino como reinvención inagotable de sí mismo, demostración de que su caudal creativo tiene nuevas salidas, sin recurrir, como ha necesitado otras veces, a sus parámetros más reconocibles. MELINDA Y MELINDA tiene algo de compendio de su carrera: nunca antes había combinado tan ampliamente su lado más divertido y su tendencia a la tragedia". A aquellos que opinan que hay "una galería de diálogos y réplicas que pueden pasar a la antología del autor" y que se trata de "una deliciosa reflexión sobre la condición humana" se contraponen quienes afirman que "la película es una sucesión de tópicos". la tragedia es un culebrón sin ritmo, aburrida y repetitiva" la comedia es ligeramente mejor, al menos no es tan tediosa"; que "bucea de manera ligera por el lado de sus influencias bergmanianas y las mixtura con las screwball comedy clásicas"; o que "lo peor es la esporádica e inevitable sensación de déjà vu de algunos momentos". En lo que todos coinciden es en la exquisita elección de la banda sonora: Stravinski para los momentos más duros, Duke Ellington para los más distendidos, Cole Porter para los más sentimentales.

La vida ¿es una comedia o una tragedia? Todo depende del cristal con que se mire, dice el viejo Woody. Lo que sí es innegable es que si lo hacemos a través de los fotogramas de sus films sentimos que, cómico o trágico, cada momento vale la pena.

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