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Las memorias de los sectores subalternos y las mujeres es tema de una investigación

Los sectores populares pierden los hilos de sus memorias porque, tal como decía Rodolfo Walsh, las clases dominantes, los dueños de todas las cosas, se adueñan también de la historia, operando silenciamientos, fragmentando, impidiéndoles que tengan de ella una visión más completa. Es uno de los conceptos que trabajan Alejandra Ciriza y su equipo en el proyecto de investigación “Lecturas críticas sobre las categorías de experiencia política, memoria, género y sus articulaciones. Miradas desde la filosofía y las ciencias sociales”, que subsidia la secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo. El trabajo que coordina Ciriza se organiza en un doble registro: por una parte la trama de la historia y la sociedad; por la otra, el seguimiento de algunas producciones teóricas decisivas ligadas a determinados hitos temporales.

imagen Las memorias de los sectores subalternos y las mujeres es tema de una investigación

El equipo responsable del trabajo de investigación.

Alejandra Ciriza es doctora en filosofía, investigadora del CONICET, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y discípula de Arturo Andrés Roig. Como investigadora dirige un equipo de diez personas que, desde tradiciones teóricas y perspectivas ligadas a la teoría crítica, los estudios culturales, la historia social y los estudios feministas y de género, apelan a la idea de conocimiento situado. En este marco, el eje del estudio está puesto en la pregunta por las dimensiones de la experiencia: su relación con el pasado y el presente; con el cuerpo y el tiempo, con la experiencia individual y la experiencia colectiva.

El feminismo/los feminismos

Ciriza explicó que los feminismos son posiciones políticas y tradiciones teóricas que tienen que ver con la crítica de la explotación patriarcal del cuerpo, el trabajo y los afectos de las mujeres y también, de la posición subordinada que las mismas ocupan como consecuencia del ejercicio sistemático de diversas formas de dominación, tanto material como simbólica. En este sentido, las posiciones feministas se hallan cruzadas por la clase social, la etnia y la localización geográfica de las sujetos. De allí que no haya un feminismo, sino feminismos. Las feministas, señaló la especialista, se posicionan políticamente de distintas maneras, incluso contradictorias entre sí,  tanto que hay feministas en las clases dominantes, ciegas a la clase, como también hay las que portan miradas colonialistas y eurocéntricas, que consideran a las mujeres del sur como eternas menores de edad, que debieran ser tuteladas; y las hay racistas, que repiten la letanía de la superioridad blanca. “Nosotras como latinoamericanas no podemos ser ciegas a esa fragmentación, porque uno de nuestros problemas es que las mujeres migran del sur hacia el norte, para hacer las tareas que las europeas no desean realizar y son explotadas y discriminadas por su condición de migrantes. Otras mujeres son sometidas a situaciones de prostitución en un mundo en que la trata de seres humanos/as y la prostitución han devenido un negocio transnacional. Por esto, para nosotras, es importante una perspectiva teórica atenta al género, a la clase y a la etnia” puntualizó Ciriza.

La incidencia de la política en los cuerpos

De acuerdo a la perspectiva que sostiene el equipo de investigación las corporalidades de los/las/lxs sujetos tienen consecuencias políticas y esto se evidencia en las diferencias y desigualdades respecto del ejercicio de derechos básicos como el derecho a la educación, a la salud, a la autodeterminación, al voto.

La teoría feminista sostiene que la biología no es destino y propone abordar la cuestión de la corporalidad reflexionando acerca de la relación entre política y cuerpos humanos sexuados, es decir, en los modos como las personas, mujeres y varones han estado sujetos a una historia particular, a los avatares propios de cada sociedad.

Nacer en un cuerpo sexuado de mujer -explicó Ciriza-, o nacer en un cuerpo sexuado inadecuado, “abyecto” como diría Judith Butler, tiene consecuencias aún en la Argentina del matrimonio igualitario y de la diversidad sexual que comenzamos a transitar. Nuestra propia historia como colectivo es sinuosa y discontinua. En Argentina, las mujeres no pudieron administrar sus propiedades hasta inicios de los años 70 del siglo XX y el derecho al voto se conquistó recién en 1947 mientras el voto masculino (llamado universal) es de 1912. Es decir, hemos estado siempre atrás respecto a la conquista de derechos.
Pensar la política como algo reducido al ejercicio del voto y la representación no permite comprender que la política impregna todos los aspectos de la vida. “Por eso las feministas decimos que lo personal es político. Temas históricamente considerados asuntos privados, costumbres, problemas amorosos, han podido ser visibilizados y denunciados por la acción de la política feminista”. Ha sido la politización feminista la que ha permitido conceptualizar  la violencia hacia las mujeres como un delito, consecuencia de la dominación patriarcal y que hoy podamos estar hablando de debatir temas como la violencia de género o el feminicidio.

La memoria de los/las olvidados/as

Experiencia política, memoria, género son las categorías nodales de la investigación que dirige Alejandra Ciriza. Hemos hablado de las tradiciones teóricas y políticas de los feminismos y también de las consecuencias políticas de la corporalidad. En relación a la reconstrucción de la historia y la memoria de los sectores populares y subalternos/as, Ciriza especuló y dijo que “las mayores dificultades teóricas y materiales están centradas en la escasez de documentos a partir de los cuales recuperar sus vidas y pensamientos y sobre nuestros hábitos intelectuales”. Según la académica “estamos habituados a pensar en los términos que denunciaba Brecht: nuestra historia refiere las vidas de los reyes de Tebas y no a las de los innumerables trabajadores y trabajadoras que fueron capaces de levantar sus muros”. Y continúa, “hay, sin embargo, momentos específicos, lo que los griegos llamaban kairós, en que se produce una condensación del tiempo que permite recuperar los fragmentos dispersos de ese pasado olvidado. El Bicentenario, por ejemplo,  se presenta como una oportunidad para recordar las escenas acontecidas hace doscientos años, permitiéndonos interpretar eso que sucedió con mayor complejidad, a la luz de otros interrogantes capaces de iluminarlo, atravesándolo con las preguntas que el presente es capaz de articular. Nuestro objetivo es poder proporcionar relatos capaces de dar cuenta de algunas experiencias políticas de sujetos subalternos/as y de mujeres, reconstruidos a partir de las relaciones pasado/presente describiendo al mismo tiempo la relación entre experiencia y relatos, considerando los discursos producidos por y desde el punto de vista  de los sectores subalternos así como aquellos producidos desde los sectores dominantes”.

Integran el equipo de investigación junto a Ciriza, Valeria Fernandez Hasan; Claudia Anzorena; Fabiana Grasselli; Nora Llaver; Rosana Rodríguez; Eva Rodríguez Agüero; Laura Rodríguez Agüero; Mariano Salomone; Sabrina Yañez y Soledad Gil.

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