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LAS MENTIRAS DEL MAR

CAPITÁN DE MAR Y GUERRA: LA COSTA MÁS LEJANA DEL MUNDO (Estados Unidos, 2003) Dir. : Peter Weir. Intérpretes: Russell Crowe, Paul Bettany, James D`Arcy. La última película del australiano Peter Weir está hecha para ser disfrutada como las clásicas novelas de aventuras de nuestra adolescencia. Por PABLO PEREYRA

24 de mayo de 2004, 13:05.

imagen LAS MENTIRAS DEL MAR
El filme de Peter Weir es un entretenimiento épico sofisticado, unidimensional, cuyo relato es construido en base a un fárrago de elementos materiales y retóricos que por acumulación terminan seduciendo al espectador a través de impecables escenas de acción y cuentos de mar.

La excelente novela histórica "Maluco" de Napoleón Baccino, es un ejemplo de relato "a la vieja usanza" pero con un lenguaje contemporáneo. La fascinante odisea de Magallanes contado desde el punto de vista del enano bufón de la flota, atrapa con la técnica más antigua de la literatura decimonónica; la capacidad de explotar lo descriptivo hasta conseguir la imagen pura del relato en la mente, tal como si lo estuviéramos viendo o sintiendo mientras la semántica estimula nuestra imaginación. Claro reflejo de la genialidad narrativa del escritor uruguayo.

La obra de Peter Weir tiene su paralelismo en lo literario en este punto: el descriptivo. Su relato está contado por el montaje, el sonido, la edición, el ensamble de exquisitos objetos en su espectacular reconstrucción de época y un trabajo prolijo en lo dramático gracias al acotado nivel en que sus actores se ajustaron al tono reflexivo y psicológico de los marinos del siglo XVIII.

Su grandilocuente fábula marina apenas sería una road movie de perseguidor y perseguido, sino fuera por el trabajo paciente de un director que supo exprimir los puntos más atractivos y convincentes de las guerras del mar, con una fidelidad pocas veces vista en estos tiempos de imágenes de laboratorio.

Esto no quiere decir que "Master & Commander" no tenga imágenes digitales ni efectos especiales, de hecho, la mitad de presupuesto se gastó en ellos -cerca de 70 millones de dólares- , sino que filme gana en atractivo porque la impresionante parafernalia técnica está en segundo plano, intenta pasar desapercibida. Los fx están agregados al relato de fondo, para enriquecer la imagen, para soportar la diégesis cinematográfica y dejar que la astucia del director manipule con eficacia el relato, sin duda, el verdadero protagonista del largometraje, que se desliza entre la acción, el silencio, el drama y el humor, los puntos más favorables de la adaptación de dos novelas de las cinco, que el escritor Patrick O`Brien dedicó con entusiasmo al Capitán Audrey y el cirujano Stephen Maturin.

El espíritu de las leyendas y las aventuras del mar se respira en los cuentos que el capitán Jack Aubrey (Russell Crowe) relata a la jefatura de la tripulación en la sobremesa de la cena, también está en los rumores de los marinos supersticiosos, en las disputas de poder y vanidad de su cuerpo comando, en los silencios oscuros del mar mientras atraviesa el poderoso Atlántico, en los comentarios valientes de un niño mutilado, en los miedos dominantes de un contramaestre deprimido, en aquellos escritorios repletos de mapas, astrolabios, catalejos y compases y en el caos y la confusión de los violentos y destructivos ataques.

Otra estrella es la reconstrucción de época, un trabajo exquisito diseñado hasta los más mínimos detalles; los marinos rasos tienen callos en las manos, los menús están calientes y son de aquella época, los instrumentos de navegación parecen recién fabricados, las bodegas tienen ratas y las cicatrices marcan los cuerpos de marinos y comandantes. De todas maneras, más allá de estos detalles de producción, es evidente la prolijidad y el respeto por reflejar la convicción de estar flotando en el mar en tiempos de aventuras sin final y muertes inminentes, aunque nunca hayan salido del gigantesco estanque de Saucelito - el mismo estudio en que se rodó la elefantiásica "Titanic"-.Es en la calidad épica en que el trabajo del australiano Weir se parece al de James Cameron. Sin caer en sus errores de "historicidad forzada", esta labor tiene una ficción "fantasiosa", de cuento infantil que hace que no haga falta reforzar con diálogos contextuales típicos para fortalecer su épica.

Algo que sí redundaba los diálogos del guión de Cameron. Acá, el director toma el formato "drama-bélico-acción-aventura" de las célebres novelas de O´Brian para contar un fragmento de fábula, al que se presume un comienzo impreciso y un final abierto, como si no hiciera falta terminar con la persecusión, simplemente porque "Master & Commander" sólo pretende entretener a gran escala y permitir soñar con historias de mar.

¿De qué se trata? Eso es algo que en realidad no importa demasiado. Véala y disfrútela como si estuviera viendo de niño a "Sandokan", o releyendo las mentiras literarias de un bufón de la flota.

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