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Los Andes: Alumnas rescatan la historia de una casona de la Sexta Sección

Hay sitios de la ciudad que son menos conocidos que otros y que encierran historias familiares y hasta leyendas, que rozan los límites entre la fantasía y la realidad.

29 de noviembre de 2005, 11:10.

Es el caso de la casa Cantú, de la avenida Boulogne Sur Mer al 3151, al norte de Jorge A. Calle. Su estilo novedoso, la fachada de color blanco, los jardines, y la cercanía con el canal Jarillal, invitaban a una investigación. Las alumnas Paola Sánchez (15), Francisca Vela (16), Agustina Marios (16) y Paula Sosa (16), de la Escuela del Magisterio de la UNCuyo, tomaron el desafío y lo resolvieron.
El incentivo para realizar la “biografía” de ese inmueble de la Sexta Sección, fue el concurso “Memorias de mi Ciudad”, organizado por la Municipalidad de la Capital, cuyo jurado decidió otorgar el primer premio al trabajo de las cuatro aprendices de historiadoras.
Hoy, a las 11, en el salón Amarillo de la comuna se dará a conocer este resultado y los restantes que siguen en orden de mérito, toda vez que el certamen tuvo también un capítulo dedicado a “Historiadores mendocinos”, que ganó el Cens N° 3-404.
La propiedad evaluada por las alumnas del Magisterio, donde ahora vive el doctor Emir Charif y su familia, nos conduce a una Mendoza de los años ’30, y a una parte de la ciudad, caracterizada por descampados, chacras y fincas. Por ejemplo, el hoy barrio Cano no existía y allí había un generoso basural.
El trabajo de las alumnas rescata el contexto de la zona, con el antiguo Tapón Moyano (hoy Jorge Adolfo Calle), algunos edificios antiguos de las proximidades, como el Ejército Argentino, la Penitenciaría y el Liceo Militar Espejo.
También revela el esplendor y el ocaso de un grupo de inmigrantes, los Cantú, situación que se repitió cientos de veces en el devenir del tiempo con los extranjeros que llegaban al país.
El origen del clan en suelo cuyano es Ambrosio Cantú, nacido en Milán (Italia). En Mendoza se dedicó a la vitivinicultura, formando familia con María Bonfante, unión de la que nacieron 7 hijos. El menor de los vástagos, Pablo Ambrosio fue quien levantó el inmueble junto al Jarillal. “La construcción de la casa familiar no respondió a un proyecto definido, sino por el contrario fue gestándose sobre la marcha y al gusto del propietario”, sostienen las estudiantes en la fundamentación de su trabajo. Se empezó a hacer en 1936, y prácticamente finalizó en 1948.
La casona era el centro de la actividad comercial, porque estaba rodeada de viñas, no sólo de uvas para vino sino de mesa. Éstas se embalaban en un galpón próximo y utilizando mano de obra del cercano barrio San Martín. Pasaron los años y tras la muerte del constructor, las ganancias de la producción bajaron y los herederos modificaron sus actividades. En una época la casa fue alquilada para salón de fiestas y luego un empresario gastronómico abrió allí un lujoso restaurante.
Las colegialas rastrearon los últimos pasos del inmueble. En abril de 1999 salió a remate, debido a deudas bancarias. La familia Cantú pierde la titularidad de la residencia, que pasa a manos del actual ocupante (Emir Charif). “Pasaba de haber sido una casona multifamiliar, a una casa moderna, amplia, con elementos tecnológicos de punta”.
La ex casa Cantú cubre una superficie total de 2.249 m2. Al ingresar por Boulogne Sur Mer tiene la apariencia de ser de una planta. En realidad son dos, fruto del desnivel pronunciado del terreno. En su origen el acceso principal era por el lateral sur.
En el jardín había un camino para vehículos que rodeaba la casa, una serie de galpones donde se encajonaba la uva y se guardaban las bombas para combatir el granizo.
 
Bien para conservar
Las cuatro amigas ocuparon casi dos meses para elaborar un minucioso informe, que resultó elegido como el mejor por el jurado del municipio.
Contaron con el asesoramiento de la profesora de Letras y estudiosa del patrimonio cultural, Nélida Estela Crivelli de Calcagno. El proyecto fue ideado por el periodista René Puig.
En las conclusiones de la investigación, que ahora formará parte del acervo de historias de la ciudad, las estudiantes sostienen que “por ser portadora de un mensaje de una familia de inmigrantes” y “por haber sufrido un mínimo de modificaciones desde su aspecto original, la casa Cantú reúne condiciones para ser incluida entre los bienes declarados patrimonio cultural de los mendocinos”.
Miguel Títiro - titiro@lanet.com.ar

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