Así lo dispuso una numerosa asamblea de alumnos, que determinó desalojar el edificio por 194 votos contra 168.
Un vocero de la reunión, Sergio Cancio, sostuvo que el alumnado aprobó cesar la toma, pero continuar con el reclamo de determinados puntos, los que se harán valer ante el Consejo Directivo de la facultad, que se reunirá el viernes.
Tras ese encuentro y en función de las respuestas que se reciban, se decidirá el plan de lucha, aunque no parece posible una nueva ocupación. También los jóvenes estarán atentos a las decisiones que tome el Consejo Superior de la Universidad.
Algunas de las reivindicaciones son: triplicar las becas, mayor participación de los alumnos en los planes de estudio, eliminar el ingreso irrestricto y el régimen promocional del cursado de las carreras y por ende, la obligatoriedad de la asistencia a ese cursado.
Otros alumnos, como Esteban Córdoba, que opinaban que la toma de la sede no era la única herramienta, afirmaron que todo lo ocurrido fue “una enseñanza, porque para fijar nuestros puntos de vista, tuvimos que aprender y ser partes del proceso de participación de las asambleas, cuyo desenvolvimiento tendría que estar mejor reglamentado”.
El decano Adolfo Cueto recibió anoche mismo las instalaciones y dispuso que hoy habrá actividad normal en la facultad, ya que a su juicio se perdieron muchos días de clase, tres congresos y diversas actividades, entre ellas muchas de posgrado. Anoche mismo, los ordenanzas se encontraban adecuando los ambientes de la facultad, para que en la fecha se reanude el trabajo habitual, previéndose para el sábado una desinfección general del inmueble.
Por otra parte, Cueto negó terminantemente haber presionado al cuerpo docente y al personal de apoyo académico para volver a sus puestos, como sostuvo un sector del estudiantado, que lo hizo saber a través de un pizarrón colocado en el ingreso del edificio. También consideró viable colocar el nombre de Susana Bermejillo a un salón de grado, en recuerdo de una estudiante que fue asesinada durante el gobierno militar de los años ’70.
También en cuanto a los reclamos de los alumnos, luego de lamentar que no se haya empezado por el diálogo, sostuvo que de inmediato se reestructurará el calendario académico, ya que hay materias del segundo semestre que aún no empezaron a dictarse, como consecuencia del paro y la posterior ocupación.
Además se correrán en dos semanas las mesas de exámenes de setiembre. Sobre otras aspiraciones de los alumnos, puntualizó que el organismo de conducción de la casa de estudios es el que deberá expedirse. “Hubiéramos deseado dialogar primero, para ver qué se podía acordar”, resumió el decano.
Miguel Títiro titiro@lanet.com.ar