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Los Andes: Calefones solares diseñados por chicos

Los alumnos de tercero sexta del Martín Zapata valoran la energía solar, no sólo como una práctica de subsistencia para un futuro sino como una opción de vida natural en el presente. Por eso para aprobar la materia Microemprendimiento, en lugar de armar proyectos de compra y venta como otros cursos, optaron por fabricar calefones, ollas y secadores de fruta que funcionan gracias a la luz del sol.

14 de septiembre de 2004, 11:36.

El objetivo último que movilizó al grupo es social. Los 26 alumnos se propusieron como segundo paso dar charlas a familias de zonas rurales, para indicarles los beneficios y enseñarles a construir sus propios artefactos.

La primera visita será a la escuela José María Gutiérrez, de Lavalle, entidad apadrinada por el Martín Zapata.

“Buscamos materiales que se pudieran reciclar, para que el factor costos no resultara un impedimento”, explicó Marcelo Corvalán. Así, convirtieron una caja de cartón y telgopor -pintada de blanco y forrada con papel metalizado en su interior- en un calefón solar, donde el agua puede alcanzar hasta 70 grados de temperatura. En este recipiente se colocan botellas de plástico pintadas de negro mate. De la cantidad de estos envases llenos de agua depende la capacidad del termo.

Gemma, una de las alumnas que participaron del proyecto, explicó que se basaron en los tres principios de la energía solar para crear estos mecanismos: “el negro absorbente, el efecto invernadero y el aislamiento”.

Los chicos recibieron asesoramiento de los especialistas del Laboratorio de Ambiente Humano y Vivienda del Cricyt y ahora quieren ser ellos quienes ayuden al resto de la sociedad a avanzar en esta temática. Hasta ofrecen su tiempo a los curiosos que deseen acercarse por el colegio -en Pedro Molina y Perú, de Ciudad- para despejar dudas.

Con estos diseños las familias también pueden probar suerte con microemprendimientos propios. Entre la exposición de artefactos se destaca una heladera vieja de la que sobresale una chimenea metálica, a la que los estudiantes presentan como la “secadora de frutas”.

El viejo refrigerador ya no tiene motor y del hueco se prolonga un cubo cubierto de nylon donde descansan una piedras pintadas de negro. Los jóvenes se apresuran a explicar qué significa este aparato informe: “El sol es capturado por las piedras y conservado gracias al efecto invernadero, después ingresa al interior y allí la fruta está dispuesta sobre bandejas. En un plazo máximo de tres días, tenés fruta disecada”, concluye Marcelo Corvalán.

Este tipo de calefones, ollas brujas (cajas herméticas) y secadores son ideales en regiones donde no hay gas natural, en zonas desérticas o en hogares de bajos recursos. “Son fáciles de armar y permiten aprovechar el sol, que en un provincia como la nuestra está presente en 340 de los 365 días del año”, explicó Ximena Martinelli, ya una avezada seguidora del desarrollo autosustentable.

La buena nota que los chicos obtuvieron en la materia Microemprendimiento no responde sólo a su tarea de investigación y armado de los aparatos. A esto se sumó una logística de recolección de fondos, con la que el curso se aseguró la compra de los materiales y el viaje a Lavalle. Carlos Perlino contó que todos vendieron prendedores del colegio para subvencionar los costos.

A todo sol

Escuela: El comercial Martín Zapata. El proyecto fue elaborado por 26 alumnos de 3ero 6ta, en la materia Microemprendimiento.

Calefones o termos solares: calientan el agua a 70 grados centígrados, ideal para bañarse. Ollas brujas: sirven para cocinar los alimentos al sol.

Secadores de frutas: la capacidad del secado depende del tamaño de la heladera o caja. La fruta se seca sin estar expuesta a bacterias ni animales.

Principios básicos: Esta energía alternativa se logra en base a tres principios: el negro absorbente, el efecto invernadero y el aislamiento.

Objetivos del proyecto: generar artefactos de bajo costo que aprovechen la energía solar.

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