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Los Andes: Comenzaron a desmantelar las 54 vasijas vinarias de la ex bodega Giol

Desmantelar estos tanques llevará tiempo: 6 meses aproximadamente. Es que los especialistas deben desoldar una a una las chapas que componen cada una de las 54 vasijas vinarias de la ex Bodegas y Viñedos Giol.

01 de diciembre de 2005, 10:51.

La construcción de estas piletas tiene antecedentes polémicos que generaron en su momento más de un conflicto. Sobre todo debido al alto costo y poca utilidad: como no eran de acero inoxidable ni estaban revestidas con epoxi, nunca sirvieron para almacenar vino. Trataron de solucionarlo colocando chapas de acero en su interior, pero eran tan delgadas que tampoco se pudieron utilizar. (Ver aparte)
Tras la privatización de la empresa, en 1989, los tanques quedaron totalmente abandonados y luego de varios años de gestiones, los terrenos donde se encuentran fueron traspasados al municipio maipucino. En esta hectárea y media piensan construir un complejo universitario.
La tarea de retirar estos depósitos es costosa, ya que cada uno pesa 55 toneladas. Los operarios de la empresa mendocina Héctor Martín comenzaron ayer el trabajo de desguace. “Desoldamos panel por panel, compuesto por una chapa de acero de 1,50 x 6 metros. Luego cargamos el material y lo trasladaremos a Buenos Aires”, comentó uno de los trabajadores.
Entre los beneficios que traerá aparejado el retiro de estas pesadas estructuras, está el económico. Luego de los 6 meses de tareas, la comuna habrá recibido $ 846.000, de parte de la empresa a cargo de los trabajos.
Ricardo Blanco, jefe del Departamento de Obras Privadas de Maipú, comentó que el año pasado, cuando recibieron el terreno que fue cedido por la Provincia, comenzaron a trabajar en una licitación para el desarme y retiro de las vasijas. “Finalmente, el mes pasado adjudicamos la obra a la empresa Héctor Martín, que es de Mendoza. Fue la que presentó la mejor oferta, frente a otras 2 competidoras”.
El funcionario agregó que la adjudicataria ya hizo un depósito de 306.000 pesos y por cada vasija que desarme depositará 10.000 pesos a la comuna. Esto da un total de $ 846.000. Otra de las oferentes pagaba 500.000 y una tercera, 300.000 pesos. “Nos sorprendimos porque las tres superaron nuestro presupuesto, que era de $ 250.000”, acotó Blanco. Y agregó: “Tenemos entendido que ya tienen vendida las vasijas y, seguramente, el material no será comercializado como chatarra. Obviamente se convertirán en silos cerealeros, típicos de la Pampa Húmeda”.
Por esta razón es que los operarios trabajan con sumo cuidado en el desmontaje de las piezas, ya que deberán ser armadas luego en otro lugar. Cabe resaltar que hace unos años desguazaron 6 vasijas y 2 de ellas fueron rearmadas en la zona alcoholera del departamento, ubicada en el carril Gómez y el canal Pescara.
Cada vasija pesa alrededor de 55 toneladas y mide entre 15 y 18 metros, aproximadamente. Están ubicadas en un predio de 1,5 ha, entre los carriles Maza y Ozamis y las calles Herrero y Martínez. Allí se encontraba también la destilería de Giol, las oficinas y las gigantescas piletas de vino. Esto convirtió a Giol en la bodega más grande del mundo, según un lema de la firma de los años ´80.
Con nostalgia, Armando Giménez, del barrio La Colina, recuerda los años de oro de la empresa. “La mayoría de la gente que vive por aquí trabajaba en Giol, que era el orgullo del departamento y de la provincia. Lamentablemente las malas administraciones y el mal manejo destruyó esta industria que fue tan importante. El vino Toro se vendía en todo el país”.
En relación al futuro del terreno, Ricardo Blanco dijo que “el destino más firme para esta hectárea y media es convertirla en un centro educativo universitario”.
 
De los sueños de grandeza al abandono
Los tanques que conforman la vasija vinaria de Giol fueron adquiridos durante la administración del entonces interventor federal Antonio Cafiero, entre 1974 y 1975.
Era una época de un alto consumo de vino per cápita -se llegó a los 90 litros de vino anuales- pero paralelamente con crisis periódicas como consecuencia de la sobreproducción de uvas.
Giol, en su condición de bodega estatal, tenía a su cargo la regulación del mercado y, cuando sobraba vino, lo compraba para que no cayeran los precios.
Cafiero -quizás mal asesorado- adquirió tanques que no contaban con la calidad suficiente como para mantener el vino. De allí que nunca pudieron ser utilizados para el fin que se había buscado.
Francisco Guerrero - fguerrero@losandes.com.ar

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