Todo está listo y el ciclotrón, tal el nombre del equipo que guarda esa fortaleza, comenzó a funcionar. Después, su producción se sintetizará, pasará por el laboratorio y terminará siendo una “inyección”, que se aplicará a pacientes con enfermedades oncológicas, neurológicas y cardíacas. Todo esto ocurre en la Fundación Escuela de Medicina Nuclear (Fuesmen), un centro único en la Argentina y referente en América Latina.
Ciencia, tecnología, medicina, investigación y docencia al servicio de la salud, todo en uno. Esa característica marca la diferencia y hace que la Fuesmen, ubicada sobre la calle Garibaldi al 405, sea un centro único de alta complejidad. La institución, que se inauguró en 1991, es responsabilidad de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Universidad Nacional de Cuyo y el Gobierno de Mendoza (ver aparte).
Los servicios asistenciales que presta la Escuela comprenden las áreas de diagnóstico por imágenes, medicina nuclear y tratamiento radiante de enfermedades oncológicas. “El año pasado pasaron por la Escuela 60 mil pacientes, con y sin obra social. Le aseguramos a la comunidad la calidad invirtiendo en el recurso humano, haciendo docencia e investigación; ése ha sido nuestro éxito”, sostuvo el director de la Fuesmen, Valentín Ugarte.
¿Un ciclotrón?
En el ciclotrón se produce el átomo radiactivo, que después de ser sintetizado, terminará siendo un fármaco inyectable (ver infografía). Es el corazón del búnker.
“Este aparato es un acelerador de partículas. Se utilizan núcleos de hidrógeno, a los que les transfiere alta energía. Luego, se aceleran en una órbita circular utilizando campos magnéticos. Por último, estas partículas colisionan en un blanco, en este caso, es flúor. De este modo, se obtiene el flúor 18, que es radiactivo y se utiliza en los estudios médicos de alta complejidad”, explicó el presidente de la Fuesmen a cargo del Sistema de Producción de Radiofármacos, Enrique Noya.
El ciclotrón, por seguridad, necesita de una habitación blindada como la antes descripta. “Cualquier tipo de emisión radiactiva no sale al exterior. Funciona bajo condiciones especiales de presión (siempre por debajo de la atmosférica), de temperatura (siempre alrededor de los 18 grados), y de humedad ( inferior al 50 por ciento)”, detalló Noya. El aparato se puso en marcha en 1998, se trajo de Estados Unidos y costó 1,7 millón de dólares.
Una buena síntesis
Ahora, el isótopo radiactivo pasa por el proceso químico, que es considerado clave en toda la producción, ya que de allí va a salir el fármaco que llegará al paciente.
“La síntesis consiste en tomar el isótopo radiactivo que se produjo en el ciclotrón, que es líquido, y pegarlo a una molécula de glucosa. Ésta es asimilada por todos los tejidos del cuerpo, pero las células enfermas van a captar más glucosa, entonces nosotros vemos qué zona está afectada”, señaló el subgerente de la Escuela, Fernando Spigatin.
Finalmente, se obtuvo la inyección, la FDG o flúor desoxiglucosa, que se utilizará en pacientes para hacer la tomografía por emisión de positrones (PET). “Se inyecta al paciente y se lo deja relajar, mientras el fármaco es absorbido por las células del cuerpo. Luego, se lo lleva al tomógrafo y allí se toman las imágenes; los lugares en los que se visualizan manchas son los que más absorbieron glucosa y esto indica el sitio en el que están las células enfermas”, detalló el jefe médico del Centro PET Ciclotrón, Manuel Guirao.
Este estudio es uno de los métodos más avanzados de diagnóstico por imágenes para evaluar enfermedades oncológicas, neurológicas y cardíacas. “Estos exámenes suelen pedirse cuando la patología ya está avanzada, y en realidad debería ser al revés, ya que la alta tecnología va a permitir que el paciente tenga un diagnóstico preciso de su situación, el tratamiento va a ser más rápido, más exacto, con una mejor terapéutica, con mejor aprovechamiento de los recursos y con menos dolor”, graficó Guirao.
Radioterapia con simulación
En la Fuesmen también se realiza radioterapia oncológica con características especiales.
“Primero, el paciente debe pasar por una consulta de admisión, luego tiene que pedir un turno para la planificación del tratamiento y, después, se hace una simulación de la zona a irradiar”, explicó la oncóloga Carmen Castro.
La simulación consiste en trabajar con el paciente en un simulador radiográfico, que reproduce geométricamente el equipo de tratamiento. “Esto hace que nos aproximemos con mayor exactitud a la zona a irradiar y que antes de hacer el tratamiento localicemos bien la zona afectada”, señaló Castro.
Todo esto se produce en un marco de programa de calidad, que reúne los componentes clínicos y físicos.
Un centro único en la Argentina
La historia. El 1 de junio de 1991 se inauguró la Fundación Escuela de Medicina Nuclear. Se creó a partir de un proyecto interinstitucional entre la Comisión Nacional de Energía Atómica, la UNCuyo y el Gobierno de Mendoza. Durante el primer año atendió a 2 mil pacientes, en 2004 fueron 60 mil.
Objetivos. Brindar asistencia médica, formar recursos humanos y elaborar proyectos de investigación y desarrollo.
Instalaciones. Está ubicada sobre la calle Garibaldi 405, de Ciudad, tel. 4201615. Tiene una superficie de 3.600 metros cuadrados y está distribuida en 4 plantas.
Costo. Se invierten 7 millones de pesos por año para su funcionamiento.
Personal. Trabajan 110 personas entre físicos, ingenieros nucleares, matemáticos, químicos orgánicos, bioquímicos, médicos, técnicos, informáticos, administrativo y personal de apoyo.
Servicios. Hoy la Escuela brinda más de 35 servicios, divididos en diagnóstico por imágenes anatómicas, diagnóstico por imágenes metabólicas y terapias radiantes. Por ejemplo, en diagnóstico por imágenes se realizan: ecografía, mamografía, radiografía odontológica, endoscopía digestiva, tomografía axial computada, resonancia magnética nuclear y densitometría. En el área de medicina nuclear: tomografía por emisión de positrones, también se cuenta con dos cámara gamma (planar y tomográfica). La escuela tiene convenios con el Ministerio de Salud de la provincia, que garantiza los estudios para los pacientes sin recursos.
Un centro internacional. Es un centro de referencia para instituciones internacionales, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) envía profesionales a Mendoza para que se capaciten. En la Fuesmen se perfecciones profesionales de América Latina.
* Por Paola Bruno Foto: Walter Moreno